Los gritos de su mamá lo despertaron, saltó de la cama y vio que su padrastro la golpeaba con un palo de escoba. Primero le rogó que la suelte, pero viendo que el sujeto le seguía pegando, se abalanzó sobre él con el coraje de un gigante.
Aunque también resultó lesionado, la intervención de un nene de 7 años evitó que su madre siga siendo castigada por su concubino, quien luego fue denunciado ante la Comisaría de la Mujer de la localidad de Oberá, aunque logró escapar de la Policía.
El hecho se registró el domingo alrededor de las 9, en una precaria vivienda situada en un espacio verde, continuidad de calle Arroyo los Toros, en Barrio Norte.
La denuncia fue radicada por Gabriela Da Silva (26), madre de tres hijos, contra su concubino Lucas D.S. (23), con quien comenzó a convivir desde hace poco más de un mes, según precisó.
Ayer, en diálogo con El Territorio, la mujer relató detalles del caso y se mostró temerosa ante la posibilidad de alguna represalia por parte del sujeto, que se halla en condición de prófugo.
En tanto, se mostró orgullosa por el accionar de su hijo de 7 años, quien enfrentó al individuo con inusual valentía, tras lo cual logró correr hasta la casa de un vecino para pedir auxilio.
“El papá de los chicos murió en un accidente de moto hace dos años y hace poco me acompañé con este último. El domingo, llegó borracho a eso de las 6 de la mañana y se acostó. A eso de las 9, se despertó malo porque el bebé más chico estaba llorando. Estaba sacado. Empezó a insultar y a pegarme con un palo de escoba. Llegó a romper ese palo por mi pierna”, aseguró.
Violencia extrema
Las marcas de la violencia son visibles en su cuerpo, pero reconoció que “lo peor fue ver que le pegó a mi hijo con el palo, y dijo que nos iba a matar a todos”.
Totalmente descontrolado, el agresor no midió sus fuerzas ni le importó que se trataba de un menor , a quien le propinó varios palazos en la espalda y las piernas.
La intervención del nene enfureció aún más al sujeto, al punto que profirió amenazas de muerte contra la mujer y sus tres hijos, los más chiquitos de 3 y 1 año.
“Él no se esperaba que mi hijo me defienda así y quedó más loco. El palo de escoba estaba roto, quedó la mitad con punta y mi miedo era que le hinque con eso. Dios mío que fue horrible”, subrayó reviviendo la escena.
Pero el pequeño encontró un resquicio para escapar y fue la salvación. Enfiló por un trillo hacia la casa de un vecino y su mamá alcanzó a gritarle que corra más rápido porque el violento lo seguía.
La zona donde se ubica la vivienda está rodeada de monte y malezas, lo que terminó salvando al nene. Conocedor del lugar, se escondió en un árbol ahuecado y esperó varios minutos.
Una vez que se sintió seguro, corrió hasta la casa más cercana y pidió auxilio, pero la ayuda tardó en llegar.
Al respecto, la mujer lamentó que “acá la Policía nunca entra, dicen que los caminos están muy feos. El domingo tardaron como tres horas en llegar, y vinieron porque mi hijo y el vecino fueron hasta la casa de un señor que tiene negocio y él llamó al Comando”.
Mencionó que, al no encontrar al nene, su concubino juntó un par de prendas y se fugó. Más tarde, la víctima fue trasladada a la Comisaría de la Mujer para concretar la denuncia.
En tanto, desde el domingo a la tarde sus hijos se hallan en casa de los abuelos maternos, ya que la mujer teme que el sujeto aparezca y los lastime.
“Mi primer marido también me golpeaba, pero pensé que este iba ser distinto. Me arrepiento de haberle dejado entrar en mi casa y que mis hijos hayan sufrido otra vez”, agregó.
Críticas a la Policía
En su desesperada huida en busca de auxilio, el pequeño se refugió en la casa del vecino Elías López, quien desde hace 30 años reside en el lugar y se quejó de la inacción policial.
En diálogo con este diario, aseguró que el último domingo llamó varias veces al 911 del Comando Radioeléctrico y lo atendieron, pero no acudieron al lugar.
“Me cansé de llamar y decían que ya venían, pero pasó más de una hora y nada. Ya estaba desesperado porque el nene lloraba por su mamá y fui a pedir ayuda a un señor que tiene negocio y es conocido de la Policía. Él tuvo que llamar para que vayan a socorrer a esa pobre mujer con sus hijos”, indicó López.
Contó que vive en el lugar desde 1987, pero nunca tuvieron tantos problemas de inseguridad como en la actualidad, flagelo que atribuyó a la venta y consumo de drogas.
“El problema es la cantidad de faloperos (sic) que hay, no respetan a nadie y hacen desastres. Para colmo, la Policía no entra porque dicen que las calles están muy feas. Pero eso no es excusa, pueden dejar el patrullero arriba y bajar caminando, como hacemos todos”, mencionó indignado.
En tal sentido, opinó que la proyectada apertura de la calle Orcadas sería fundamental para mejorar la accesibilidad al lugar. “Los malandras van avanzando y nosotros nos tenemos que encerrar en nuestras casas”, graficó don López.
Fuente: territoriodigital – Foto: Daniel Villamea