Después de haber sido detenido el viernes de la semana pasada cuando estaba tarefeando en un yerbal de la localidad de San Vicente y desde entonces permanecer incomunicado, hoy fue llevado a los estados judiciales Andrés «Koki» T. (24), único sospechoso en la causa que investiga la desaparición y muerte de Josías Ezequiel Galeano (15) en Oberá.
El acusado llegó poco después de las 8 de la mañana al Juzgado de Instrucción Dos, cuyo titular es el juez Horacio Alarcón. Sobre el mediodía designó a un defensor oficial y luego se retiró bajo fuerte custodia de la División Infantería de la Unidad Regional II.
En lo que hace a su indagatoria, fuentes judiciales informaron a El Territorio que la audiencia será mañana. Entonces el sospechoso escuchará la acusación, los elementos de prueba que lo relacionan con el hecho y decidirá si declara o se abstiene de hacerlo.
De acuerdo a la hipótesis abonada por la Policía de Misiones, el tarefero habría sido visto con Josías en los días posteriores a la desaparición y es por eso que paralelo a la búsqueda se ordenó detenerlo, incluyéndolo directamente en la pesquisa.
Pocas horas después de ese mismo viernes 3 de junio, una patrulla de uniformados detectó en una zona de bañados ubicada entre los barrios Norte, 180 Viviendas y San Miguel, un cadáver en avanzado estado de descomposición que en horas posteriores se confirmó por los tatuajes, que era de Josías.
Si bien en un primer momento circularon versiones periodísticas dando cuenta que el propio detenido había confesaro la autoría del crimen e incluso lanzado una serie de datos que permitieron localizar el cuerpo, el comisario inspector Rubén Darío Duarte, jefe de la Unidad Regional II, lo desmintió rotundamente: «Nosotros no tomamos declaración a los detenidos. Tampoco señaló el lugar donde estaba el cuerpo. Está incomunicado», remarcó.
Sobre el lugar donde se halló del cadáver de Josías y las suspicacias en relación a que fue en una zona cercana a la Seccional Quinta donde se hicieron constantes rastrillajes con centenares de efectivos y perros entrenados, el jefe policial indicó que «se había rastrillado pero en las inmediaciones, no en ese lugar precisamente».
Escena del crimen
El lugar exacto donde se encontró el cadáver de Josías tiene un acceso por calle Balcarce, a la altura de un conocido aserradero ubicado en el barrio 180 Viviendas de Villa Stemberg, desde donde se ingresa a camino terrado en pendiente que desemboca en una chacra.
Si bien se trata de un predio privado, el lugar está cruzado por trillos que conectan con los barrio San Miguel y Prosol. Se destaca una olería, de la cual a unos 25 metros se encuentra el bañado donde estaba el cuerpo del menor.
Es un área distante a ocho cuadras de la Seccional Quinta, sector ampliamente rastrillado por cientos de efectivos que se ocuparon de la búsqueda durante más de un mes, siempre de acuerdo a los informes emitidos por la Unidad Regional II y Policía de Misiones.
La olería está activa y el trajinar de personas por la zona es intenso. A metros hay un potrero que en las tardes se convierte en cancha de fútbol y algunas mujeres utilizan para lavar ropa el arroyo que cruza la zona.
A una distancia de entre 50 y 80 metros del bañado se erigen tres casas, cuyos habitantes se mostraron tan sorprendidos como conmocionados por el hallazgo del cadáver.
La brutalidad del caso, como también las suspicacias que desde un primer momento expresó la madre de la víctima, Carolina Ramírez, quien denunció que antes de su desaparición el menor fue objeto de maltrato policial, mantienen en vilo a la comunidad obereña.
Hasta el momento no se sabe la causa de muerte en razón de que no se pudo determinar con la autopsia, y se presume por el estado del cuerpo (algunas áreas esqueléticas) que la data de muerte es de entre 20 y 25 días.
La mamá del menor, al momento de reconocer a su hijo en la morgue detectó algunas marcas que para ella serían compatibles con golpes y cortes, por lo que solicitó una nueva autopsia a cargo de peritos de parte.