El padre está preso y la madre de las víctimas inició una relación con un condenado por violar a tres hijas. Una nueva denuncia alertó sobre el estado de sus cuatro hijos menores
En todo momento el acusado insistió en su inocencia, al tiempo que la declaración de su hija en Cámara Gesell no fue concluyente. En consecuencia, en un momento del proceso la defensa de J. C. (44) logró la excarcelación, resolución que luego fue revertida por un estudio genético que corroboró la acusación por abuso sexual agravado por el vínculo.
Las muestras de ADN confirmaron que el imputado embarazó a su propia hija -producto de lo cual nació una niña-, tras lo cual el Juzgado de Instrucción Dos de Oberá le dictó la prisión preventiva.
Actualmente el implicado se halla alojado en la Unidad Penal VIII de Cerro Azul a la espera del juicio oral ante el Tribunal Penal Uno de Oberá.
Ante la consulta de El Territorio, un vocero del caso comentó que por lo irrefutable de la prueba la defensa del acusado anticipó que el monto de la pena se decidirá en juicio abreviado, es decir que reconocerá los cargos con el objetivo de atenuar en algo la condena.
El abuso y embarazado de la menor, quien dio a luz a los 15 años, se produjo en la localidad de Panambí y salió a la luz gracias a la intervención de personal del Centro de Atención Primaria de la Salud (Caps).
Pero la historia no concluyó con la detención de progenitor, sino que meses más tarde un hermano de la víctima también fue apresado por violar a su hermanita de 10 años, según datos aportados por la adolescente de 15.
El segundo acusado fue identificado como H. C. (23), quien fue alojado en la comisaría de Los Helechos, donde durante varios meses compartió celda con su padre.
Para completar un cuadro aberrante, la madre de las víctimas mantiene una relación sentimental con un hombre alojado en la cárcel de Oberá que purga una condena de 15 años por abuso sexual en perjuicio de tres hijas.
Acusación y derivaciones
La primera denuncia fue radicada en agosto del 2020 por personal de Salud Pública que atendió a la menor (entonces de 14 años) que acudió a una consulta donde constataron que se hallaba embarazada.
Ante las preguntas de rigor, la jovencita se puso nerviosa, entró en contradicciones y comenzó a llorar. Fue así que siguiendo el protocolo una profesional del Caps radicó la correspondiente denuncia ante la comisaría local para que se investigue el abuso. Restaba hallar al culpable.
Las primeras averiguaciones apuntaron al padre, aunque la víctima se notaba temerosa y evidenció reparos en la acusación.
Incluso su declaración en Cámara Gesell no resultó concluyente, aunque la profesional a cargo dejó constancia de la evidencia de presiones externas que condicionaron el relato de la menor.
Tampoco la madre aportó demasiado, más bien intentó de minimizar la grave acusación.
En este contexto, a mediados del año pasado el acusado fue beneficiado con la excarcelación, cuestión que resultó temporal, ya que un par de meses más tarde llegaron los estudios genéticos que confirmaron la paternidad de la beba que tuvo su hija, lo que no hizo más que ratificar la imputación y se ordenó su inmediata detención.
En la instrucción se determinó que los abusos fueron reiterados y se prolongaron al menos durante dos años.
El jornalero está imputado por abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y resistencia a la autoridad. Luego del dictado de prisión preventiva, el 16 de noviembre del año pasado fue ingresado a la UP VIII de Cerro Azul, donde aguarda la condena que podría llegar hasta los 20 años de prisión.
En tanto, meses antes había compartido una celda en la comisaría de Los Helechos con su hijo de 23 años, quien a partir de la declaración de la nena más grande fue acusado de violar a su hermanita de 10.
Nueva denuncia
Luego de la detención de su concubino por el abuso sexual en perjuicio de su hija mayor, la progenitora inició una relación sentimental con un condenado a 15 años de cárcel por violar a sus tres hijas. Un dato que no pasó desapercibido para los familiares, claro indicio de la naturalización de un delito aberrante.
En este marco, cobra relevancia una nueva denuncia radicada el pasado 9 de mayo por una sobrina de la mujer que alertó sobre el cuadro de extrema vulnerabilidad que estarían padeciendo sus cuatro hijos menores.
Se trata de tres nenas y un varón que ni siquiera estarían escolarizados y saldrían a mendigar para comer, como asentó en su denuncia.
Las niñas tienen 12, 8 y 3 años, y el nene de 11. La pequeña de 12 ya fue víctima de su propio hermano de 23, causa por la que fue denunciado y detenido.
“Estamos muy preocupados por los chicos porque ella está de novia con un hombre que está preso en Oberá y viaja varias veces por semana para llevarle mercadería y estar con él, mientras tanto los chicos quedan solos y salen a pedir comida. La nena de 12 contó que la madre ya le dijo que dentro de poco se tiene que ir a vivir con un hombre porque ella no la puede tener más, que ya es grande”, alertó la denunciante.
Incluso, mencionó que antes de que su marido fuera detenido hubo ciertas evidencias que hacían sospechar de los abusos intrafamiliares luego confirmados, aunque la progenitora los habría subestimado.
“Cuando se confirmó que la nena más grande estaba embarazada del padre, la madre lo único que dijo fue que eso es normal porque ella también tuvo un hijo de su papá”, aseguró la joven que radicó la reciente denuncia alertando sobre el estado de abandono de sus primos menores.
Intervención judicial
Luego de la denuncia del pasado 9 de mayo, donde se puso en conocimiento de las autoridades el presunto estado de abandono de cuatro menores, el juez de Familia de Oberá, José Gabriel Moreira, emitió un oficio a la Municipalidad de Panambí para que “realice un amplio informe socio ambiental e informen al juzgado en el plazo de diez días sobre la situación familiar y psicosocial de sus integrantes”.
Dicha requisitoria fue emitida el 26 de mayo y cita que los asistentes sociales deberán informar inmediatamente a las autoridades en caso de constatar situaciones de violencia o maltrato por parte de los responsables legales de los menores.
“Los chicos ni siquiera van a la escuela y la madre no los cuida. Son criaturas que tienen que mendigar para comer y los antecedentes de abuso intrafamiliar son gravísimos. Para colmo, la mamá minimizó los abusos porque ella dice que su papá le hizo lo mismo y así tuvo a su primer hijo. Una cosa es que ella lo naturalice, pero la Policía y la Justicia tienen la obligación de investigar y velar por los chicos”, subrayaron.
Fuente, El Territorio.