Esta mañana, Antonella Graziosetti presentó su renuncia al cargo de secretaria del bloque PRO – Avancemos de Oberá. En su carta de renuncia, expuso como motivo determinante el «destrato de la concejal Adriana Kosnicki», señalando que sus actitudes «han afectado su bienestar personal y profesional».
De manera simultánea, Graziosetti también formalizó su renuncia al Consejo Provincial, órgano máximo del PRO en Misiones, y anunció su desafiliación del partido Propuesta Republicana.
Desde su asunción como concejal, Adriana Kosnicki ha sido protagonista de diversos episodios controvertidos, generando desinteligencias y actitudes que han sido calificadas como irresponsables por diversas fuentes consultadas. Entre ellas, se menciona el hecho de haber firmado ordenanzas para luego criticarlas públicamente, lo que evidencia una incoherencia entre sus acciones y sus declaraciones.
En el ejercicio de la función pública, el respeto y la dignidad deben ser principios fundamentales. El maltrato en cualquier ámbito es inaceptable, más aún cuando se trata de un funcionario del Estado. Las acciones de los representantes electos deben estar guiadas por el compromiso con la comunidad y no por la ambición personal de escalar políticamente.
El abuso de poder no refleja autoridad, sino debilidad moral. Un verdadero líder debe escuchar, dialogar y resolver conflictos con empatía y respeto, sin recurrir a la soberbia o la prepotencia. El ejercicio del poder debe estar basado en la responsabilidad y la justicia, recordando siempre que la legitimidad de un cargo proviene del pueblo.
En este sentido, un trato digno y respetuoso no es un privilegio, sino un derecho fundamental para todos los ciudadanos.
por Joselo Riedel