Se comprobó que esta especie que crece en la madera degrada la nicotina, baja la toxicidad y les quita el olor característico. El objetivo es reducir el impacto ambiental.
Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud titulado Tabaco: envenenando nuestro planeta (Tobacco: Poisoning our planet, originalmente) visibilizó que la industria tabacalera le cuesta al mundo cada año más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200 mil hectáreas de tierra y 22 mil millones de toneladas de agua, y genera 84 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Con el objetivo de contribuir en la lucha contra la contaminación, la bióloga e investigadora del Conicet, Pilar Núñez (30), lleva adelante un trabajo en el que comprobó la eficacia de hongos misioneros para reducir y quitar la toxicidad de las colillas de cigarrillo.
Es que los desechos del pucho son inmensos y todo el daño que puede llegar a hacer a la salud es consecuencia también de todos los perjuicios que se ocasionan en el medioambiente.
La tarea comenzó en 2017 cuando una ONG ambientalista se acercó a ella con la inquietud por la cantidad de colillas de cigarrillo que llegaban a la playa y luego iban a parar al mar.
“La colilla es una gran esponja que tiene todo lo tóxico concentrado y si cae a una fuente de agua se queda liberando ahí todas esas cosas. Como en el laboratorio hacemos bioremediación me pregunté si podíamos hacer algo con eso”, contó la profesional que desempeña su labor en el Laboratorio de Micología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En esa misma línea, añadió: “Hicimos unas pruebas preliminares y vimos que algunos hongos -no todos- sobrevivían en el material y quitaban el olor, eso ya nos llamó mucho la atención”. El objetivo es también poder reutilizar luego el material, ya que tiene diversos usos en la industria: desde pulpa para papel hasta relleno de placas aislantes en la construcción.
Eso le sirvió para diseñar lo que está siendo su tesis doctoral y la búsqueda de hongos la trajo a Misiones donde realizó las extracciones en reservas y parques provinciales. Aquí jugó un rol fundamental el Instituto Misionero de Biodiversidad (Imibio), que se encuentra en Puerto Iguazú, desde donde se gestionaron todos los permisos para poder hacer la recolección.
Núñez explicó que los hongos que recolectó fueron del grupo basidiomycetes, los típicos que crecen en la madera, “por el tipo de material que íbamos a trabajar, que es el acetato de celulosa, nos servían los de ese tipo”.
Así, estuvo en dos oportunidades estuvo en la tierra colorada, en verano e invierno, para obtener diferentes especies. “Juntamos los materiales y en el laboratorio del Imibio hicimos el aislamiento para quedarnos sólo con los hongos que íbamos a trabajar y la determinación”, explicó Núñez.
«El proceso de selección lo hicimos en un período bastante largo y no todas la cepas llegaron hasta la recta final, pero la idea era encontrar algo que funcionara para detoxificar y para eso hay que testearlo. Es decir, verificar qué tan tóxica es esa colilla después del tratamiento con el hongo», indicó.
El proyecto continúa con sus procesos que por el momento están teniendo resultados más que positivos, testeando la toxicidad de las colillas de cigarrillo tratadas con los hongos en distintos organismos vivos.
Así lo detalló: “Hicimos un testeo estandarizado con semillas para ver cómo le afectaba en la germinación. Me contacté luego con la gente de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), con Matías Butler, mi codirector, que es químico, vimos que los hongos con los que nos quedamos van degradando la nicotina”.
También en la Unsam, gracias a otra colega, probó la toxicidad en renacuajos y el material que se trató con los hongos no los mató, mientras que el que estaba sin tratar -a una concentración muy baja- había sido mortal para los renacuajos.
La licenciada en Ciencias Biológicas, destacó que si bien para los seres humanos la nicotina es subletal, sí es totalmente mortal para los insectos y los animales que viven en ríos y mares.
“El listado de tóxicos que tiene la colilla de cigarrillo es bastante largo, a grandes rasgos se puede nombrar todo lo asociado a la nicotina y los hidrocarburos aromáticos policíclicos, que son cancerígenos”, especificó.
Todas las pruebas realizadas hasta el momento fueron con resultados positivos ya que los hongos no solo degradan la nicotina, sino que la toxicidad baja enormemente y les quita el olor característico.
Sin embargo, antes de pensar en una etapa más masiva, es necesario -aseguró la profesional-, seguir haciendo más pruebas exhaustivas. “Ahora estamos en la etapa de asegurarnos de que el procedimiento realmente funciona, luego lo que sigue es adaptar lo que sería una planta piloto, pero a nivel laboratorio todavía antes de saltar a lo más grande”.
Los daños del filtro en detalle
Daña fuentes de agua
Las colillas de cigarrillos (concentran 7 mil sustancias tóxicas) son tiradas al piso. Cuando llueve, son arrastradas a las alcantarillas y de ahí pasan a contaminar ríos, lagos y mares.
Especies del mar
Los peces y animales pueden confundir las colillas con comida provocando muchas veces su muerte y alterando el ciclo ecológico.
Basura del mundo
Son la mayor causa de basura en el mundo. Contienen todas las sustancias tóxicas concentradas en el filtro y pueden tardar hasta 25 años en degradarse.
Incendios
Cada año se tiran alrededor de 5 trillones de colillas al suelo. Los cigarrillos mal apagados son una importante causa de incendios tanto forestales como en hogares en todo el mundo.
Fuente, EL territorio.
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