Silvina Luna falleció a los 43 años luego de luchar contra un cuadro crónico en sus riñones. Sus inconvenientes comenzaron en 2011, cuando se sometió a una operación estética con el cirujano misionero.
En 2011, en su mejor momento profesional, Silvina Luna decidió someterse a una intervención estética. Habían pasado diez años de su irrupción fulgurante en la fama en la segunda edición de Gran Hermano, donde por su simpatía, espontaneidad y belleza se convirtió en la favorita del público. Si bien no fue la ganadora, fue un pasaporte al mundo del espectáculo y el punto de partida de una carrera siempre en ascenso como modelo, actriz y conductora. Encabezó teatro de revistas, la requerían de todos los programas de televisión, protagonizaba campañas publicitarias.
Silvina era una de las mujeres más lindas de Argentina, pero en ese 2011 decidió hacerse algunos cambios estéticos y sin saberlo, cometería el que llamó “el peor error de mi vida”. Presa de los condicionamientos y exigencias propios de aquellos años, acudió al consultorio de Aníbal Lotocki, quien por entonces contaba con gran popularidad en el mundo del espectáculo por sus promocionadas intervenciones. El cirujano le colocó metacrilato, un compuesto similar a la silicona, mezcla de acrílico y gel, en amplias zonas del cuerpo que, según se investigó en la Justicia luego de la demanda que le inició la modelo tiempo después, le produjo una hipercalcemia que tuvo como consecuencia una insuficiencia renal. Lotocki fue condenado a cuatro años de prisión y cinco sin ejercer la medicina, pero continúa libre y en funciones. A la actriz le terminó costando la vida..
Recién en 2014, tres años después de la operación, y luego de haber sido internada por un cólico renal, Silvina empezó a hablar públicamente del tema. En una charla con Susana Giménez contó que un año antes de pasar por el quirófano, su salud no presentaba complicaciones. “En 2010 me hice estudios en la clínica Favaloro y tenía mi salud impecable, tenía el calcio perfecto y tenía mis riñones sin piedritas, sin nada. No había ningún problema ni enfermedad hereditaria como se anda diciendo por ahí”, aseguró.
En la entrevista con la diva, la rosarina contó que su estilo de vida había cambiado luego de la intervención: “Mi alimentación es naturista, soy deportista. Antes por ahí trabajaba más poniendo el cuerpo en campañas publicitarias, en ropa interior”, señaló. Y cuestionó las exigencias sociales sobre la perfección de los cuerpos. “Hay productores que te dicen: ‘¿por qué no te operás la nariz?’ o ‘Estás gordita, tendrías que bajar, ¿por qué no te hacés una lipo?’ Entonces, hay que hablar de estas cosas, el medio es muy exigente y uno tiene que estar bien del bocho, bien tratada y segura para no caer en eso”.
Según el relato de Silvina, todo comenzó en unos estudios de rutina que se realizó en 2013. “Me sale una hipercalcemia, el exceso de calcio en sangre y eso hace que tenga una leve insuficiencia renal. Me empiezan a investigar y me entero que en el Hospital Italiano había cuatro casos de chicas que se habían inyectado sustancias de relleno con lo mismo. También con hipercalmemia y con problemas en los riñones y algunas hasta con problemas mayores, incluso una chica estaba en diálisis”, afirmó. La modelo se dirigió al nosocomio del barrio de Almagro -del que siempre destacó su atención- y comenzó con el tratamiento para bajar ese calcio.
Un año antes de aquellos estudios rutinarios, Silvina ya había experimentado algunas dolencias, tal como se desprende de unos chats que mantuvo con Lotocki y que forman parte de la causa que la modelo le inició al médico por mala praxis. “Hola Aníbal, te cuento que ya estoy en Ibiza, re engripada y con fiebre. No sé si la fiebre viene de la inflamación en la cola. Donde me rellenaste tenía un hematoma, me duele que casi no puedo sentarme”, escribió la modelo en las conversaciones difundidas días atrás por TN Central.
“No sé si fue el avión o el calor de acá pero empeoró y me duele mucho”, le decía preocupada por su estado físico y por el malestar que sentía. Enseguida, ella le consultó por las consecuencias que podría causarle: “¿Hay posibilidad de que se infecte eso? Los pinchazos siguen. Tengo algo duro alrededor del muslo, ¿se pudo haber encapsulado?”, fueron las consultas de Silvina que el médico tardó en contestar.
“Lo que sentís es parte de la cicatrización. Necesitás masajes o drenajes en la zona”. Tenés que empezar a hacer gimnasia”, respondió Lotocki en sucesivos mensajes. Ante la insistencia de Silvina desde España, Lotocki le recomendó “tomate un ibuprofeno que con eso se tiene que solucionar la cuestión”.
Lo concreto es que desde que empezaron estos dolores Silvina no pudo volver a trabajar con continuidad. Más allá de alguna intervención más explosiva, como las que tuvo en Bailando por un sueño, y de temporadas de teatro en Carlos Paz, su lugar en los medios quedó reservado para el panelismo y alguna participación especial en ficciones. Y a finales de 2021, sacudió la fantasía de las redes sociales con un contundente mensaje sobre su cuadro.
¿Cuántas cosas hacemos por alcanzar ideales de belleza, poniendo en riesgo nuestra vida y nuestra salud?”, se preguntó la ex Gran Hermano. Y explicó: “Suelo mostrarles cosas lindas en Instagram, pero hoy decido compartirles esta otra parte de mi día a día. Cada tanto necesito internarme, mis niveles de calcio suben y mis riñones no funcionan bien. Requiero más corticoides, medicina que vengo tomando de forma crónica hace 8 años. Y hoy buscando otras drogas que pueda reemplazarlo”, expresó.
Meses después volvió a tomar el centro de la escena en 2022 en El Hotel de los Famosos, donde la gravedad de su cuadro de salud tomó definitivamente estado público. El programa de El Trece combinaba las tareas propias de la administración de un hotel con desafíos físicos para obtener beneficios en la competencia. Durante una prueba aeróbica, sintió que le faltaba el aire por lo que se realizó una serie de estudios que la llevaron a abandonar definitivamente el ciclo por recomendación médica.
“Me dieron los niveles elevados así que me voy a ir a internar ahora para que me nivelen. Todo bien igual, no quiero llorar”, contó mientras sus compañeros la despedían. “Igual yo ya estoy acostumbrada a esto, son episodios que tengo cada tanto, pero pensé que acá lo iba a poder sostener”, reconoció angustiada, y agradeció en las redes sociales “el apoyo y cariño”, de sus seguidores.
Con el tiempo, Silvina se mostró arrepentida de haber participado: “Me encanta trabajar, me habían propuesto eso… Nunca nos hablaron de que iba a ser tan exigente. Realmente eran pruebas para gente muy entrenada. Ellos sabían que yo tenía este problema. Me subió el calcio y tuve que ir a internarme 4 o 5 días”, reconoció. Recientemente, Leandro Chino Leunis, uno de los conductores del programa, ratificó que salía para asistir a sus sesiones de diálisis y admitió que “se la notaba endeble de salud”.
En septiembre de 2022, Silvina habló a corazón abierto con Teleshow y admitió un panorama “alarmante” respecto a su salud. Por entonces, acababa de recibir el alta de una internación -que escapó a la rutina de otras tantas- por los 30 días que le valieron los intentos médicos de compensación. “Fue duro y de gran aprendizaje”, le decía a Sebastián Soldano sobre aquel ingreso en el Hospital Italiano por una microbacteria que puso en jaque el tratamiento habitual.
Por entonces, Silvina empezó un proceso de diálisis al que debía asistir tres veces por semanas durante cuatro horas por día. “Hay días que me quiero quedar durmiendo, pero tengo que ir a diálisis porque eso me está salvando. Si no funcionan los riñones no podría vivir”, expresó como parte de un testimonio desgarrador con Ángel de Brito en LAM. “Los días que tengo diálisis vuelvo a casa y me quiero acostar. No hago nada ese día. Es día a día. Al otro día disfruto cada cosa”, señaló.
En la entrevista contó cómo sobrellevaba la rutina. “Me llevo un libro, trato de dormir para que no se me haga tan largo. Sé qué almohadones llevarme, es como un club. Veo gente mayor ahí y digo ‘me la tengo que bancar”, aseguró. Esta práctica continua le trajo complicaciones en otras partes del cuerpo. “Los sillones son muy incómodos, son 4 horas que estás quieto. Empecé con un dolor en el ciático y las piernas desde que empecé diálisis y fue muy duro porque se hizo crónico… Son dolores que nunca he tenido. Cuando uno vive con dolor no podés pensar en nada. De a poco van encontrando los analgésicos posibles para que me pase”, compartió.
Fuente: INFOBAE
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