Las inundaciones que afectan al estado Rio grande do Sul, es dramática y caótica por estos momentos. Los misioneros que viven en distintas ciudades pasan sus días buscando alimento, ayudando a los vecinos y rogando que no se rompan más diques.
Los más viejos solo recuerdan vivir una situación así en 1941, cuando se dio la gran inundación. Pero ahora la situación es peor por la gran cantidad de muertos que se registran
Hay que recordar, que el estado de Río Grande do Sul, limita con nuestra provincia en varios puntos. Además, muchos misioneros tienen familiares del otro lado, a donde fueron en busca de un mejor porvenir. Hoy quedaron varados, lo que preocupa y genera angustia a muchos argentinos que tienen familiares o amigos en Porto Alegre, Canoas, San Leopoldo, Novo Hamburgo, Estrela y demás regiones que están siendo afectados, en lo que muchos afirman la mayor catástrofe de la historia del vecino país.
Denise Fonseca, es enfermera brasileña y que tiene vínculos con los misioneros en la zona de Porto Alegre. Ella trabaja en los Caps en la zona de Porto Alegre, donde se reciben a los evacuados. “Vienen los helicópteros con familias que están en los techos y con cuerpos que van rescatando y encontrando flotando. Estamos rezando para que no se rompan más diques, porque esto ya es una zona de guerra”, relató desesperada.
La principal preocupación son la falta de alimentos, agua y elementos de primera necesidad que están siendo racionados en los supermercados para poder abastecer a toda la población ya que las rutas están rotas y no pueden llegar los alimentos.
“Estamos en una situación crítica. Nos estamos quedando sin agua y alimentos. Salimos a ayudar a las familias en canoas, pero por la noche se roban las canoas y saquean las casas que fueron abandonadas. Rogamos que puedan ver nuestro sufrimiento, somos argentinos que vivimos aquí, esperemos que llegue la ayuda para todos, no sabemos cuánto más vamos a aguantar porque parece que seguirá lloviendo”, señaló Juana Pereyra, que nació en El Soberbio y vive en Porto Alegre hace varias décadas.
“Necesitamos ayuda de más personas, ojalá pueda enviar ayuda. Nosotros estamos bien, pero nuestros amigos están pasando mal perdieron todo, el agua se llevó todo, esperemos que no sé rompan más diques porque el agua avanza a los barrios”, expreso Lourdes Lima misionera que vive en Brasil hace más de 30 años.
Otro tema que preocupa a la población, son los hospitales, que se están quedando sin medicamentos, debido al problema que enfrentan las rutas de entrada y salida a la ciudad. Los rescatistas trabajan día y noche para brindar apoyo y rescate a las personas que están atrapadas en sus casas y departamentos. Están sin luz, sin internet y los generadores funcionan algunas horas por falta de combustible.
Los mensajes de pedidos de ayuda para ser rescatados, se replican en redes sociales y en grupos de WhatsApp minuto a minuto la gran mayoría son voluntarios se abocaron con sus lanchas, motos de agua y botes.
También las autoridades municipales y del estado de Río Grande do Sul, están trabajando para rescatar a las familias de los puntos críticos y llevándolas a un lugar más alto y seguro.
Ya se montaron cientos de centros de evacuación, rescates con alimentación, abrigo para los damnificados, pero el número de evacuados crece cada día.
El número total de fallecidos por las fuertes lluvias que azotaron el estado llegó a 83 este lunes 6, según datos de Defensa Civil. Desde el pasado martes 30, casi 130.000 personas han quedado sin hogar, 291 están heridos y otras 111 están desaparecidas.
De los 345 municipios afectados por las tormentas, 38 registraron víctimas mortales en la última semana. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva envió un mensaje al Congreso Nacional solicitando la declaración del estado de calamidad pública en Rio Grande do Sul hasta el 31 de diciembre de este año.
Defensa Civil emitió un aviso por nuevas tormentas y ola de frío para el estado. El Ministerio de Salud de Brasil advirtió de la posibilidad de una nueva epidemia de dengue y la aparición de casos de malaria y hepatitis.
El aislamiento de las ciudades de Rio Grande do Sul por las fuertes lluvias se volvió aún más dramático debido al cierre del aeropuerto Salgado Filho, en Porto Alegre.
En un comunicado difundido el lunes por la tarde, Fraport Brasil, la concesionaria que gestiona la terminal, una de las diez más transitadas del país, dijo que “no hay previsión de reanudación de las operaciones».
Fuente, El Territorio.