Pedro Amadeo “Pity” Arrúa (59), el sindicado capo narco misionero actualmente detenido en la cárcel de Marcos Paz con múltiples condenas por tráfico de estupefacientes, solicitó el beneficio de la prisión domiciliaria aduciendo una enfermedad oncológica y la Justicia denegó el pedido.
El planteo fue realizado través del abogado defensor de Arrúa, quien argumentó que su cliente padece un tumor de próstata diagnosticado, cuyos síntomas aparecieron en 2017 y que hasta el momento no recibió el tratamiento correspondiente, lo cual agrava su estado de salud.
Actualmente, el misionero, que tiene condenas vigentes por un total de 13 años de prisión, se encuentra alojado en el Complejo Penitenciario Federal III de Marcos Paz (Buenos Aires), y el hospital donde debe realizarse sus estudios pertinentes se ubica a 47 kilómetros de distancia, ante lo cual en el pedido de su abogado defensor expusieron que la familia ofrece un domicilio con cámaras de seguridad para monitorear la estadía del interno en el lugar.
Además, tuvieron en cuenta que el Servicio de Asistencia Médica de la cárcel de Marcos Paz “puntualizó de manera contundente que, conforme a la patología que lo acoge (a Arrúa), puede continuar el tratamiento médico en esa unidad”, según consigna la resolución recientemente publicada en el Centro de Información Judicial (CIJ).
Ante este panorama, el Tribunal resolvió rechazar el pedido al considerar que no están dadas las previsiones legales para conceder el beneficio, aunque sí hizo saber al Complejo Penitenciario Federal III que deberá garantizar la atención médica clínica y oncológica, al igual que medicación, estudios y tratamientos, ya sean intramuros o extramuros, es decir, con traslados a un hospital.
Pity Arrúa y sus causas
Pedro Arrúa, más conocido como Pity, registra un amplio prontuario por diversos delitos y recientemente fue condenado en dos causas similares por dirigir empresas narcos desde distintas cárceles de Entre Ríos.
Las investigaciones trazadas permitieron reconstruir que desde la cárcel, primero desde la Unidad Penal II de Gualeguaychú y luego desde la Unidad Penal IV de Concepción del Uruguay, Arrúa dirigía y coordinaba la compra y el traslado de cocaína desde Misiones hasta Corrientes y Entre Ríos, donde las dosis eran distribuidas a vendedores locales. También las comercializaba dentro de las penitenciarias.
El nivel de atención que el misionero, a quien en las escuchas lo mencionaban como “el jefe” o “el viejo”, mantenía de las actividades era tal que él mismo se encargaba de llamar a las empresas de colectivos para conocer los horarios de salida y llegada de los micros para poder coordinar el viaje de las “mulas” que utilizaba para transportar la droga, como así se comunicaba con las casas de cambio para saber las cotizaciones vigentes.
Las causas datan de 2017 y 2019 y en 2021 finalmente fue condenado en ambas. En total recibió 13 años de prisión.
La vinculación del sindicado capo narco con el delito no es para nada nueva y en Misiones también tiene un gran historial.
El hombre nacido en Dos de Mayo apareció por primera vez en las crónicas policiales a mediados de los 90 por una acusación de fraude.
También lo relacionaron con un homicidio, aunque fue sobreseído, y en 2009 fue mencionado en el expediente que investigaba la ruta de la efedrina, lo cual incluso le valió un procedimiento en su chalet del barrio Alta Gracia de Posadas, donde lo hallaron escondido en un ropero y le incautaron un Mini Cooper.
Fuente La voz de Misiones.
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