Desde chiquita Priscila Rodríguez (20) soñó con ser árbitro de fútbol, pasión que heredó de su papá. Hizo el curso, se recibió y comenzó una carrera que en un par de años la llevó a dirigir partidos de la Liga Regional Obereña de Fútbol (LROF) y ligas amateurs de la zona Centro. Pero lo que le pasó el pasado 27 de noviembre que truncó sus ilusiones y la llevó a renunciar a lo que tanto le gusta, por lo que estudió y se preparó con entusiasmo.
Según consta en su denuncia radicada ante la Comisaría de la Mujer de Oberá, ese día dirigió partidos en la localidad de Panambí y la jornada laboral transcurrió con normalidad.
De regreso en el predio de la Asociación de Árbitros de Oberá, donde cada fin de semana se entregan las planillas de los respectivos partidos, un colega árbitro se ofreció para llevarla hasta su casa y, en ese trayecto, la había manoseado e insistido para mantener relaciones sexuales. Incluso trató de ingresar a un hotel alojamiento.
Pero transcurridos cuatro meses de la denuncia hasta el momento la Justicia ni siquiera citó a Rodríguez, al tiempo que el implicado volvió a arbitrar, lo que aflige a la joven que decidió abandonar la actividad.
“La verdad que lo último que quiero es cruzarme con esa persona. Por eso, con todo el dolor del alma, preferí dar un paso al costado. A mí nadie me apoyó, salvo el presidente de la Asociación de Árbitros, a quien agradezco. Pero en general no tengo el respaldo de mis colegas ni de la Justicia y me siento desprotegida. Yo sé que no mentí, pero parece que no creen”, lamentó la Rodríguez.
El implicado integra la comisión directiva de la Asociación de Árbitros.
En tanto, el expediente se tramita ante el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá.
“Le dije ‘no’ más de una vez”
Sobre el día del hecho, comentó que habitualmente regresaba a su casa con su papá, quien ese día tuvo partido en otra localidad y se demoraba.
“Este hombre (por el denunciado) se ofreció a llevarme y accedí. Primero me dijo que iba a parar a comprar una cerveza: ‘haceme el aguante y te llevo’, pero volvió con cuatro latas. Le aclaré que no tomo, y que quería ir a mi casa. Me volvió a decir que le haga el aguante porque si llegaba a la casa con las latas la señora se iba a enojar. Empezó a dar vueltas, pasó por el Mirador y empezó a contarme de su vida. Empezó con insinuaciones sexuales y a manosearme, pero yo me sacaba”, comentó.
E Rodríguez subrayó que en todo momento expresó su negativa, aunque el hombre persistía en su actitud.
“Le dije no, más de una vez. Empezó a dar vueltas y quiso ingresar al motel que está por avenida Italia. Incluso cerró la puerta del auto porque no quería que me baje. Le volví a decir que no. Ahí tuve miedo”, reconoció.
Finalmente, tras tanto insistir la chica logró que su colega la lleve a su casa.
“Estaba en shock. Primero no sabía si denunciar porque no quería más problemas. Primero le conté a mi mamá y después comenté la situación en el grupo de WhatsApp de los árbitros. El 6 de diciembre hice la denuncia creyendo que iban a tomar medidas, pero no pasó nada”, lamentó.
Tras la denuncia, la Liga Oberá apartó al sospechoso; lo mismo hizo la Asociación de Árbitros, aunque la semana pasada levantaron la sanción y volvió a dirigir en ligas amateurs.
“El fin de semana volvió a cobrar, pero a mí nunca me notificaron. O sea, yo quedo como mentirosa, como la culpable. Es muy injusto”, reclamó Rodríguez.