Karina Quintana la joven de 26 años no sabe muy bien cómo ocurrió todo, cómo se desató el infierno, aunque sí sabe muy bien quién lo provocó. No recuerda cómo abrió el portón con candado, sólo sabe que cuando miró para atrás, el fuego se había apoderado de su casa. Sí tiene la certeza que quisieron matarlos a ella y a sus hijos, y que la agresora fue su exsuegra, la abuela de los niños.
Los hechos ocurrieron en Posadas el sábado por la tarde, en una vivienda de Iprodha ubicada en la calle 149, detrás de la Escuela 806, en el barrio La Paz. Los vecinos y varias dotaciones de bomberos apagaron las llamas, pero la madre y sus hijos, dos mellizas de 4 y un nene de 9, se quedaron sin nada.
Por el incendio, su hermana (18), quien tiene dificultades para caminar por las secuelas de una grave enfermedad, resultó con quemaduras de primer grado en las piernas. La agresora, Rosalía F. (46), fue detenida por la Policía de Misiones -también tenía quemaduras en los brazos- y ahora está a disposición de la Justicia.
Ya más calmada y refugiada en la casa de su madre junto a los pequeños, Karina atendió a este medio y dio detalles de la secuencia con una certeza: “La intención fue matarnos con los chicos en la casa”.
Por esto teme que liberen a la sospechosa y vuelva a terminar lo que empezó.
Sobre los menores, expresó que “ellos están bien, lógicamente un poco asustados por lo que pasó pero gracias a Dios le pude sacar a tiempo y no pasó a mayores; físicamente están bien”.
La secuencia
Todo ocurrió entre las 17.30 y las 18. Relató que en ese momento estaba frente a la puerta principal de la casa. Hacía mucho calor y tomaba un tereré con los menores y su hermana, quien desde hace un tiempo estaba instalada en el lugar.
En ese sitio la sorprendió la violenta secuencia. “Lo que pasó fue que mi ex suegra entró por la parte de atrás, saltó el muro, entró dentro de la casa por la puerta de atrás con una botella de nafta y me empezó a insultar, a decirme un montón de cosas”.
El conflicto es por la vivienda y no es la primera vez que “ella fue a atropellarme”, según detalló. “No quería que yo viva ahí, es todo un problema porque yo me separé hace un tiempo del hijo de ella (padre de los niños). Hice una denuncia porque me intentaron sacar a la fuerza hace dos semanas más o menos, pedí una orden de alejamiento”.
Respecto a la secuencia, siguió: “Se instaló en el living de la casa y empezó a rociar con nafta toda la casa, le llegó a tocar a mi hermana porque ella no puede caminar rápido. Mi cabello también, por más que me bañé, sigue con olor a nafta”.
Como se dijo, la entrevistada no recuerda muchos detalles debido a la gran tensión que se vivió en tan poco tiempo. Por eso no tiene presente en qué momento el combustible los alcanzó. Sólo sabe que el portón que da a la calle estaba con candado y las llaves estaban dentro de su casa, a donde no podría ir.
Sin embargo, pudo poner a salvo a sus hijos. “Justo pasaron unas personas por la calle y le pedí ayuda, les pasé por las rejas a los chicos por arriba de la reja. Y ahí no fue como fue la secuencia, pudimos abrir el portón y salimos. Pero la casa se incendió completamente, adentro quedó todo consumido”, lamentó.
“Ella me gritó de todo, empezó a rociar toda la casa y ahí tiró un fósforo o no sé lo qué fue. La cuestión es que en un segundo quemó toda la casa y ahí corrió otra vez por la puerta de atrás, mi vecina le vio, declaró todo ya”, siguió. La víctima cree que su ex suegra contó con la ayuda de su madre, quien vive detrás del muro lindante, para ganar su terreno.
Karina es peluquera y trabaja en la casa, por lo que además de perder todas sus pertenencias y la de los menores también se quedó sin su fuente de ingresos.
Fueron los vecinos quienes lograron controlar el fuego.
“No sé cómo fue, pero en un abrir y cerrar de ojos todos los vecinos apagaron el fuego y después a los 20 o 30 minutos llegaron los bomberos, pero fue demasiado rápido, consumió todo rapidísimo”, relató sobre cómo se logró apagar las llamas.
Para apagar las llamas se usaron baldes con agua de canillas, pero también piletas, tanques y una cisterna.
Sobre el padre de los niños, Karina no sabe si estuvo involucrado en la secuencia. Contó que estuvo casada durante trece años y sufrió violencia de género, situaciones que derivaron en denuncias y la detención del sujeto. Por eso había una restricción de acercamiento y exclusión de hogar, según sus palabras.
La última situación de violencia, que no llegó a los golpes físicos porque logró encerrarse en una pieza, ocurrió hace más o menos un mes. Fue entonces que se separó, aunque nunca pensó lo que vendría después.
Fuente, El Territorio.
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