Un jurado de San Miguel del Monte determinó ayer en La Plata la culpabilidad por los homicidios agravados de cuatro jóvenes, incluido el misionero Aníbal Suárez.
Cuatro policías bonaerenses fueron considerados culpables en los Tribunales de La Plata por un jurado popular acusados de la denominada Masacre de Monte, en la que cuatro chicos murieron el 20 de mayo del 2019 tras una persecución policial a los tiros y un choque.
Manuel Monreal y Mariano Ibáñez, en tanto, fueron encontrados culpables por mayoría de 10 votos del “delito menor incluido de tentativa de homicidio agravado por el uso de su función policial y por el empleo de un arma de fuego”.
Asimismo todos resultaron culpables por “tentativa de homicidio agravado por el abuso de su función policial y por el empleo de arma de fuego” de Rocío, la única sobreviviente.
Entre las víctimas está Aníbal Suárez (22), conocido como Garrafa o Garrafita, oriundo de Concepción de la Sierra que esa noche manejaba el Fiat 147 que fue perseguido por patrulleros hasta impactar con un camión en San Miguel del Monte. Los demás fallecidos son Gonzalo Domínguez (14) , Danilo Sansone (13) y Camila López (13).
“Fue la emoción más grande, es lo que esperaba. Se hizo largo, tuve que aguantar muchas cosas, escuchar mucho que le acusaban a Aníbal, pero gracias a Dios se hizo hizo justicia por ellos. Ahora voy a tener un poco de paz”, dijo a la salida de tribunales Blanca Suárez, la mamá de Aníbal, la víctima.
En aquel auto, también viajaba Rocío Quagliarello, actualmente de 17 años, que sobrevivió a la persecución y el posterior choque, por el cual sufrió heridas graves en un brazo y en ambas piernas y permaneció internada durante 25 días. La joven brindó su testimonio en Cámara Gesell y siguió todas las jornadas del debate.
El veredicto se conoció poco después de las 22 luego de una larga jornada de deliberación por parte de los jurados, quienes decidieron por unanimidad la culpabilidad de los imputados por la muerte de los jóvenes y por mayoría en el caso del intento de homicidio de la sobreviviente.
La jueza Carolina Crispiani a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 4 (TOC 4) dará a conocer las penas el día 9 de junio, según se estableció en la víspera.
Aníbal Suárez tenía 22 años. Nació en Concepción de la Sierra en el seno de una familia pobre donde su madre, Blanca Suárez, intentó darle todo lo que pudo a los cuatro hijos varones que crió en soledad. Aníbal tuvo que dejar de estudiar para ayudar a su madre a sostener el hogar. Pero no conseguía mucho trabajo entonces se animó a viajar a Buenos Aires en busca de un futuro mejor.
Vigilia
La jornada de ayer fue la más extensa de los ocho días que duró este proceso de juicio por jurados. Comenzó a las 10.30 con las explicaciones por parte de la jueza Crispiani sobre el protocolo que debían seguir los miembros del jurado popular para llegar al veredicto que culminó con la declaración de culpabilidad.
A las 13.40 horas el jurado se retiró de la sala de audiencia para reunirse a deliberar en una sala contigua en la absoluta reserva. En sus manos tenían las planillas que debían rellenar marcando con una cruz la opción de condena que cada uno de los 12 miembros del jurado estimaba como la correcta, después de evaluar toda la prueba.
Mientras el jurado deliberaba en absoluto secreto a puertas cerradas, afuera del tribunal familiares de las víctimas y referentes de organismos de defensa de los Derechos Humanos marchaban con bombos y cantos de reclamo de justicia alrededor de la manzana donde se encuentra la sede de los tribunales platenses.
“Este es uno de los días más largos de mi vida. Casi no pude dormir anoche pensando que hoy escucharía la sentencia. Estoy con tranquilizantes porque se me dispara la presión por todo lo vivido en estos cuatro años que fueron los más duros de mi vida. Pero hoy -por ayer- siento que llega un poco de alivio porque creo que se hará justicia. Es mucha la evidencia que se mostró en este juicio. Confío en el sentido común de los jurados”, explicó Blanca.
Tenía razón, hubo justicia por Aníbal y los pibes de Monte.
Fuente, El Territorio.
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