El inicio de clases se dio de una manera particular en las aulas de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM debido a que los estudiantes decidieron recordar a la estudiante Lucía Maidana dejando una silla vacía.
«Cuando entres al aula recordá que nos falta Lucía» dicen los pasillos de la facultad y, haciendo alusión a esa afirmación y en el marco del décimo aniversario de impunidad de su brutal femicidio, los alumnos decidieron dejar una silla vacía con útiles que Lucía necesitaría para seguir estudiando.
La estudiante universitaria fue asesinada en 2013 y pruebas genéticas confirman que el asesino atacó a otras tres víctimas. El tiempo transcurre hacia la impunidad
La estudiante fue hallada sin vida en su departamento del barrio El Palomar, con gran parte del cuerpo quemado, golpeada ferozmente en la cabeza y con signos de haber sido abusada. El autor, además de golpearla fuertemente varias veces en la cabeza, incendió la habitación para borrar todo tipo de huellas.
Por el hecho fue detenido Nicolás Sotelo -ex vecino-, quien posteriormente fue liberado y lucha por su desvinculación de la causa. La investigación se alejó cada vez más de su persona con el paso del tiempo, hasta que los cotejos de ADN en el marco de diferentes causas hallaron un patrón y revelaron la presencia de un abusador sexual serial que no es él.
Fuente, El Territorio.
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