Una familia movilizada y preocupada por las secuelas que padeció un empleado municipal de 61 años durante el lapso que permaneció internado en una clínica privada de Oberá, donde habría contraído una grave infección por la mala administración de un medicamento y ahora corre serio riesgo de perder una mano. La denuncia por presunta «mala praxis y lesiones» fue radicada esta tarde ante la Seccional Primera.
Jessica Godoy (29) precisó que el pasado 4 de junio su padre Jorge Godoy (61) ingresó a un primer sanatorio con problemas estomacales y de riñones. El día 7 sufrió un paro cardíaco, por lo que fue derivado de urgencias a otra clínica privada con terapia intensiva, donde permaneció internado tres semanas.
En este tiempo recibió varias visitas por parte de su esposa e hijas, las cuales notaron que «al momento de ingresar a la sala, enfermeros del lugar sedaban a su padre, quien antes de dormirse les decía que lo saquen de ahí», se cita en la denuncia.
La denunciante indicó que regularmente solicitaba el informe médico de su padre, pero tanto enfermeros como médicos se negaban a dárselo, únicamente informaban del estado de su padre a su madre. Asimismo, manifestó que su padre «se encontraba atado a la camilla y vendado de su brazo izquierdo, por lo que al consultar con personal del lugar, le indicaron que era porque se ponía muy inquieto», algo raro según la denunciante.
«Herida mal curada»
Luego de realizarle curaciones y diálisis fue dado de alta, y tras regresar a su domicilio la familia constató que el brazo estaba peor. Fue así que consultaron con otra médica que diagnosticó que Godoy «presenta úlcera diabética producida por una herida mal curada en muñeca izquierda».
La hija manifestó que su padre se encuentra «en completo trastorno luego de regresar de la clínica D. situada por calle Gobernador Barreyro entre Salta y Estrada, lo que le imposibilita hablar de lo sucedido».
En consecuencia, desde el Juzgado de Instrucción 1 se dispuso que inicien investigaciones correspondientes, se tomen todos los testimonios posibles, registros fílmicos del lugar e historia clínica del paciente. Tras la recepción de pruebas se avanzará en el expediente.
Descargo público
Por su parte, en su cuenta de Facebook Sol Godoy cuestionó la atención que recibió su progenitor en la citada clínica: «Se le está pudriendo la mano a mi papá. Mi mamá se dio cuenta y reclamó, por eso le dieron el alta súper rápido. Ahora está en mi casa y estamos viendo a alguien para que le pueda limpiar la mano porque se está pudriendo, literalmente».
«(…) entró caminando y lúcido, y pensado que estaría mejor, no nos imaginábamos que iba a vivir un infierno, estaban matando a mi papá, lo torturaban y lo amenazaban. Cuando llegaba el horario de visita lo sedaban y lo poco que hablaba pedía que le saquemos de ese lugar, los médicos y enfermeros vigilaban a ver qué nos decía. Día a día mi papá estaba peor y peor, empezamos a sospechar y reclamamos diálisis, lo cual hizo que nos empiecen a tener como amenaza, de un día al otro vamos a verlo a terapia y mi papá tenía vendada la mano».
«Ellos le ataban diciendo que él se quería ir de la clínica y cuando preguntamos qué había pasado en su mano, nos dijeron que se había lastimado solo. Cuando le pasan a sala común a mi papá vemos que su mano estaba quemada y con olor a podrido, reclamamos y nos dijeron que los enfermeros le habían quemado con un medicamento mal puesto, y nunca le curaron. Una semana pensamos que se había lastimado solo, la mano se le estaba pudriendo a mi papá y tiene miedo de todo lo que lo torturaban en ese lugar», escribió Sol.
Y agregó: «Hago esta publicación para que a nadie le vuelva a pasar, porque los médicos mienten y los enfermeros de terapia son unas bestias. Dónde está la humanidad, para qué estudian para ayudar a salvar vidas si se las quitan a las personas».
Fuente, El territorio.