“Abuelita, vení. Llamá a la ambulancia. Están todos muertos”, fue la frase de Bautista, un niño de nueve años que alertó sobre el infierno que había ocurrido en esa casa del barrio Trapiche.
El niño despertó y lo vio todo: el padre de su hermanita había asesinado a tres mujeres: su madre, su tía abuela y su bisabuela. Además, había herido a sus hermanos Lucas, de 11 años, y Mía, de 10 meses, que esta mañana permanecían internados.
Se sabe que el asesino persiguió al niño por la casa para atacarlo, pero finalmente no pudo encontrarlo. Antes de huir, Salazar dejó el gas abierto junto a una vela encendida.
El pequeño se escondió en el baúl de un auto para comunicarse con su familiar y advertirle de lo que sucedió, quien acto seguido se comunicó con el 911.
El niño estuvo sentado un rato en la vereda junto a su perro, a quien había escondido con él. Respondió algunas preguntas mientras los peritos ingresaban a la casa y sacaban los cuerpos de su mamá, su tía abuela y su bisabuela. Su testimonio es clave para la reconstrucción del hecho ya que es el único testigo.