Habló la mujer que fue rescatada por los vecinos cuando su pareja, el arquero de Guaraní, Rodrigo Raúl Ríos, la sometía a una paliza e intentaba matarla.
Luego de la detención de uno de los arqueros del plantel de primera división del Club Guaraní Antonio Franco (GAF), Rodrigo Raúl Ríos de 30 años, su pareja, a quien llamaremos Marta para resguardar su identidad, habló con LVM y dio detalles de lo ocurrido en la casa de la madre del jugador de fútbol, en la Chacra 262 de Posadas.
Los sucesos de extrema violencia se desencadenaron ayer lunes poco antes del mediodía. Según relató la mujer víctima de violencia de género, “no es la primera vez que pasa esto; pero esta vez fue demasiado de terror”.
Marta, de 31 años, recordó que las situaciones de violencia se remontan hace dos años, apenas cuando se puso de novia con Ríos.
Todo empezó como “violencia verbal, estiradas de pelo, empujones, arrastramientos”, sostuvo la joven y añadió que “después ya empezó por cualquier tipo de cuestionamientos o cualquier cosa que a él lo molestara; empezaron los ahorcamientos, hasta el punto de ahorcarme y desvanecerme”, dijo la víctima a LVM.
Horror al mediodía
La pareja llevaba poco más de dos años de relación y desde un comienzo fue un tormento, siempre cargada de escenas de violencias, recuerda la víctima. Cambios de humor constantes y escenas de celos fueron las primeras alarmas.
Para la mañana del lunes 2 de mayo la pareja compartía un grato momento: “Fuimos a desayunar a la Axion, él estaba súper tranquilo y me recriminó y cambió el humor porque yo me pedí un café negro y no terminé de tomar, eso fue lo que le molestó”.
Marta recordó que tras salir de la estación de servicio se dirigieron a la casa Ríos, en donde él convive con su madre y con su abuela, para compartir un almuerzo familiar en la vivienda ubicada en inmediaciones al CAPS 2 de Abril, en la chacra 262.
“Yo tenía que cocinar en la casa de la abuela, él se fue a trabajar y yo me fui a comprar. Le mandé mensaje y le dije ‘¿qué te pasó?’ y me dice ‘ándate, no te quiero ver’ y me empezó a insultar”, sostuvo la joven sobre el momento en que se desencadenó el conflicto.
Sin comprender el enojo de su pareja, la mujer le preguntó: “‘¿Qué pasó?’, porque no entendía nada, pero él insistía. Entonces yo vuelvo rápido porque ya lo conozco y vuelvo a agarrar mis cosas. Él llega en la moto y me dice ‘vení vamos a hablar’”.
La joven no sospechó que algo pudiera suceder, ya que el arquero “en ese momento actuó tranquilo”, dijo a LVM y contó que sintió miedo recién “cuando trabó la puerta. Dije ‘no’. Ya sabía lo que me esperaba”.
Encerrada en la habitación del hombre al fondo de la casa de la abuela, comenzó el calvario de Marta.
“Me preguntó por unos mensajes, porque se había puesto celoso. Empezamos a hablar sobre ese tema y de la nada me encaja una piña y de un momento a otro me caigo y se me tira arriba y me empieza a pegar. Insultándome y arrastrándome por la pieza. Tiró todas mis cosas, mi mochila, mi termo, mi documento. Desparramó todo, como hace siempre”.
La víctima continúo relatando el instante de horror del que sobrevivió gracias a la intervención de algunos vecinos y transeúntes.
“Intenté abrir una ventana para pedir auxilio, pero él me tapa la boca y me pone contra el piso. No me deja hacer nada, me asfixia, me ahorca. Yo me saco y él estaba buscando mi celular. Ahí me pone contra una pared y me dice ‘te voy a matar, tengo una pala. Te voy a matar y te voy a enterrar, no me va temblar el pulso”, contó.
La mujer le imploró a su pareja que “por favor piense en su hija, que no haga nada”.
Según el testimonio de Marta, el agresor dejó de atacarla y aprovechó el momento “para juntar mis cosas que estaban desparramadas, él buscaba mi celular”.
Fue entonces cuando “destrabo la puerta y corro hacia el portón, a lo que yo me aferro del portón porque estaba cerrado y empiezo a pedir auxilio, auxilio. Me pareció eterno porque la gente me miraba y no sabía qué hacer”.
“Él me arrastraba hacia adentro y yo no me podía soltar, hasta que me soltó y me quería llevar a la pieza de vuelta, a encerrarme, a terminar lo que empezó”, pensó sobre lo que podría ocurrir si volvía al interior de la habitación.
Crudo relato
“Ahí vinieron las vecinas y unos hombres. No me soltaba, todos les decían ‘soltala flaco’. Yo me agarraba de la pata de la mesa del patio y él me decía ‘vamos adentro, te voy a lavar la cara’”.
“Yo le decía: ‘Vos me vas a matar. Yo te tengo miedo. Dejame ir’. Yo estaba aterrada y cuando él me estaba por meter adentro de la pieza de vuelta, entra un hombre y le empuja. No sé cómo fue, yo solo quería salir corriendo. Yo me zafo, corro hacia el costado del auto y él me agarra de vuelta. Ahí fue que entraron otros dos hombres y lo redujeron contra el libustrín que está en el patio”.
“Él agarró un fierro de metal, que es el del video, creo que es un cuadro de una bici. Yo salgo y me desplomo en la calle, estaba súper agitada, él me ahorcó todo el tiempo. Él vino corriendo de vuelta hacia mí”.
“Está saliendo de nuevo hacia mí y corrí hacia la esquina. Así todo, los hombres no pudieron con él. Él los sacó con el hierro. Era una fuerza tremenda la que tenía. Llamaron a la Policía, pero tardó un montón en venir, como 45 minutos. Él se encerró en su casa”.
“Las vecinas me llevaron hacia la esquina donde él no me viera. Me quedé en la vereda de mi vecina en la otra cuadra y esperamos a la ambulancia”.
Según confirmó la víctima a LVM, ella había realizado una denuncia y le otorgaron una orden de restricción contra Ríos por un hecho de violencia grave, hace un año. “Él me pidió perdón y volvimos”, recordó sobre el antecedente que ya tienen en la Justicia.
La causa
La investigación contra el arquero Ríos se encuentra en etapa de sumario policial. Se prevé que en las próximas horas las actuaciones sean elevadas a la Justicia y que el viernes el detenido pueda ser trasladado a comparecer ante las autoridades del caso.
En esa instancia, el implicado deberá designar abogado defensor y luego comparecerá en audiencia de declaración indagatoria.
Allí, tendrá la posibilidad de brindar su versión de los hechos o podrá optar por abstenerse de declarar, tal como lo ampara su derecho y sin que ese silencio le signifique presunción de culpabilidad alguna.
Preliminarmente, la causa se instruye como violencia familiar, lesiones leves y amenazas, aunque todo puede cambiar conforme al avance de la investigación. En el expediente interviene el Juzgado de Instrucción Siete de Posadas, a cargo del magistrado Miguel Mattos.
Por estas horas, la víctima teme lo que pueda pasar: “Yo tengo terror porque hubo un repudio social que se expandió por todos lados y enseguida se conoció quién era. No sé qué va a pasar con él en el club, en el trabajo. Si él llega a salir de acá a una semana va a salir con un odio hacia mí… Se va a tomar venganza. Él me amenazó de muerte a mí”.
Fuente, La Voz de Misiones.