Son horas de desesperación para Ramona Villordo, madre de Katerin Espíndola (23), una obereña que hace ocho días desapareció sin dejar rastros en Buenos Aires. La joven es adicta a las drogas y al alcohol, al tiempo que padeció violencia de género. “Mi temor es que su ex la haya encontrado, porque siempre la amenazaba con matarla”, alertó Ramona Villordo, su madre. Preocupante antecedente de violencia
La última comunicación vía WhatsApp entre madre e hija se produjo el sábado pasado. Desde entonces Katerin no volvió a estar en línea ni se contactó por ningún medio con sus familiares ni amigos.
En ese contexto, como primera medida una tía de la chica radicó una denuncia una comisaría del barrio de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires, lo que activó la búsqueda en aquella jurisdicción.
En diálogo con, Villordo reconoció que su principal temor radica en la posibilidad de que su hija haya sido víctima de su ex pareja, quien posee antecedentes por violencia de género y amenazas en perjuicio de la joven.
“Katerin tiene un grave problema de adicción y su ex la maltrataba mucho. Le sacaba el teléfono, la encerraba y la golpeaba mucho. El año pasado ella se pudo escapar y le pidió auxilio a mi hermana, que vive en Buenos Aires. Después se hizo la denuncia y la traje a Oberá”, precisó la progenitora.
Pero lejos de recuperarse, la chica cayó en una espiral de consumo de alcohol y drogas que la llevaron a situaciones extremas. Fue así que su mamá planteó una medida judicial para internarla, lo que no prosperó.
“La Justicia me dio la espalda y mi hija, como es mayor de edad, se volvió a Buenos Aires. Mi temor es que su ex la haya encontrado, porque siempre la amenazaba con matarla y tirarla en una bolsa negra, como decía. La verdad no sé si mi hija está viva o muerta”, alertó.
Exceso y sobredosis
Según su madre, antes de desaparecer Katerin residía en la localidad de Vicente López, aunque reconoció que nunca le brindó una dirección exacta y desde el sábado pasado perdió todo contacto.
Contó que en enero de 2021 la joven viajó por primera vez a Buenos Aires, donde tienen parientes, con intenciones de conseguir un trabajo.
Pero lejos de encarrilar su vida, lo que sucedió fue que se conoció con un hombre que la sometió a una pesadilla de consumo y maltrato, tal como describió la progenitora.
“Mi hija se fue a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades y terminó con una persona que le hizo mucho daño. Empezó a consumir y sufría mucho maltrato. Al principio hubo algunos indicios, pero es negadora, hasta que la situación no dio para más y se escapó”, detalló Villordo.
El año pasado, tras la denuncia por violencia de género, la joven regresó a Oberá con su mamá, pero siguió consumiendo y la situación se hizo insostenible.
Al respecto, mencionó que “estaba cada vez más agresiva con el hermano, conmigo y mi pareja. Tuvo varios episodios de exceso de drogas y alcohol y estuvo internada por sobredosis. Un día le agredió al hermano, que tiene 13 años, por lo que hice una denuncia y pedí que la internen”.
De todas formas, desde el Juzgado de Familia argumentaron que la ley no puede forzar a nadie a realizar un tratamiento que no quiere. Así, el pasado 7 de marzo la joven regresó a Buenos Aires.
“Siento mucha impotencia porque pedí ayuda y la Justicia dice que no la pueden obligar a internarse, pero tampoco es justo que dejen morir a una persona”, lamentó.
Además, se preguntó “cómo puede ser que en Oberá no haya un centro de rehabilitación”.
Ayuda que no llegó
Según afirmó Ramona Villordo, la adicción de su hija Katerin comenzó hace poco más de dos años, cuando se mudó a Buenos Aires por primera vez.
“Cuando volvió a Oberá el año pasado el problema era evidente y golpeé varias puertas pidiendo ayuda. Lamentablemente, la tuve que denunciar porque estaba muy agresiva y era incontrolable”, mencionó la progenitora ayer.
En tanto, el pasado 6 de febrero fue notificada de la disposición del Juzgado de Familia de Oberá respecto de la solicitud de alguna medida para abordar la adicción de su hija a las drogas y el alcohol, lo que no prosperó.
En la resolución, se cita: “Hágase saber a la señora Inocencia Ramona Villordo que conforme a la dispuesto en la Ley de Salud Mental 26.657 se encuentra prohibida la internación involuntaria. Deberá iniciar los trámites, por la vía procesal correspondiente, pudiendo requerir asesoramiento de un abogado. De no contar con medios económicos para hacerlo, podrá requerir el asesoramiento y patrocinio gratuito de la Defensora Oficial en turno”.
En el mismo escrito le recomendaron asesorarse en la Secretaría General de Acceso a la Justicia, Derechos Humanos y Violencia Familiar, de Oberá. La disposición lleva la firma del juez Ricardo Alfredo Cassoni, subrogante del Juzgado de Familia de Oberá.
El 7 de marzo, Katerin Espíndola regresó a Buenos Aires y hace ocho días que se halla desaparecida.
“Mi hermana hizo la denuncia en una comisaría de Palermo, la más cercana a su domicilio, y como primera medida buscaron en hospitales de la zona, pero hasta ahora no hay noticias. Mi hija está desaparecida y temo lo peor”, comentó la desesperada madre.
Fuente, El Territorio.