Empezó el curso nivelatorio del Profesorado de Matemática en Ciencias Exactas. Trabajó 35 años en Correo Argentino y ahora es electricista.
La vida da revanchas y, a sus 75 años, el misionero Juan López decidió aprovechar una segunda oportunidad para volver a la universidad. Hace una semana, este electricista que vive en Itaembé Miní, comenzó el curso nivelatorio para el Profesorado de Matemática, una disciplina que siempre formó parte de su pasión.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Juan contó que fue el fallecimiento de su esposa y madre de sus dos hijos, ocurrido el año pasado, lo que lo motivó volver a la universidad como una manera de dar impulso a su vida.
“Me recibieron muy bien en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam); la verdad es que me siento un poco cohibido por estar con chicos tan jóvenes pero estoy muy a gusto con mis compañeros y docentes, pese a que soy bastante más mayor que todos ellos”, contó este hombre que también hizo la secundaria con sobreedad porque debió postergarla cuando empezó a trabajar en el Correo Argentino a los trece años.
Juan trabajó más de tres décadas como operador telegrafista en el Correo pero se quedó sin empleo cuando éste fue privatizado por el ex presidente Carlos Menem. Comenzó a trabajar a los 13 años en Santo Pipó y luego pidió el pase a las oficinas de Posadas para estudiar la secundaria.
Trabajar y estudiar
“La idea era que siguiera estudiando en Santo Pipó, pero yo trabajaba de mañana y tarde y no había escuela nocturna en esa localidad. Por eso, después pedí el pase a Posadas para estudiar pero tampoco puede empezar inmediatamente porque trabajaba casi todo el día”.
Por ese entonces, también comenzó a trabajar como taquígrafo de la Cámara de Diputados de Misiones. Finalmente, cuando obtuvo el título del nivel medio, Juan pidió el pase a La Plata para poder estudiar Ingeniería Electromecánica.
Su primer intento en la universidad
Pero no eran días tranquilos en Argentina para estudiar en la universidad. “Ya había terminado el cursillo de ingreso y empecé a cursar el primer año. Constantemente nos cambiaban los horarios de las clases y eso me complicaba mucho con mi trabajo en el Correo. Una tarde, estábamos en una clase y empezamos a sentir olor a humo… habían tirado gases lacrimógenos en la facultad y empezaron entrar los militares con palos y a pegar a todos. Me acuerdo que los estudiantes rompimos un ventanal grande y saltamos hacia afuera para escaparnos. Me asusté mucho, me acobardé y no quise volver a la facultad”, contó.
Pasaron los años, Juan se casó con su compañera de toda la vida (una misionera que conoció en la secundaria) y fueron padres en dos ocasiones, primero nació su hija que hoy vive en Buenos Aires y ya lo hizo abuelo siete veces; y luego su hijo varón, que reside en Posadas y es el padre de sus otros dos nietos.
Cuando Juan tenía 48 años se encontró de golpe sin trabajo: Menem vendió la empresa estatal de correo y él, que tenía 35 años de antigüedad, fue despedido sin un peso de indemnización.
“Quedé desempleado y con pocas chances de conseguir un nuevo trabajo en mi oficio, que era operador telegrafista. Recuerdo que muchos de los que habían sido compañeros de trabajo se suicidaron. Por entonces, cerca de mi casa había una obra en construcción y yo les prestaba el agua, un día, el encargado me dijo que se había quedado sin ayudante y me ofrecí a hacer ese trabajo pero le aclaré que me tenía que enseñar. Así fue que trabajé en la construcción durante tres años y ejercí como ayudante de electricidad. Después me llamó un vecino que era ingeniero para que trabajara como electricista y me enseñó muchísimo. Además, me dijo que tenía que aprender matemática y trigonometría si quería ser un buen electricista; entonces empecé a comprar libros para poder estudiar”, recordó.
Poco después estudió la tecnicatura en electricidad. Corría el año 2000 cuando Juan y su señora se mudaron otra vez a Misiones.
Volver a empezar en sus pagos
Aunque recién este año comenzó el Profesorado de Matemática en la Universidad Nacional de Misiones (Unam), Juan es conocido en su barrio porque ya preparó a muchos chicos para rendir matemática.
“No tengo ningún cartel ofreciendo mis servicios, se enteran de boca en boca. Yo lo hago porque me gusta, no les cobro nada. Tampoco puedo comprometerme con días y horarios porque tengo mi propio trabajo, el de electricista, que me demandan bastante dedicación”, confió el hombre.
En cuanto al proyecto que acaba de iniciar, Juan indicó que no lo hace pensando en ejercer como docente a los 79 u 80 años (el profesorado tiene cuatro años de duración) sino para “darme una satisfacción a mí mismo, cumplir mi sueño pendiente de recibirse en la universidad. Espero que me de la cabeza”, bromeó.
Fuente: Primera Edición