Juan Ángel Chemes fue ultimado el pasado 18 de marzo en Oberá, en mayo, Milagros Chemes confesó la autoría del hecho mediante una carta. Luego fue indagada y rectificó su versión. Al no haber pruebas en su contra, se dictó su falta de mérito.
A poco de cumplir seis meses detenida como sospechosa por el homicidio de su propio padre, Juan Ángel Chemes (73), el último viernes Milagros Chemes (21) fue beneficiada con la falta de mérito y recuperó la libertad.
En ese contexto, la defensa de Milagros Chemes solicitó la falta de mérito habida cuenta que la carta no puede ser usada en su contra y que durante la instrucción tampoco surgieron más pruebas que la incriminen.
Asimismo, la citada carta de confesión, luego desmentida por la chica, ya arrojaba indicios que hacían dudar de la autoría material del hecho, como ser que en todo momento actuó sola.
Desde un primer momento la familia descreyó de la veracidad de la misiva, al tiempo que otra hija de la víctima reconoció: “Sospechábamos que podría salir con eso para confundir, pero no le creemos. Somos 15 hijos y sólo ella acusa a mi papá. Aparte, él ya no está para defenderse”.
Por el momento, el expediente continúa en instrucción con un solo imputado, quien oportunamente negó su responsabilidad en el hecho.
Lo degollaron
Juan Ángel Chemes fue asesinado el pasado 18 de marzo cuando se dirigía a su trabajo en el Jardín de los Pájaros de Oberá, donde cumplía tareas como empleado municipal.
Según el expediente, alrededor de las 5.15 la víctima salió de su casa y a los pocos metros fue sorprendido por el o los asesinos. Se presume fue abordado por la espalda y luego fue arrastrado unos 50 metros hacia una zona de malezas, donde horas más tarde hallaron su cadáver casi degollado.
La autopsia precisó que Chemes murió a consecuencia de una herida cortante profunda a la altura del cuello, lo que derivó en un shock hipovolémico, es decir una grave hemorragia.
También presentaba golpes y excoriaciones en diferentes partes del cuerpo, lo que marca el ensañamiento del o los agresores.
Desde un primer momento los investigadores del homicidio barajaron la hipótesis de la participación de más personas, ya sea en el hecho en sí como en la planificación del mismo.
No se descarta que el móvil haya sido el robo, ya que al momento del hecho la víctima llevaba alrededor de 70 mil pesos en efectivo, según su esposa. Parte del dinero estaba destinada para un préstamo a un amigo y el resto era para pagar una cuenta.
Su hijo Juan Alberto De Jesús fue acusado por sus propios familiares a partir de las constantes discusiones que tenía con su padre, a quien incluso amenazó de muerte.
En primera instancia el sospechoso contó con la asistencia de un defensor oficial y se abstuvo de declarar, pero luego requirió de los servicios de un abogado particular y pidió contar su versión, lo que concretó el pasado 10 de mayo.
Peleas previas
Aseguró que el día del homicidio de su papá se levantó a las 6 y a las 7 tomó el colectivo que lo llevó hasta el centro de Oberá. Negó haber perpetrado el hecho.
Indicó que alrededor de las 7.15 llegó a destino, en cercanías del colegio Nacional. Habló con el patrón, quien luego salió para buscar su paga por la semana trabajada.
También nombró que vio y habló con el hijo y la esposa del contratista, como así también con un vendedor de la ex terminal de ómnibus.
Cerca del mediodía hizo unas compras en un supermercado del centro y volvió a su casa, donde vio los móviles de la Policía y lo arrestaron.
Si bien se preocupó por mencionar que esa mañana varias personas lo vieron en el centro, lo cierto es que el suceso que le imputan sucedió de madrugada, antes de las 7 cuando tomó el colectivo.
Consultado al respecto, reconoció que tenía problemas con el padre y que hacía varios meses que no hablaban. Argumentó que los problemas eran por “chusmerío” de los hermanos.
Sobre la denuncia previa por amenazas de muerte a su papá con un machete, argumentó que el día de aquel suceso volvió de buscar abono del monte para las plantas de su señora. Llevaba un machete y una pala.
“Mi vieja estaba llorando y me dijo fíjate que tus hermanas están peleando, y la que tenía el machete era Ángela (otra hermana)”, indicó.
En el final de la indagatoria le preguntaron si podía explicar por qué su propia madre y hermanos lo acusan, a los que respondió breve: “Si le digo le miento, ni idea”.
En el expediente también figuran como sospechosos la concubina del imputado y un cuñado menor de edad que estuvo demorado, pero luego fue liberado. Este último es el mismo al que Milagros Chemes acusó de haberla amenazado para que se autoincrimine.