“Quien no está con nosotros es nuestro enemigo”. Así, brutal y contundente, resumió un joven la filosofía que moviliza a un incipiente grupo de skinheads o cabezas rapadas que pretenden sentar bases neo nazis en la ciudad de Oberá. Se reconocen admiradores de la vida y obra de Adolf Hitler, niegan el genocidio judío durante la Segunda Guerra Mundial; exaltan el nacional socialismo, odian a los extranjeros y a los homosexuales, entre una larga lista, y a nivel local dicen combatir la prostitución y a los travestis.
El referente del grupo accedió al diálogo con Crónicas del Monte, con el requisito de mantener su identidad en reserva, ya que “la sociedad nos juzga sin conocernos”, argumentó M. El joven tiene 23 años, estudios terciarios y trabaja en una venta de repuestos. Es cordial en el trato cotidiano y responsable en su labor, más allá de su ideología extrema. “Te cansa cómo la juventud y la sociedad se van deteriorando, se van pudriendo. Y nosotros nacemos para tratar de limpiar esta sociedad”, aseguró con la mirada fija al cronista, como para acentuar sus convicciones. Enumeró una larga lista de “enemigos”: villeros, comunistas, anarquistas, hippies (“todo lo que sea de izquierda”), gitanos, judíos, latinos y negros; pero subrayó su bronca por la “cantidad de travestis y prostitución que hay en Oberá”. “No quiero que el día de mañana mis hijos se transformen en uno de ellos. Entonces tratamos que eso no se transforme en algo común, que la sociedad no se acostumbre a esa imagen y que todo de igual”.
Dialéctica y violencia
Según M., la primera instancia de su lucha “para limpiar la sociedad” pasa por la palabra, aunque el recurso de la violencia está siempre latente y por ello trabajan sus cuerpos para la pelea. Casi como una regla, los skinheads practican artes marciales o boxeo y son cultores del gimnasio: “Para nosotros crecer es una meta. Crecer mental y físicamente para estar saludable y también para enfrentar a nuestros enemigos”. “Porque sabemos que en un momento vamos a tener que usar la violencia, porque si no atacamos nuestros enemigos van a crecer y no podemos permitir eso”, subrayó convencido. De todas formas, aseguró que primero buscan combatir dialécticamente a sus enemigos. “No hablamos con los travestis ni las prostitutas, pero en nuestro entorno y a los conocidos les decimos que esas actitudes van contra una sociedad culta y razonable, que nos incomoda y nos preocupa pensando en las futuras generaciones”, explicó M. Y lanzó una amenaza: “Todavía no actuamos, pero tenemos objetivos marcados”.
Nacionalismo extremo
Como todo grupo ideológico, los cabezas rapadas obereños se nutren de material bibliográfico, en este caso las obras de Hitler, Mi Lucha y Raza y Destino, los libros que escribió el líder del Tercer Reich.“Hitler está siempre, es nuestro referente”, reconoció el entrevistado. Entre los preceptos de la filosofía neo nazi sobresalen el nacionalismo extremo y el racismo, por ello para pertenecer es requisito imprescindible ser rubio y nacionalista. “Los extranjeros ocupan los puestos de trabajo y muchos nacionales están desocupados. Por eso creemos que para proteger a su gente una nación debe ser racista”, argumentó. Pero también tienen enemigos internos. “Los villeros no quieren trabajar, quieren tener todo de arriba”, opinó M., haciendo gala del mismo prejuicio que criticó de entrada al referirse a la mirada que tiene la sociedad hacia su grupo. Al abordar el tema del genocidio judío -en donde se estima que fueron asesinados seis millones de personas-, el muchacho se puso a la defensiva y enarboló su visión revisionista. “Tendrían que haber sido muy grandes los campos de concentración. Como mucho murieron 60 mil judíos, y por causas del hacinamiento y las condiciones precarias”, justificó. Es más, argumentó que “la historia de los nazis fue escrita por quienes ganaron la guerra, y eso ayudó a tapar los crímenes de los aliados” en la Segunda Guerra.
Sobre Dios
La charla con el líder de los skinheads obereños transcurrió sin sobresaltos, con respeto mutuo y la intención de poner en escena una realidad más. “Todas las tribus urbanas son nuestros enemigos”, subrayó. Otro aspecto del nacional socialismo es la exacerbación religiosa y la mayoría de los cabezas rapadas son confesos católicos, aunque no practicantes. “Generalmente no vamos a la iglesia porque hoy en día es medio como un comercio”, reconoció. De todas formas, subrayó “actuamos en nombre de Dios, porque si Él creo distintas razas y nos puso en diferentes lugares, no tenemos porqué mezclarnos. Al actuar como actuamos lo hacemos por la voz de Dios”. También lo simbólico es vital en la liturgia neo nazi, con la cruz esvástica como emblema. “Para nosotros la bandera nazi está en el mismo escalón que la bandera argentina”, reconoció M.
Fuente de la Historia: cronicasdelmonte.com
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