Con un gran marco de público a pesar de lo amenazante del clima, la mega muestra bajó su telón artístico bajo una lluvia pertinaz que obligó a suspender las actuaciones de César Isella y el Chango Spasiuk.
De esta manera, los miles de visitantes que colmaron por vigésimo séptimo día consecutivo las instalaciones del Parque del Conocimiento se vieron privados de los shows de César Isella y el Chango Spasiuk, pero no por eso se quedaron sin disfrutar de lo mejor del folklore de la provincia.
La tarde arrancó temprano, cuando los integrantes de Legado Regional tomaron el escenario para dar al público una buena dosis de esa postal de la Tierra Colorada que marca cada uno de sus shows. Legado Regional es canto, es danza y es música de nuestra región, y con cinco años de trayectoria han pintado la idiosincrasia de Misiones con sonoridad y color. Una bailanta improvisada en la grama junto a los integrantes de su ballet, le dieron el marco ideal para llamar a los primeros sapukai.
Luego fue el turno de los ganadores del concurso Argentina Baila, que en cada edición de Tecnópolis Federal realiza una audición para promocionar a los mejores bailarines del folklore nacional. Mariano Andrés Ponca, ganador de la etapa de Salta, manifestó “es la primera vez que venimos a misiones, una de las cosas que nos dio Argentina Baila es poder participar de diferentes eventos en todo el país. Conocer Misiones es algo muy lindo, es mejor que verlo en TV”. A continuación, esa deslumbrante visión de la cultura originaria que producto de la simbiosis entre el Ballet Folklorico del Parque del Conocimiento y Karoso Zuetta junto a Nerina Bader. Un homenaje a la selva y a la cultura guaraní. Loa bichos del monte de la compañía de Luis Marinoni se desplazan por el escenario mientras la dulzura del canto de Nerina se funde en el sonido de la flauta de Karoso. Así, los colores y aromas del monte envolvieron el canto del coro de niños de la aldea taba Mirí. “Ellos son la personificación del arte de la música de la selva, la parte viva de esa cultura”, dijo Nerina acerca de esos niños que regalaron musicalidad a los presentes.
“Para mí lo más importante es que la cultura de la selva continúa su expansión. Tecnópolis y su masividad hacen que uno quiera más. Realmente es una motivación muy grande y sirvió para mostrar lo que hacemos en el Parque, acá incluimos a todos en una identidad del misionero”, expresó Karoso Zuetta. Acerca de la exuberante show brindado por el Ballet Folklórico junto a la voz de Pamela Ayala, Luis Marinoni, su director, manifestó: “Lo que tratamos es de tener una tendencia artística, contamos nuestros orígenes, una historia desde lo que somos. No ver una danza folklórica desde lo que significa una chacarera o un malambo, sino desde lo que significa el saber del pueblo. Entre el transcurso del espectáculo lo que hacemos es pasar por diferentes caminos. No podemos separarnos de nuestras realidades”.
Así, la ternura de la cultura guaraní pasó al brío de hachero. El monte tiembla cuando la Pamela Ayala toma el micrófono. Del monte virgen a su conquista por obra del hombre blanco, y de allí a toda América bajo la bandera Inti y su multicolor y multiculturalidad, para terminar su show a puro Misionero y Guaraní con las retinas teñidas de blanco, rojo y azul.
Con un sonido poderoso, el folklore progresivo de Osunu (que significa “trueno”) capturó a los valientes que se animaron a quedarse hasta el final, ya bajo una llovizna pertinaz. Osunu toca chacarera y toca galopa, y le cantan al monte, a las ruinas y al amor, todo en una clave de folklore 2.0, que le agrega vigor a un sonido muy cuidado. Ya bajo una llovizna que mutaba en lluvia, los Nuñez, acompañados por Lery Duarte en contrabajo y Marcelo Pérez en teclados, le pusieron el punto final a 17 días en los que el arte, la ciencia y grandes espectáculos convirtieron al Parque del Conocimiento en un poderoso vórtice de democratización de la cultura. Cientos de miles de misioneros, correntinos y paraguayos del sur desfilaron por el predio, y alumnos de escuelas de toda la provincia vieron con sus propios ojos que la cultura, cuando es de todos, es mejor, y allí el concepto central de Tecnópolis Federal.