Santiago Marino le ordenaba a Marcos Duette, jefe del Escuadrón de Oberá, traslados e incautaciones. La carencia de controles derivó en una zona liberada.
La conversación de aquel día de julio del 2020 se desarrolló al principio en torno a una camioneta de alta gama, que ronda los siete millones de pesos según páginas oficiales. Los interlocutores eran el entonces jefe del Escuadrón de Gendarmería en Oberá, Marcos Antonio Duette (50), y Santiago Marino (54), dueño de un complejo turístico sobre la ruta costera 2 y señalado como el verdadero rey de la soja en Misiones.
Marcos Duette: A veces soñar no cuesta nada. O si no con una casita junto al río me conformo. // Santiago Marino: Eso es un hecho. La casita junto al río.
// MD: En serio me hacés ilusionar, Santiago.
// SM: Eso no es ilusión, amigo. Es una realidad.
Esta charla es una de las muchas de las pruebas que hay contra ambos en la investigación que llevó adelante la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y el Juzgado Federal de Oberá por el contrabando de granos a Brasil. Como informó este medio el fin de semana, el juez Alejandro Marcos Gallandat Luzuriaga le notificó el procesamiento a los once implicados el último jueves.
Para los investigadores esa casita en el río -el complejo de Marino había lanzado un loteo esa semana- no era un regalo, sino una retribución por los servicios prestados para que el multimillonario negocio prosperara. También se supo que el empresario le dio cubiertas nuevas para su vehículo en otra oportunidad y contrató a su hijo para que trabaje en el emprendimiento.
Se tratan de evidencias contundentes de la escandalosa conducta del funcionario público, a quien algunos investigadores señalan como el más comprometido después de Marino, quien está imputado como jefe de la organización ilícita, tal y como se viene informando. “En su teléfono se encontraron conversaciones con casi todos los imputados”, dijo una persona con acceso a la investigación.
Incluso se reveló que Duette tenía en su computadora informes de inteligencia en los que se detallaba sobre la operatoria del contrabando de soja y señalaba a Marino como el principal involucrado. Obviamente los ignoró.
Según pudo reconstruir en base a documentación que obra en el expediente, Duette, uno de los jefes más importantes de la fuerza federal en Misiones, respondía a Marino. Era su subordinado en la organización y se encargaba de cumplir a todas las demandas para que el empresario cordobés no tuviera inconvenientes en el transporte de su mercadería.
En varias oportunidades quedó de manifiesto su obsecuencia cuando le preguntaba si estaba todo bien y ante la respuesta le decía, “si vos estás tranquilo yo estoy bien”. En una ocasión, sabiendo que Marino estaba sin luz en su casa, se puso a disposición para lo que necesitara.
La Justicia considera que para el éxito de la maniobra Duette se encargó de liberar las rutas nacional 14 y la costera 2, dejando solamente un control fijo en el ingreso a Guaraní. De esta forma, se aseguraba que los camiones circulen sin inconvenientes, con lo que implica una “zona liberada” en una provincia como Misiones: no se controlaba la soja, pero tampoco cualquier otra actividad de contrabando o narcotráfico.
En tanto, si un camión era detenido, el comandante se comunicaba directamente y ordenaba que se libere el vehículo sin notificar a autoridades judiciales o tributarias. Algunos efectivos de la fuerza declararon en sede judicial que fueron trasladados arbitrariamente luego de hacer procedimientos de este tipo.
Incluso, Marino le ordenaba que tenía que detener e incautar cargas que no le pertenecían. Se reproducen en las conversaciones que le enviaba las patentes de los vehículos y el comandante procedía. También fueron solicitadas reuniones con otros jefes de la fuerza y la liberación de tres tractores traídos de Brasil de forma ilegal -que le valió un traslado al funcionario a cargo-.
Pese a que Marino se mostró dispuesto a pagar 300.000 pesos para recuperar esos vehículos, la autoridad de GNA no pudo responderle debido a que ya estaba todo judicializado.
Marino también determinaba, aunque no de forma directa, a dónde quería a efectivos de confianza. Hace dos años le dijo al jefe del Escuadrón IX: “Te consulto, tenés la posibilidad de dejar a xxxx – el nombre se preserva- en San Vicente. Entendió rápido la consigna”, a lo que el comandante de GNA le contestó: “Sí, tengo que planificar eso, pero sí”.
En otra oportunidad le reclamó “me moviste a mi pollo de San Vicente”, a lo que el gendarme le contestó que habían sido “órdenes de arriba”.
El guardaespaldas Gómez
Entre estas diagramaciones ordenadas por Marino también quedó develado el accionar de otro de los imputados, el sargento de Gendarmería Ricardo Fabián Gómez (47). Gómez tenía un rol transversal en la logística, ya que era un nexo con Duette y los sojeros, y también se lo ubica siendo puntero de cargamentos.
Sin embargo, su principal función era ser chofer y guardaespaldas de Santiago Marino, lo que permite intuir que estuvo presente en muchas transacciones y supervisiones del principal implicado. “Mirá, la próxima vez que me amenazás, yo te voy a mandar al frente con todo con todo lo que sé, vamos a ver quién va a perder más”, le dijo el año pasado Gómez a Marino tras una pelea.
El vínculo empezó en mayo del 2020, tras un pedido del cordobés a Duette: “Necesito más tiempo a mi guardaespaldas y hombre de confianza que es Ricardo, será que podés acomodar una tarea más tranqui ahí en su trabajo para nos sea útil el trabajo cada vez que necesitemos”.
“Sí, Santiago, no hay drama para eso estoy”, fue la respuesta del comandante.
Las proyecciones y ambiciones del jefe de la fuerza federal eran muy grandes, tal y como quedó en evidencia en la conversación que a continuación se reproduce:
Santiago Marino: Recién volví de Aurora, desde anoche mucho trabajo por suerte.
Marcos Duette: Estuviste haciendo negocios.
SM: Sí, sí, haciendo buenos negocios, por suerte Ricardo me pudo acompañar.
MD: Muy bien. El próximo inversor yo.
SM: Sííí´, vamos a hacer buenos negocios.
MD: Y a fin de año Parííííísss.
En cifras
$2.000millones
En 2021 el perjuicio fiscal por el contrabando de soja se estimó en $480.677.034,36 (IVA) y $1.605.256.781,20 (Impuesto a las Ganancias).
Fuente, El Territorio.