https://youtu.be/7Pc7JUgC3gI
MIENTRAS BUSCA INGRESAR AL SISTEMA DE TRANSPORTE DE LA CIUDAD
El Grupo Z llevó adelante la emblemática empresa de la zona Centro de Misiones entre 2007 y 2016 + En Oberá hubo alrededor de 200 empleos directos, no prácticamente no hay ninguno + El recuerdo del mismo modus operandi con sus competidores en Posadas
OBERÁ. El servicio de transporte público de pasajeros de la ciudad de Oberá vive horas que podrían calificarse como históricas en medio de una licitación abierta por el intendente Pablo Hassan, que desde el ejecutivo municipal impulsa una renovación en el sistema, que incluye el llamado para la compulsa del servicio, actualmente en manos de la empresa local Capital del Monte.
De la licitación participarán seis firmas entre las que se destaca una, muy conocida por los obereños, que en el año 2016, terminó de desguazar Expreso Singer, una de las empresas de transporte de pasajeros más emblemáticas de Misiones y de Oberá en particular: Casimiro Zbikoski SA.
La empresa que explota actualmente los servicios urbanos de pasajeros en el área metropolitana de Posadas, que incluye a Garupá y Candelaria, adquirió los pliegos junto a otras, también de capitales misioneros: la propia Capital del Monte, Tipoka (que integra el holding de Zbikoski), Nexo Cono Sur, JAH SRL y Kenia SA.
El grupo Zbikoski ganó notoriedad entre la ciudadanía de Oberá cuando en 2007 adquirió Expreso Singer en una operación que según los medios misioneros, rondó los 2 millones de dólares. De este modo, comenzó una historia que para los obereño se convirtió en una pérdida que no solo afectó a su economía, sino también a su acervo cultural, cuando 9 años después, el ícono y modelo (Singer) pasó a manos del grupo Empresa Romero Sociedad Anónima (ERSA), de capitales correntinos.
Cuando Zbikoski adquirió Singer, la empresa contaba con un capital de más de 60 unidades y un plantel que rondaba las 300 personas, entre conductores, mecánicos y choferes. Además, explotaba líneas que unían a Misiones con Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Chaco, Corrientes y hasta un servicio regular con Porto Alegres, Brasil, ruta que actualmente explota Río Uruguay.
Además, en Oberá había dos predios donde la empresa realizaba las tareas de administración central, mantenimiento y lavado de los colectivos: la principal, ubicada sobre la avenida Ralf Singer, el fundador de la firma en el año 1936 y el lavadero, que funcionaba sobre la calle Chile y que según los vecinos, debido al estado de abandono en que se encuentra, se transformó en un aguantadero de delincuentes y viciosos.
Expreso Singer se convirtió en un ícono para los obereños y fue uno de los principales empleadores de la zona, tanto directa como indirectamente. Además de los empleados, Oberá tenía un circuito comercial en torno a la empresa, que potenciaba las ventas de los insumos propios de la actividad, como los neumáticos, repuestos y mantenimiento, hasta los pequeños negocios que ofrecían sus productos a los trabajadores.
“En Oberá no dejaron nada”
Marcelo Colman y Carlos Mulder son choferes de colectivos y vivieron la transición entre los antiguos dueños de Expreso Singer y la llegada de Casimiro Zbokiski a Oberá. Ambos coincidieron al describir el patrón seguido por los posadeños al momento de iniciar la administración de Singer.
“Al principio era todo lindo, era una novedad, trajeron coches nuevos, mejoraron un poco los salarios y estaban todos contentos. Primero re contrataron a todos los empleados para no tener que pagar sueldos con antigüedad pero a los dos o tres meses, los choferes más viejos comenzaron a ser hechados y reemplazados por otros de ellos, de Posadas. Todavía se ve a algunos de esos compañeros que se quedaron sin trabajo y se pusieron a manejar algún remise”, aseguró Colman.
Mulder recordó que los choferes que en ese momento se encontraban en condiciones de jubilarse, aprovecharon mientras que los demás, fueron reemplazados sin ningún tipo de criterio.
“La empresa buscaba gente nueva, no le importaba si eran buenos choferes o malos. Ellos tomaban gente nueva, nunca les importó la calidad del servicio, nunca le importó nada.
El chofer nuevo entraba sin convenio laboral, le pagaban cómo querían, cuánto querían y si te gustaba bien y si no te podías ir nomás, porque así como te ibas, ellos te decían que tenían una fila de choferes esperando afuera”, agregó.
Mulder señaló que otros trabajadores, por ejemplo mecánicos o gomeros, fueron obligados a comenzar a viajar todos los días hasta Posadas, ciudad base de los nuevos dueños de Singer, a donde fueron trasladados todos los talleres.
“Era difícil viajar todos los días para tomar servicio en Posadas, muy agotador para todos. La mayoría comenzó a dejar de trabajar justamente por eso, pareciera que los obligaron a renunciar”, afirmó.
El plantel de trabajadores de Expreso Singer llegó a tener alrededor de 300 personas de las cuales 200, eran de Oberá, es decir que con sus salarios, generaban un retorno económico para la ciudad que representaba un beneficio para toda la ciudad.
Desde la llegada de Casimiro Zbikoski SA, Oberá se quedó prácticamente sin ningún trabajador de Oberá, teniendo en cuenta que la base de operaciones se trasladó a Posadas, entre ellos los talleres de mantenimiento y los lavaderos.
“Ahora Singer tiene boleterías que están tercerizadas, por eso decimos que la empresa prácticamente no tiene trabajadores de Oberá, es lamentable por lo que significó la marca Expreso Singer para todos”, reconoció Colman.
Para los dos conductores, la llegada de Casimiro Zbokiski representó una nueva etapa para la ciudad de Oberá en la que, además de los trabajadores de Singer, perdieron todos, entre ellos, negocios, kioscos, gomerías, vendedores de cubiertas y de repuestos, entre otros.
“Había negocios que trabajaban con el personal. El trabajador iba y compraba y eso se fue terminando de a poco. Si hoy ustedes pueden ver lo que sos los edificios que quedaron, totalmente abandonados. Hoy acá por calle Chile, tenemos el lavader que está totalmente con maleza. Ya hubo dos incendios y nadie se hizo cargo”, lamentó Mulder.
Para finalizar, ambos choferes recordaron que la ciudad de Oberá conoce las consecuencias de la llegada de Casimiro Zbikoski a la ciudad. “Quedó mucha gente sin trabajo. La plata que se hizo acá nunca quedó, siempre se la llevaron para otro lado, por eso hay que tener cuidado”, advirtieron.
https://www.youtube.com/watch?v=PFvshxbgNEQ
Enemiga de las empresas misioneras
La firma Casimiro Zbikoski se convirtió en una verdadera máquina de devorar a sus colegas de la competencia. Con su base principal en Posadas, el grupo adquirió y se quedó con varias líneas de colectivos que explotaban otras empresas con una mecánica que, mediante el apoyo político de los diferentes dirigentes que administraron la capital provincial en los últimos años, le permitió convertirse en la principal beneficiada del negocio.
La voracidad de Zbikoski comenzó en los años 90, cuando de a poco y con un trabajo sistemático y constante, concentró la mayor parte de las líneas que prestan el servicio.
Una de sus primeras víctimas fue la empresa Transporte Villa Urquiza, que explotaba la línea 12 y pertenecía a las familias Núñez y Wandscher. Actualmente, Tipoka, una de las subsidiarias de Don Casimiro explota el servicio con itinerarios que recorren gran parte de Posadas.
Otra empresa que desapareció durante los años 90 fue General Urquiza, que pertenecía al empresario José Basaraba y tenía a su cargo la línea 22. Ese servicio directamente dejó de existir.
La historia se repitió con la firma El Gran Capitán, de la familia Brys, quien en un momento llegó a explotar cuatro líneas en Posadas: el 14, el 15, el 16 y el 21. Las líneas 14 y 16 pasaron a manos de la empresa Bencivenga mientras que el 15 y el 21 se encuentran en manos de Tipoka y fueron reconvertidas por el municipio en las líneas 05 y 07, dentro del Sistema Integrado de Transporte Metropolitano (SITM).
La misma Tipoka, también se quedó con la línea 24, que pertenecía a la empresa Blanco Hermanos y que hoy es la línea 08 dentro del esquema del SITM.
Otra víctima de Don Casimiro fue la empresa General Belgrano, concesionaria de la línea 13, cuya dueña, familia Muniagurria, soportó durante algunos años pero terminó cediendo sus itinerarios a fines de los años 90.
La última víctima, al menos hasta ahora, de Casimiro Zbikoski es la empresa General San Martín, quien durante los años 2000, terminó por ceder sus recorridos de las líneas 7 y 10. Ambas pasaron a formar parte de Don Casimiro y Nuestra Señora del Rosario, otra firma del mismo holding.
Debe estar conectado para enviar un comentario.