El próximo 14 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, una iniciativa que busca concientizar sobre la importancia del descanso y la prevención de los trastornos del sueño. Pero más allá de su impacto en la salud general, surge una pregunta clave: ¿puede la calidad del sueño influir en la fertilidad?
La búsqueda de un embarazo debe abordarse con un enfoque integral, considerando no solo los tratamientos médicos, sino también el estilo de vida. Hábitos saludables como una alimentación equilibrada, actividad física regular, una buena hidratación, evitar el tabaco, las drogas y el exceso de alcohol, reducir el estrés y la ansiedad, mantener una vida sexual saludable y, por supuesto, dormir bien, son esenciales para lograr el equilibrio físico y emocional necesario para la concepción.
Diversos estudios han demostrado que los trastornos del sueño pueden afectar la fertilidad debido a los desequilibrios metabólicos, hormonales, inmunológicos y neurológicos que generan. En las mujeres, la falta de descanso adecuado puede alterar la ovulación y comprometer la preparación del endometrio para recibir al embrión.
Nuestro cuerpo funciona según ciclos biológicos internos conocidos como ritmos circadianos, los cuales regulan numerosos procesos fisiológicos a lo largo del día, incluyendo la producción de hormonas clave como el cortisol, la prolactina, la hormona de crecimiento y la melatonina.
La melatonina, en particular, juega un papel fundamental: se libera en la oscuridad y es responsable de regular el ciclo sueño-vigilia, sincronizando funciones vitales del organismo. Cuando estos ritmos se alteran—ya sea por estrés, trabajos nocturnos, el uso excesivo de pantallas o malos hábitos de descanso—el sistema reproductivo también puede verse afectado.
¿Qué significa dormir mal?
Los trastornos del sueño pueden manifestarse de diferentes maneras: dificultades para conciliar o mantener el sueño, somnolencia excesiva durante el día o alteraciones en la calidad del descanso. Si bien estos problemas no siempre son la causa directa de la infertilidad, pueden influir negativamente en la función reproductiva y deben ser evaluados en el contexto de cada paciente, considerando factores como la edad, la reserva ovárica y otras condiciones médicas.
Dormir bien no es una pérdida de tiempo, sino una necesidad biológica fundamental para el equilibrio del organismo. Durante el sueño, el cuerpo se recupera, regula sus funciones y se prepara para un nuevo día. Dado su impacto en la fertilidad, es fundamental que los especialistas en salud reproductiva indaguen en la calidad del descanso de sus pacientes y promuevan hábitos que favorezcan un sueño reparador. Priorizar el descanso no solo mejora la salud general, sino que también puede ser un aliado en el camino hacia la maternidad.
Por la Dra. Lara Razuk (MN 121397), médica tocoginecóloga especialista en Medicina Reproductiva en Halitus Instituto Médico.