Con la desregulación del mercado en marcha el gobierno provincial busca potenciar el fortalecimiento del mercado interno para garantizar un precio justo para el productor. Es decir, no propiciar una oposición a la medida, sino encontrar una solución inteligente.
Las políticas económicas que ejecuta el gobierno nacional fueron acompañadas por la mayoría de los argentinos, así como por buena parte de los misioneros, por ejemplo la desregulación del sector de la Yerba Mate. Este 1 de abril entró en vigencia uno de los efectos del DNU 70, la eliminación de la potestad del INYM (Instituto Nacional de la Yerba Mate) de acordar el precio de la materia prima, por lo cual el sector industrial de la actividad no tendría ninguna regulación para pagar por la hoja verde y eventualmente por el paquete en góndola.
La principal preocupación del productor yerbatero es esa precisamente, que el precio percibido por su trabajo sea insuficiente y decidido arbitrariamente por el eslabón más fuerte de la cadena productiva del sector. Por lo tanto, trascendió esta semana que la posición del gobierno misionero no será la de oposición a la medida, sino la de la búsqueda de una solución inteligente, como el fortalecimiento del mercado interno a través de la intención que el kg. de hoja verde valga entre un tercio y un quinto del paquete del mismo peso que se puede encontrar en la góndola de cualquier comercio.
Para graficar la cuestión: si un paquete de un kilo de yerba cuesta 4000 pesos, el productor debe recibir al menos 800 pesos por kg. de hoja verde para de esa manera garantizar la rentabilidad entre todos los eslabones de la cadena sin ponerle tope al precio, alineándose de esta manera con la política establecida por el gobierno nacional. El factor determinante que fije el kg de hoja verde será el precio del paquete en góndola, a partir de allí el productor recibirá entre un tercio y un quinto de dicho valor.
En suma, este modo de propiciar una solución inteligente que beneficie a todos los actores del sector de la yerba mate está en línea con el accionar histórico del Frente Renovador: apostar siempre a la resolución de problemas con la participación de la población y evitar la oposición por la oposición misma, dado que en esa situación el único perjudicado es el misionero.