Además de volver a insistir con el pedido de justicia por el femicidio de su familiar, las hermanas de la taxista Claudia Benítez reclamaron poder ver a los hijos de la víctima.
Con firmeza y la convicción que las impulsa desde hace un año a encabezar una incansable lucha por justicia, Nancy, Lucía, Graciela y Norma Benítez se concentraron ayer a la siesta en la plazoleta del monumento El Mástil de la capital provincial para insistir con el pedido de esclarecimiento por el cruento asesinato de su familiar.
Se trata de Juan Andrés Rodríguez (39) y a Franco Ramos (29). El primero es la pareja de la taxista y que fue el primero en ser puesto en la mira de los pesquisas a raíz de una denuncia por violencia de género previa que había interpuesto la mujer, tiempo antes del hecho.
Mientras, la implicancia de Ramos, quien conocía a Benítez y a Rodríguez por compartir los tres el culto en la misma iglesia, son fotografías del lugar donde fue encontrado el cuerpo y que aparecieron en su teléfono celular mediante una pericia de la Secretaría de Apoyo en Investigaciones Complejas (Saic) (ver Fotografías…), como así también la venta del celular de la trabajadora del volante por parte de Ramos a un vecino del barrio Sol de Misiones y que en agosto del año pasado propició su detención.
Pero más allá de que la Cámara de Apelaciones de Misiones confirmara la prisión preventiva para los dos detenidos, impuesta por el juez Miguel Mattos como titular del Juzgado de Instrucción Siete, la familia Benítez volvió a salir a la calle para que el caso de su hermana no quede en el olvido.
“La verdad que es muy doloroso para nosotros estar acá. Uno viene porque quiere seguir estando en esta lucha, recordarla es muy triste, para mí y para toda la familia. Pero estamos acá, firmes, más fuertes que nunca, presentes para pedir justicia por mi hermana”, señaló Graciela Benítez, visiblemente conmovida cada vez que le tocaba hablar de su familiar.
Pero en paralelo a la búsqueda de celeridad y novedades en el caso, las cuatro hermanas también reclamaron nuevamente poder volver a tener contacto con sus dos sobrinos: los hijos de Claudia, de 13 y 9 años, a quienes no ven desde marzo del año pasado y que actualmente están bajo el cuidado de sus abuelos paternos.
“Estamos de pie para pedir justicia y ver a nuestros sobrinos a quienes los extrañamos tanto como a nuestra hermana. Tenemos el mismo derecho de verlos a ellos y por eso pedimos. Somos una familia de bien, una familia unida, de padres que nos dieron todo, trabajadoras, luchadoras y hoy clamamos por la ausencia de nuestra hermanita que tuvo que pasar por todas estas cosas”, señaló Graciela.
Por otro lado, sobre el ataque que sufrió Claudia previo a ser asesinada, las hermanas Benítez coincidieron en que a su familiar la durmieron para que no pudiera defenderse.
“A mi hermanita le tuvieron que haber dormido para que le pase esto, porque mi hermana era una guerrera. No le dieron tiempo a que se pudiera defender sola. Además la ataron, porque sabían cómo era ella, la reacción de ella para atacar a quien le estaba haciendo daño. El que hizo esto es una persona que la conocía y quien la conocía bien realmente como su propio marido que hace años estaba con ella”, puntualizó Lucía Benítez, quien fue la que reconoció el cuerpo de su hermana en Nemesio Parma durante el mediodía de aquel fatídico 18 de mayo del año pasado.
Esta última, a su vez, confió que durante todo este tiempo pudo reconstruir varios puntos importantes para el caso. Uno de ellos indica que durante la mañana del 17 de mayo del año pasado, cuando se encontró el auto de Claudia incendiado sobre el camino que conducía a Campo Bauer, su hermana aún estaba con vida.
Señaló que por la data de muerte, Claudia falleció el 17, cerca de las 13.30, y que los asesinos “tuvieron tiempo de quemar el auto y despistar. A las 13.30 la mataron y a la noche la arrojaron al pozo”.
Pedido de ayuda
El motivo que desencadenó el cruento hecho sigue siendo una incógnita para la familia Benítez. Más aún porque no logran entender cómo una persona muy comprometida con su trabajo y que era muy querida por ayudar y acompañar a muchas mujeres podría tener enemigos.
Pero lo que sí es que las hermanas Benítez tienen bien en claro que una semana antes del suceso su familiar quería decirles algo, pero que no se animó.
“Ella nunca hablaba, era muy cerrada cuando estaba con él (Rodríguez). Ella a todas nos quería decir algo, algo nos quería comentar. Inclusive en el casamiento, según mi esposo mi hermana estaba muy distraída, tenía como un poco de miedo y yo no me di cuenta. Mi esposo se dio cuenta y me dijo ‘tu hermana no estaba bien’ y como que ella le quería pedir socorro a su cuñado”, sostuvo Graciela en relación a una situación que se vivió en un casamiento en que la familia Benítez asistió en Encarnación, semanas antes del femicidio.
Y añadió: “Mi hermana no habló en su debido momento, por eso no estuvimos, yo se que no vamos a recuperar a mi hermana, pero queremos justicia”.
Fuente,, El Territorio.
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