Años de violencia familiar sufrieron dos hermanos de 13 y 11 años por parte de su madre y su padrastro, hasta que pidieron ayuda a la dueña y colaboradora de un merendero ubicado en la zona rural del Paraje 2.000 Hectáreas, de Puerto Iguazú.
El sábado los niños sufrieron una golpiza, los vecinos no soportaron la situación y llamaron a la Policía. Sin embargo, los menores no se animaron a contar lo sucedido a los uniformados por miedo a sus padres, que estaban en el lugar.
Finalmente el domingo, tras otra castigo a golpes, escaparon y pidieron ayuda. Esta vez la gente que estaba al tanto de su situación los resguardó e hizo una presentación ante la Comisaría de la Mujer.
El consumo problemático de alcohol y estupefacientes por parte de los adultos sería el trasfondo de la triste historia de un total de seis hermanos.
La mayor, de 17, decidió acompañarse con su pareja para salir del círculo de violencia; una adolescente de 15 años está bajo el cuidado de su madrastra; también los gemelos de 10 años fueron retirados de la custodia de la madre por parte de la Justicia y están esperando ser adoptados.
Solamente una niña de 13 años y un nene de 11 estaban bajo la custodia de su madre Alicia (32), quien ante estos nuevos eventos fue denunciada por maltrato y abuso junto a su concubino.
Fin de semana violento
Cansados de escuchar los pedidos de auxilio de la más grande, los habitantes del 2.000 Hectáreas decidieron involucrarse, aunque fueron amenazados por la pareja.
“El sábado yo pasaba por la casa de ellos cuando escucho los pedidos de auxilio de la niña. Llamé a la Policía y los chicos no quisieron contar lo que pasaba en esa casa, porque la madre los amenazó y les dijo que no tenían derecho y que ellos debían hacer lo que ella decía”, contó Adriana Benítez, quien ahora tiene la custodia momentánea.
El domingo la situación fue peor para los niños que lograron escapar y refugiarse en la casa de una vecina, situación que los motivó a hacer otra denuncia.
Según el relato de la niña, que consta en la presentación, esa tarde su madre los empujó y su padrastro, identificado como Ángel (34), le propinó una patada. “Ella contó que salió a buscar agua para hacer la cena y en vez de eso vino a la casa y nos contó que pasó. Entonces le dijimos que los íbamos a ayudar y fuimos a la comisaría”
La menor relató que tanto ella como su hermano deben hacer todas las tareas de la casa. Ella presenta quemaduras en los brazos porque estaba cocinando cuando su padrastro la golpeó. También exhibió ante las autoridades las cicatrices de heridas de vieja data, todas producto de la violencia que sufrió en la vivienda.
Según el relato, la madrugada del lunes la madre de las víctimas ingresó al domicilio donde estaban e intentó llevarlos a la fuerza. En esta instancia amenazó a los presentes, lo que motivó una nueva presentación ante la fuerza provincial.
“Fuimos a la comisaría y después al Juzgado. Nos instalaron el botón de pánico por las amenazas y nos dieron la custodia temporaria, por lo que hasta que terminen las clases la tengo yo. Ahora estoy tratando de conseguir ropa, calzados y útiles escolares para que ellos puedan terminar el año escolar porque ellos salieron de la casa con lo puesto”, explicó Benítez.
Fue al Juzgado y después huyó
La entrevista con Benítez se concretó en la sede judicial ayer por la mañana y tanto ella como la pequeña señalaron que poco antes había estado la madre en el lugar en un evidente estado de ebriedad. Más tarde se supo que la mujer y su pareja abandonaron la vivienda en el barrio mencionado con destino desconocido. Se llevaron todas sus cosas en una mudanza.
La denunciada es hija de María Ovando, quien permanece detenida en una prisión desde octubre del 2020 luego de ser condenada a 20 años de prisión acusada de facilitar los abusos de su hija y una nieta. Hace un mes el Ministerio de Justicia hizo una presentación pidiendo su libertad.
A raíz de la denuncia, desde el Juzgado de Familia indicaron que activarán los protocolos necesarios para brindar una atención integral a los niños que se encuentran en estado de vulnerabilidad.
Benítez indicó: “Vinimos a los bomberos porque el varón quiere ser bombero, traté de tranquilizarlo porque está muy afectado. Los bomberos le regalaron un par de zapatillas que no tenía y le dijeron que lo anotaban para la escuela de cadetes. Los niños necesitan contención están muy afectados, fueron muchos años de violencia”.
En el merendero están recibiendo donaciones para los niños, aquellas personas que quieran colaborar con ellos se pueden comunicar al 3757-604793.
Fuente, El Territorio.