Tras el pago de USD 2.700 millones del viernes pasado, el calendario acordado prevé un nuevo pago de casi USD 1.300 millones, pero el Ministerio de Economía no cuenta aún con el desembolso y apunta a tener acuerdo técnico en los próximos días.
La negociación con el Fondo Monetario Internacional se trasladará en estos primeros días de julio a la etapa presencial en Washington cuando el Ministerio de Economía envíe a esa ciudad a funcionarios para darle forma final a un acuerdo técnico que a esta altura ya insumió casi 80 días, tuvo idas y vueltas y durante cuya negociación el ministro Sergio Massa se convirtió en candidato presidencial.
Desde el Palacio de Hacienda dejaron saber, tras el mensaje del FMI que aseguró que las conversaciones siguen en marcha y se activará la última parte del proceso: el apretón de manos en la capital norteamericana, como sucedió en las últimas revisiones técnicas. La que se inició en las últimas semanas es la quinta de un programa que preveía diez de estas instancias.
Según anticipó, la resolución de las negociaciones podrían derivar en un desembolso de USD 6.800 millones. Salvo que medie algún cambio en la hoja de ruta, el calendario de pagos al organismo prevé -además de compensar los USD 2.700 millones que pagó el viernes pasado con fondos propios, no cubiertos con desembolsos desde Washington, como suele suceder- un nuevo pago este mismo viernes por casi USD 1.300 millones, casi USD 650 millones más una semana después y otros USD 680 millones el último viernes de julio.
En las últimas dos semanas el Palacio de Hacienda puso en marcha una ingeniería, entre solicitudes a Washington y un mecanismo de pago ad hoc, para afrontar los USD 2.700 millones de fines de junio. Primero, al ejercer una cláusula para unificar vencimientos -que eran en dos días, el 21 y 22 de junio- hacia fin de mes. Y luego, aunque se terminó por descartar, Economía blandió la chance de hacer un pago anticipado y parcial. Finalmente pagó de forma completa: cerca de USD 1.700 millones con tenencias remanentes de Derechos Especiales de Giro (DEG) y el resto, con yuanes de libre disponibilidad que surgen del swap de monedas con China.
Ese pago sin cobertura previa de desembolsos puso mayor presión a las reservas. “El Gobierno abonó este viernes los vencimientos correspondientes con el FMI por USD 2.700 millones, aunque con la particularidad de utilizar yuanes (USD 1.000 millones) para cubrir el remanente que no podía cancelar con los DEG disponibles (USD 1.700 millones). Como resultado, las Reservas Netas continuaron hundiéndose, y estimamos que actualmente se encontrarían en terreno negativo por USD 3.500 millones”, estimó Ecolatina.
Por su parte, LCG planteó el pago con yuanes “significaría un endeudamiento con China a razón del 6%-7% anual para pagar deuda que devenga intereses al 4% anual. Las reservas (brutas y netas) sentirán solo el impacto por la liquidación de los DEGs. Lo correspondiente al pago con los yuanes derivados del swap no alteran a ninguna de las dos, dado que se mantienen dentro de la línea de crédito que el BCRA tiene con el Banco Popular chino”, apuntaron desde la consultora.
Según trascendió, además del ritmo de desembolsos y nuevas condicionalidades, en el tira y afloje podría haber algún alivio en el cronograma de devoluciones al FMI. El secretario de Desarrollo Productivo e Industria José Ignacio de Mendiguren dijo que el entendimiento con el Fondo implicaría “adelantar fondos que se iban a asignar de acá a fin de año, postergar o renegociar los vencimientos que se producían ahora en el corto plazo, es decir, poder adaptar a las posibilidades de la Argentina los compromisos con el Fondo”.
Por lo pronto, el Ministerio de Economía dejó saber, sin brindar por el momento detalles, que en los próximos días habrá un viaje de los dos funcionarios que encabezan el ida y vuelta con el organismo, hasta ahora en modo remoto. “Con el objetivo de acordar el staff level agreement un equipo económico encabezado por Leonardo Madcur y Gabriel Rubinstein viaja a EEUU a principios de la semana entrante”, informaron.
Esta prevista aceleración tendrá lugar justo cuando acaba de finalizar el segundo trimestre, que todavía cuenta con un grupo de metas condicionales -en términos de acumulación de reservas, de techo al déficit primario y de límite a la emisión monetaria- que el Gobierno estará lejos de haber cumplido. La quinta revisión en marcha toma en consideración los números al cierre del primer trimestre -que tampoco había logrado alcanzar el Poder Ejecutivo- y los de mitad de año deberían ser examinados entre agosto y septiembre, al menos bajo el formato vigente del acuerdo.
La sequía tuvo un impacto tal que trastocó las proyecciones de exportaciones y de ingresos fiscales, lo que puso presión al cumplimiento de metas. En el caso de los objetivos de los primeros tres meses del año, el Gobierno quedó unos USD 1.800 millones por debajo del mínimo de acopio de reservas, que implicaba que el Banco Central debía tener unos USD 1.900 millones netos más que en diciembre de 2021. Durante el segundo trimestre, el dólar soja 3 permitió al BCRA acumular unos USD 880 millones entre abril y mayo, pero perdió USD 680 millones durante junio, ya sin el programa de incremento exportador. Para mitad de año, la hoja de ruta original preveía una acumulación de USD 6.800 millones.
En el frente fiscal, en el primer trimestre del año el Gobierno debería haber tenido un techo de déficit primario de $441.000 millones pero quedó excedido en casi $250.000 millones, más de 50% por sobre la comprometido, debido a un desplome en la recaudación de retenciones a las exportaciones a causa de la sequía. Para el segundo trimestre ese tope era de 1,181 billones de pesos. Solo con los datos hasta mayo -la información de junio se conocerá en tres semanas- el sector público ya había superado esa cifra en $87.000 millones. Y para el caso de la emisión monetaria, la primera meta del año fue cumplida por un margen de $9.300 millones y la segunda, que preveía un techo de $372.000 millones, fue casi duplicada, con $670.000 millones.
Una particularidad de estas últimas dos metas, es que, al ser expresada en pesos, están atadas a la nominalidad esperada en el acuerdo con el FMI. Durante los primeros tres meses del año el programa se diseñó con el supuesto de una inflación del 60% anual a la hora de precisar las metas. Con una tasa de inflación de casi el doble, una actualización nominal de esas metas podría achicar la distancia a salvar.
“En el marco de la renegociación del acuerdo, será crucial que en las próximas semanas el Gobierno logre acordar con el FMI la llegada de los desembolsos para afrontar nuevamente vencimientos con el organismo por más de USD 2.600 millones en julio (a lo cual se sumará un pago por más de USD 1.000 millones correspondiente a un vencimiento con acreedores privados)”, mencionó Ecolatina.
“Si bien el Gobierno no logró cumplir con las metas de reservas internacionales y de déficit primario establecidas para el primer trimestre, todo parecería indicar que las autoridades habrían logrado que el FMI acepte una reformulación del programa bajo el argumento del impacto de la sequía. Sin embargo, tanto el adelanto de desembolsos mencionado en las últimas semanas como las condiciones que podría imponer el organismo (¿mayor ajuste?) aún continúan siendo una incógnita”, concluyeron.
La puja técnica corre por debajo de una negociación que tiene un ribete geopolítico: el Gobierno argentino necesitará sumar la mayor cantidad de voluntades posibles en el directorio para que, una vez que cierren los números con el staff, ese paquete tenga el apoyo final para su aprobación. El Ministerio de Economía tuvo conversaciones en las últimas semanas con funcionarios de los Estados Unidos -que es el principal accionista- y de países europeos, además de con China, para acumular respaldos en el board. Otros países, tradicionalmente, suelen tener posturas más duras en este tipo de discusiones, como por ejemplo Alemania.
Este domingo el embajador alemán en Buenos Aires Ulrich Sante aseguró que “como es costumbre entre amigos, Alemania ha hecho concesiones para apoyar los esfuerzos nacionales por estabilizar la economía”. Sin embargo, agregó, en una entrevista con La Nación, “aquí se aplica lo mismo que en el FMI: sin esfuerzos serios de reforma por parte de Argentina, en algún momento nuestra buena voluntad ya no se podrá justificar de manera convincente frente a nuestros contribuyentes”.