El ataque sexual a una mujer de 36 años que volvía de trabajar el domingo a la mañana, generó gran conmoción en los vecinos del barrio Villa Blanquita de Oberá, donde se registró el hecho, al tiempo que la víctima dio precisiones y describió al atacante.
Todavía adolorida por las lesiones que padeció, L. L. subrayó que el delincuente no le quiso robar y estaba enfocado en abusar de ella.
El hecho se registró alrededor de las 7 sobre calle Los Andes, entre Gobernador Barreyro y Larrea, a sólo dos cuadras de la avenida Sarmiento.
La víctima descartó que el atacante la haya “marcado” previamente o que seguía sus movimientos, ya que no suele pasar por esa calle ni trabajar los fines de semana, como ocurrió en este último.
Según su relato, en el forcejeo el malviviente logró sacarle el pantalón, pero en un momento pudo gritar y lo ahuyentó. Luego fue asistida por vecinos.
A consecuencia del ataque padeció esguince de cuatro dedos de la mano izquierda, además de excoriaciones en diferentes partes del cuerpo.
“Me pegó, me tapó la boca y me sacó el pantalón; no quiso robar, es un violador. El tipo sabía bien a lo que iba. Cuando me di cuenta de que estaba encima mío le pedí por favor que no me haga nada, que se lleve todo pero que no me haga nada, pero me tiró al suelo”, relató
Aseguró que si lo volviera a ver, podría reconocerlo: “Imposible olvidarme la cara del tipo”, al tiempo que lo describió como “moreno, pelo corto, de 1,70 metro de altura, de 25 a 28 años, con mucha fuerza”.
Los Hechos
La mujer tiene a su cargo a dos hijos menores y trabaja cuidando enfermos. Fue así que el domingo temprano regresaba de una jornada laboral cuando fue abordada por el depravado hasta ahora desconocido.
“Fue la primera vez que pasé por ahí, tampoco suelo trabajar los sábados de noche, por eso no creo que me seguía a mí. Estaba a la espera de cualquier mujer que pase por el lugar. Estaba esperando y sabía a lo que iba”, opinó.
En tanto, mencionó que segundos antes del ataque sacó su celular y, por prevención, miró hacia atrás y no vio a nadie.
Por ello, según la víctima, el agresor “salió de los departamentos o de alguna casa que hay ahí y me sorprendió. Me tumbó y pegué con la cabeza en el empedrado, pero gracias a Dios no me desmayé”.
“Le dije ‘llevate todo’, pero no se llevó nada. Yo tenía mi celular en la mano y la mochila en la espalda y no se llevó nada”, agregó.
Con la mujer prácticamente desnuda, el individuo comenzó a manosearla y ella se resistió con todas sus fuerzas.
“Cuando me defendí me torció la mano izquierda, provocándome esguince en cuatro dedos. Gracias a Dios pude gritar y salió corriendo, fue cuando salieron los vecinos a socorrerme”, destacó.
En este punto, mencionó que al escuchar su grito el malhechor “como que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Tenía los ojos exaltados, con ojeras. No dijo ni una palabra y para mí que estaba drogado”.
Valiente testimonio
La víctima fue trasladada al Hospital Samic local, donde le realizaron las curaciones. Por las lesiones deberá guardar reposo al menos 21 días, lo que le genera un gran perjuicio ya que es el sostén de su familia.
“La verdad que siento mucha impotencia porque uno se rompe el alma trabajando y haciendo las cosas lo mejor que puede para que en un minuto venga un degenerado y te haga daño. Siento impotencia, tristeza y miedo, porque aparte sigue libre”, remarcó la entrevistada.
Más allá de revivir un hecho tan traumático, L. L. quiso dar testimonio para prevenir a otras víctimas, lo que destaca su valentía y compromiso.
“No quiero que otra mujer o chica pase por lo mismo que yo, porque es horrible. Ahora mi hija de 14 años está con miedo, y yo tengo miedo que vaya al colegio porque hay un pervertido suelto y es un peligro para todos. La Policía está investigando y ojalá que lo atrapen”, rogó.
Precisamente, con los datos aportados por la víctima y el cotejo de las cámaras de seguridad de la zona los investigadores se hallan tras los pasos del sospechoso.