Miah Cerrillo, de solo 11 años, es una de las sobrevivientes de la masacre de Texas, Estados Unidos, en donde un joven de 18 ingresó a una escuela a los tiros y mató a 21 personas.
A pocos días del hecho, comenzaron a conocerse detalles aterradores. Cerrillo fue testigo de cómo murieron algunos de sus compañeros y maestras y contó incluso que se hizo pasar por muerta para protegerse. Según dijo en una entrevista con la cadena CNN, se pintó con la sangre de un compañero en caso de que el atacante regresara y la viera.
Miah contó que en el aula estaban viendo la película Lilo y Stitch cuando el agresor se metió en el colegio armado. Las maestras Eva Mireles e Irma García se enteraron y quisieron cerrar la puerta con llave, pero Salvador Ramos, el tirador, ya estaba ahí.
Según dijo Miah, el atacante disparó por la ventana de la puerta. Ramos luego entró, miró a los ojos a uno de los docentes, dijo “buenas noches” y le disparó.
Luego, Ramos disparó a la otra maestra y a compañeros de Miah. Fragmentos de bala la rozaron en su cabeza y en sus hombros, por lo que luego debió recibir asistencia médica.
Miah contó que el atacante entró luego en una sala vecina, donde también hubo gritos y disparos. Después se escuchó música.
La niña contó al programa New Day, de CNN que temía que el agresor regresara, por lo que usó la sangre de un compañero que yacía a su lado para untarse y pasar ella misma por muerta, en el caso de que Ramos volviera. Así estuvo casi tres horas, según recuerda.
Con uno de sus amigos llamó al 911, usando el teléfono de una de las maestras. “Por favor, envíe ayuda porque estamos en problemas”, dijeron al auricular.