El juez de Instrucción Dos de Oberá, Horacio Alarcón, corrió vista a la fiscal Myriam Silke para dar por concluida la investigación en el marco del expediente por el homicidio de Josías Ezequiel Galeano (15), cuyo cadáver fue hallado en un bañado de Oberá en avanzado estado de descomposición el 3 de junio del año pasado.
En tanto, la querella que representa los intereses de Carolina Ramírez, madre de la víctima, solicitó una serie de testimoniales previas al cierre de la instrucción y posterior elevación a juicio.
Vale recordar que tras la desaparición del menor, su mamá denunció presuntos hechos de violencia y amenazas contra el chico por parte de policías obreños.
“Un día de lluvia lo trajeron de shorcito y de musculosa, ahí nosotros le dimos ropa, pantalón y un abrigo. Nosotros le dimos un taper con comida. Él estaba esposado por la reja. Entre los calabozos hay un patio y ahí está la reja, no tiene techo, por eso mismo le prestamos la ropa. Estaba solo ahí, estuvo hasta la tardecita esposado por la reja”, declaró en sede judicial.
Testigo clave
El expediente 57841/2022 investiga las circunstancias del presunto asesinato de Josías Galeano, cuyo cadáver fue hallado luego de 34 días de angustiosa búsqueda.
Andrés Rogelio “Koki” T. apareció en el radar de los investigadores luego que un testigo afirmó que el sospechoso le confesó el homicidio, si bien reconoció que sólo son conocidos del barrio.
Diego Armando F. (25) declaró ante juez Alarcón y su aporte sentó las bases para la acusación contra el único imputado por el hecho.
“Koki me dijo que le hizo una llave con el brazo y le tenía del cuello, y ahí el otro le pegó con la mano para arriba y le pegó en la cara y él dijo que le terminó de matar haciéndole una llave con la mano, que le apretó más fuerte. Me dijo que estaban los dos solos, no me dijo dónde fue, sólo dijo que lo mató y que lo tenía enterrado en el Yazá, donde había un pantano lleno de musgos y camalotes. Y ahí me dijo si yo le podía comprar pan y mortadela”, afirmó el testigo, quien posee un amplio prontuario por delitos contra la propiedad.
Sobre el día en que el acusado le habría confesado el hecho, del cual no precisó la fecha, mencionó que lo mandaron a llamar por intermedio de dos menores a los cuales no conoce.
“Yo estaba en mi casa y ahí los gurisitos me llamaron, no los conozco, seguro son del barrio. Después del medio día fue eso. Me dijeron que Koki me llamaba, y ahí yo no sabía nada lo sucedido, lo que estaba pasando. Me acerqué confiado, ahí fui hasta la calle 1 de San Miguel, fui solo y estaba Koki. Ahí me dijo lo que él hizo. Él dijo que hizo una macana y que tenía al desaparecido, y le tenía matado, y no me dijo el nombre de quien era el desaparecido. Le dije que no me podía involucrar en nada, que no me podía meter en problemas y ahí el amenazó de matarme a mí y a mi familia, si yo decía algo”, se cita en el expediente.
“Le tuvo que matar”
El testigo aseguró que no conocía a Josías. Tampoco supo precisar por qué el implicado lo eligió para confesarle el crimen, ya que apenas eran conocidos del barrio.
“No me dijo en qué fecha lo hizo, sólo que hizo una macana. Yo estaba aterrado. Me dio 400 pesos para que le compre pan y mortadela, plata tenía un montón, tenía una mochila negra y tenía más plata. Adentro de una bolsita en la mochila tenía la plata”, indicó.
Señaló que compró la comida en un kiosco de calle 1, mientras que el acusado lo aguardaba sobre la misma arteria.
“Fui solo al kiosco y le traje el pan y la mortadela (…) Yo le dejé eso y me fui a mi casa. No me quería meter y él me dijo que si yo habría mi boca mi familia corría riesgo. Se notaba que estaba malo, así como amenazándome”, agregó.
Si bien en el inicio de su declaración el testigo manifestó que el sospechoso le confesó el homicidio y luego le pidió que le compre pan y mortadela, sobre el final se contradijo: “Koki me contó todo después que yo le compré las cosas”.
Un aspecto que siembra interrogantes es que en todo momento Diego Armando F. mencionó que el imputado aseguró que el cadáver de Josías fue arrojado al arroyo Yazá, en Campo Viera, siendo que fue hallado en un bañado en Oberá.
“Koki también me dijo que le tenía atado del cuello con una soga, y ahí le ato en una piedra y lo tiro en el agua”, detalle que no condice con la profundidad del lugar donde encontraron el cuerpo, un bañado de pocos centímetros.
“Koki me dijo que ellos se mandaron una macana juntos y que ahí le tuvo que matar para que no lo delate. Yo le agarré miedo por lo que Koki me contó. Dijo que lo mató y lo llevó al Yazá, que es por Campo Viera me dijo. Koki no me dijo cuánto tiempo hacía que estaban juntos con el gurí”, mencionó.
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