Matías Luciano Zielinski (23) comenzó a ser juzgado hoy por la muerte de Alberto Rubén Galeano (31) y las lesiones que sufrió Juan Báez (30), en un siniestro vial ocurrido en 2019. Los tres circulaban en un coche al mando del acusado que, en estado de ebriedad, terminó contra un colectivo urbano en Posadas.
Cabizbajo y con un rosario entre sus dedos. De esa manera Matías Luciano Zielinski (23) atravesó la primera jornada de debate oral que lo tiene en el banquillo de los acusados por el delito de homicidio culposo y lesiones culposas en concurso ideal.
Es que el domingo 24 de febrero de 2019, manejando alcoholizado (1.06 g/l) un automóvil al cual se había subido sin permiso del propietario, haciendo zig zag y a excesiva velocidad por la avenida Quaranta (casi San Martín) perdió el control y terminó contra un colectivo urbano que avanzaba en sentido contrario, es decir, hacia la estación de transferencia y en ese impacto, sus acompañantes se llevaron la peor parte: Alberto Rubén Galeano (31) murió en el acto y Juan Alejandro Báez (30) fue hospitalizado con graves lesiones.
Esta mañana -casi cuatro años después- comenzó a ser juzgado por un tribunal unipersonal cuya titular es la jueza Correccional y de Menores Uno de Posadas, Marcela Leiva.
Zielinski tiene a los abogados Sebastián González y Vicente Halfonso como defensores, en tanto que la parte acusatoria está representada por la fiscal Correccional y de Menores Uno, María Laura Álvarez, quien como cuestión preliminar solicitó a la magistrada a cargo del debate que se adjunte el informe de alcoholemia practicado al acusado en razón de que no aparece en ninguna foja del expediente.
Posterior a la lectura del auto de elevación a juicio que había sido formulado por la fiscal de Instrucción Amalia Spinnato, en el que se describieron los hechos y elementos de prueba, el acusado decidió abstenerse de declarar y mantuvo en todo momento los ojos pegados al suelo. En la sala, además de sus defensores, estuvo acompañado por la mamá y hermana.
Ya en la ronda de testimoniales, los más relevantes de la jornada fueron los del sobreviviente, Juan Báez; del propietario del Toyota Corolla con el que Zielinski protagonizó la tragedia, Rubén Eduardo Ramírez, y del chofer de la unidad de trasporte contra el que terminó chocando, Alejandro Branchesi. También un perito accidentológico brindó detalles de cómo fue la secuencia en base al trabajo que hicieron en la escena.
En ese contexto, si bien durante la instrucción Zielinski negó haber estado alcoholizado e incluso aseguró que no consumió bebidas alcohólicas -«No podía tomar porque me sacaron la muela de juicio días anteriores del accidente», había dicho- esta mañana el testigo Ramírez admitió que sí, que tomaron, primero en un boliche posadeño y después en el after hours de donde victimario y víctimas salieron con el coche.
«Me había recetado el médico dos pastillas, por lo cual no podía tomar bebidas alcohólicas», había ampliado Zielinski en su indagatoria hace casi cuatro años, pero contrario a eso, en el caso de Ramírez, hoy declaró bajo juramento que estuvieron la noche previa «en Cristobal», que él tomó «whisky con cerveza y Zielinski solamente cerveza», que habían ido en autos distintos hasta la casa de otro conocido y desde ahí se dirigieron hasta la propiedad donde junto a otras personas terminaron haciendo una pool party hasta el día siguiente.
Recordó ante la jueza que se había metido a la pileta y que la llave de su coche y de otros más estaban sobre una mesa en el quincho. Dijo que en determinado momento Zielinski le pidió prestado el auto pero se negó «porque estaba empedo». Reveló que más tarde, cuando salió del agua para atender una llamada, notó que tenía poca batería, quiso buscar el cargador y se dio cuenta que no estaba la llave ni el vehículo. «Pocos minutos después llamaron para avisarme lo que había pasado», aseguró Ramírez, calculando que entre que notó que no estaba su auto y el siniestro vial «pasaron entre 15 y 20 minutos».
Fuente, El Territorio.
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