Una tragedia que trascendió el ámbito familiar y caló hondo en toda la comunidad. Un drama que se venía gestando puertas adentro, según el testimonio de los hijos de la pareja, aunque nadie imaginó un desenlace tan brutal y sangriento, con tres menores que en pocas horas quedaron huérfanos de padres.
En los primeros minutos de la madrugada de ayer, un estruendo sacudió la habitual tranquilidad del casco urbano de la localidad de Colonia Alberdi.
Segundos después, los hijos de María Ofelia Calixto (33) y de Roberto Aníbal Ferreira (38) cruzaron la calle corriendo hasta la casa de un vecino, donde golpearon una ventana y, entre gritos y llantos desesperados, contaron que el papá había matado a su mamá de un escopetazo.
Primero sorpresa e incredulidad. Enseguida la constatación del horror, el aviso a la comisaría local; los familiares y vecinos que fueron llegando a la escena de un crimen que golpeó a todos.
El femicidio ocurrió en la noche del lunes.Tras corroborar el femicidio de Calixto, personal policial de diferentes dependencias de la Unidad Regional II de Oberá salió tras los pasos del homicida.
La búsqueda se extendió durante toda la madrugada, hasta que alrededor de las 9 de la mañana lo hallaron muerto. Ferreira habría tomado la decisión de quitarse la vida colgándose de la rama de un árbol situado en un potrero a unos 1.500 metros de la casa donde mató a su mujer.
Más allá del testimonio del hijo mayor de la pareja, testigo directo del femicidio, y de los claros indicios de suicidio, el Juzgado de Instrucción Dos de Oberá dispuso que ambos cuerpos sean trasladados a la morgue de Posadas para las correspondientes autopsias.
Luchó para salvar a su mamá
Desde un primer momento se supo la identidad del agresor de Calixto, ya que sus propios hijos lo apuntaron como responsable. La pareja tenía un varón de 15 años, una nena de 12 y un bebé de 2.
Según los dos más grandes, desde hacía un tiempo sus padres discutían muy seguido y cada vez con mayor fiereza.
De todas formas, los problemas no habrían trascendido las paredes de la casa, ya que desde la UR II indicaron que no existirían registros de denuncias previas.
Pero entre la noche del lunes y la madrugada de ayer, la discusión fue subiendo de nivel y los gritos despertaron al mayor de los chicos, quien se levantó y fue hasta donde estaban sus padres y se encontró con una escena que nadie debería presenciar nunca, menos un menor, ya que su papá le apuntaba a su mamá con una escopeta y le gritaba “te voy a matar, te voy a matar”.
La pareja tenía tres hijos, de 2, 12 y 15 años de edad.
Ante tremendo panorama, el jovencito tuvo la valentía de salir en defensa de su mamá y para ello arriesgó su propia vida.
En primera instancia, según su propio testimonio ante las autoridades, el chico logró quitarle el arma a su papá y llegó a sacar los cartuchos.
Pero apenas se recompuso, observó que su progenitor tenía otro cartucho en la mano, cargó la escopeta y volvieron a forcejear, pero esta vez el hombre impuso su fuerza y logró dispararle a su concubina. Un solo tiro que impactó a la altura del ojo izquierdo y resultó fatal.
En medio del horror, tal vez temiendo por sus propias vidas, los chicos más grandes alzaron al bebé de su cuna y corrieron hasta la casa del vecino Claudio Kull, donde pidieron auxilio.
Últimos pasos del femicida
A juzgar por su accionar posterior, tras ejecutar a su pareja y mientras sus hijos se refugiaban en casa del vecino, Roberto Aníbal Ferreira ya sabía que le quedaban pocas horas de vida, ya que tiró la escopeta, tomó una soga y emprendió la huida en medio de la oscuridad.
Todavía resta determinar cuánto tiempo demoró quitarse la vida, pero todo hace presuponer que no mucho, ya que su cadáver fue encontrado a sólo un kilómetro y medio de la casa. Posiblemente ni siquiera llegó a observar las luces de las sirenas que fueron llegando a la escena del crimen.
El femicida estaba vestido sólo con un jean, con el torso desnudo y descalzo, tal como salió de su casa. Se ahorcó con la cuerda que llevó, la cual ató a una rama no muy alta de un árbol.
En la galería posterior de la vivienda familiar, la Policía halló la escopeta calibre 16 con un cartucho percutado en el piso, además de un cuchillo tirado en el sector del living.
En el lugar, la médica policial constató que Calixto padeció una “herida de arma de fuego en la región ocular izquierda”, lo que le produjo la muerte en el acto.
Desde primeras horas de la madrugada, los hijos mayores de la pareja recibieron contención psicológica del equipo interdisciplinario de la UR II, devastados por el asesinato de su mamá a manos de su papá.
Para colmo, como si eso fuera sencillo de asimilar, más tarde les informaron que también el progenitor había muerto.
En principio, los tres chicos quedaron al cuidado de sus tíos maternos Miguel y Juan Calixto, y sus respectivas familias.
Fuente, El Territorio