Messi no para de hacer historia y con este nuevo premio cada vez agiganta más su figura. Un deportista de época.
Messi lo hizo de nuevo y es imposible no emocionarse con este Octavo Balón de Oro, porque este oro se confeccionó en Qatar. Este premio se tutea con la tercera estrella: es hijo de la vuelta olímpica en Lusail y por eso tiene un valor más especial para Leo, que los siete que consiguió anteriormente. A los 36 años, después de lograr un Mundial que marcará un antes y un después, no para de superarse y, quizás, ser contemporáneos de uno de los mejores deportistas de la historia no nos deje ver su magnitud...
Leo suma uno más a su colección de premios. Premios que siempre atesoró y les dio la debida importancia. Muchas veces fueron un bálsamo en días de críticas y oscuridad cuando los resultados no se daban en la Selección, ahora la vida es color de rosa y después de levantar el trofeo en Doha, todo lo que le siguió tiene esa sensación tan perfecta que sólo él la puede explicar. Le había sucedido cuando levantó el The Best en febrero y le vuelve a ocurrir Teatro del Châtelet de Paris, acompañado por Antonela, Thiago, Mateo y Ciro. Y el premio se lo entregó nada menos que David Beckham, quien lo llevó al Inter Miami.
«Ya está, ya está», levantaba los brazos en el campo de juego en Qatar, luego de la final más brillante de un Mundial. Les decía a los suyos que ya había cumplido con todo, pero el fútbol le quiere dar más. El fútbol no quiere que se vaya. Entonces, cuando aún no se cumplieron 11 meses de la gesta del 18 de diciembre del 2022, a Leo le siguen llegando reconocimientos. Y este Octavo Balón de Oro tiene la trascendencia de la unanimidad. Por supuesto que hubo votos para Erling Haaland y Kylian Mbappé, pero desde la previa había una sensación inequívoca de que Leo se iba a quedar con la estatuilla porque simplemente es el mejor de este siglo y, por qué no, el mejor de la historia.
El que explica de manera didáctica el fenómeno Lionel Messi y este nuevo nuevo récord es Pep Guardiola. Lo hizo mucho antes de esta noche mágica en París. «El Balón de Oro debería tener dos secciones: una sola para Leo y otra para los demás». Y habrá que entenderlo de esa manera. Del 2006, cuando fue nominado por primera vez (salió 21° y el oro fue para Fabio Cannavaro), a este 2023 que se lleva el Octavo para su museo en Barcelona, Leo nos acostumbró a lo extraordinario. No parece real que un deportista se mantenga en la cresta de la ola durante casi 20 años…
Se podría hacer un repaso de los anteriores siete que ganó (2009, 2010, 2011, 2012, 2015, 2019 y 2021), se podría recordar que insólitamente en la edición 2022 no estuvo entre los 30 nominados, se podría caer en la tentación de la revancha de Leo en París, justo en ese lugar donde no la pasó bien, pero quizás ese combustible fue el perfecto para prepararse para Qatar, la batalla final que por suerte no fue final. No hace falta: el fútbol (que le debía un Mundial) puso las cosas en su lugar.
Leo, sentado durante el evento con Julián Álvarez y Lautaro Martínez, es todo sonrisa y humildad. Del pibe al hombre cambiaron muchas cosas. Del que jugaba a la pelota en la habitación con Oscar Ustari en Alemania 2006 al padre que va a observar a su hijo mayor (Thiago) jugar a la pelota. La esencia no se modifica, las ganas de ganar tampoco. Esas que su papá Jorge le contó que tenía Maradona y justo en el día del cumple 63 del Diego, como otro guiño del destino, Messi bate otra marca para que Argentina sea el país con más Balones de Oro y eso que Maradó no lo pudo lograr porque hasta 1995 no lo podían obtener los sudamericanos.
La Pulga, el futbolista con más títulos de la historia, decidió retirarse de la elite europea para disfrutar de su familia en Miami, aunque el animal competitivo está intacto. En julio llegó a Estados Unidos, en agosto le dio el primer título de su vida al Inter de Miami con la Leagues Cup, estuvo cerca de obtener el segundo con la US Open y ya metió otra página en los libros porque se convirtió en el primer jugador que se queda con el Balón de Oro que no juega en Europa. Así, la MLS se anota un poroto gigante y sigue creciendo…
Este Balón de Oro completará el círculo virtuoso. A Leo le había pasado siete veces de recibirlo y sentir que no podía disfrutarlo como debía. Le faltaba algo: levantar la copa más deseada. Nunca se dio por vencido. Lo intentó, sufrió y lloró mucho. Podía haber elegido otro camino, pero la pasión y el amor por la Selección pudo más. Ahora ya no le falta nada. Por eso no busquen más, la Octava Maravilla en este mundo es Lionel Messi.