Tantos años de miedo y abusos indescriptibles, dejaron una huella indeleble en el alma de esta mujer de 31 años, quien denunció que su propio padre la violó durante años y producto de ello tuvo cinco hijos.
El sujeto está preso desde septiembre y las pruebas en su contra serían contundentes, por lo que se estima que afrontará una dura condena.
Tras la publicación del caso por este medio, una comisión de la Comisaría de la Mujer se acercó hasta su vivienda y constató las condiciones de pobreza extrema en la que reside con sus pequeños.
La familia sobrevive en una casilla de machimbre, con enormes rendijas en las paredes, sin cielorraso y parches de plástico en varios sectores, por donde se filtra la lluvia y en invierno penetra el frío.
Ante este panorama, una oficial y una trabajadora social de la Policía elevaron un detallado informe a las autoridades de la Municipalidad, desde donde se habrían comprometido en asistir a la mujer y a sus chicos.
De todas formas, hasta ayer al mediodía ningún funcionario de la comuna se había acercado a la vivienda, según reconoció ella misma en diálogo con El Territorio.
En este sentido, la mujer indicó que “varias veces ya vinieron del municipio, sacaron fotos y nos dijeron que iban a arreglar la casa, pero todo quedó en palabras. Ojalá que ahora nos den una mano”.
Al mismo tiempo, destacó la atención recibida por parte las integrantes de la Comisaría de la Mujer, que la asesoraron en varios aspectos y se mostraron comprometidas con su situación.
El peor secreto
Para proteger la identidad de los menores y de su madre, se preservan detalles de la causa, la escuela a la que asisten y el barrio donde viven.
Por primera vez, la vícitma aceptó dialogar con un medio de comunicación y relató la pesadilla que padeció durante casi 20 años por los abusos de su progenitor. Algunos detalles son inenarrables porque vulneran la sensibilidad de los lectores y no aportan nada al bienestar de las víctimas.
“Mi papá no me dejaba tener novio, decía que yo era su mujer”, relató la entrevistada con dejo de vergüenza en la mirada. Comentó que los abusos habrían comenzado cuando tenía 12 años y se extendieron hasta hace poco tiempo.
“Me decía que no tenía que contar a nadie, que era un secreto entre nosotros. Después, cuando fui creciendo me empezó a amenazar. También me pegaba a mí y a los chicos, y empecé a tener miedo de que haga lo mismo con las nenas”, reconoció.
Con el paso de los años, la víctima logró cierta independencia y pudo formar pareja, con quien tuvo tres hijos. Actualmente, ella y su concubino están a cargo de los ocho menores.
Pero la pesadilla persistía, puesto que el abusador residía en el mismo terreno y mantenía amenazada a toda la familia. También la madre de la víctima habría padecido un calvario y poco pudo hacer para protegerla.
En ese contexto de pobreza, hacinamiento y violencia, a principios de septiembre una de las hijas de la víctima contó en la escuela lo que pasaba en su casa. Así se disparó la investigación judicial, la mamá mencionó la secuencia de abusos y se logró la detención del hombre.
Prisión preventiva
Una docente comprometida radicó una denuncia ante la Fiscalía de Instrucción Uno, lo que fue clave para la investigación judicial en marcha. Se determinó que hasta los chicos sabían lo que su abuelo hacía con su mamá.
El sujeto fue identificado como Ramón, sobre quien pesa la acusación de “abuso sexual agravado por el vínculo”. Tras permanecer varias semanas en la Seccional Tercera, a fines de octubre el Juzgado de Instrucción Uno le dictó la prisión preventiva y el 25 de octubre fue trasladado a la Unidad Penal II, donde aguardará la fijación del juicio oral, no público, por tratarse de un delito de instancia privada.
Fuente: territoriodigital – Daniel Villamea