La decisión de terminar la concesión de la empresa de vigilancia dejó sin fuente laboral a seis empleados que cumplen funciones en el lugar. Denuncian maniobras sospechosas para desplazar a la actual prestadora.
Se trata de los empleados de la Empresa de Seguridad Privada Odilio Klipauka, que pertenece al ex jefe de la Unidad Regional II. Los operarios cumplen la tarea desde que se abriera la terminal en el 2010 y por lo que le comunicaron, hasta el 31 de mayo, ya que desde el primero de junio entra a trabajar la otra empresa. “Estamos desde el primer día que empezó a funcionar la terminal, en el 2010. Nos capacitamos e hicimos todos los trámites para brindar seguridad, pero ahora de nada sirve” comentó Marcelo Lescano. “Estamos desesperados, la empresa ya nos dijo que no tiene donde ubicarnos. Yo voté a este intendente y la verdad me siento defraudado, ni siquiera vino a hablar con nosotros, ahora entiendo cuando dicen que no está cerca de la gente. Todos somos cabeza de nuestras familias”
En este contexto, los comerciantes de la terminal de ómnibus se mostraron sorprendidos con la novedad y comentaron que no estaban al tanto de la medida.
“La verdad es que toman decisiones sin consultarnos, cuando deberían al menos tener en cuenta lo que opinamos, ya que pagamos regularmente el alquiler y sostenemos esto”, subrayó uno de los puesteros.
Cabe recordar que el personal de seguridad que cumple funciones en la terminal de Oberá está capacitado en primeros auxilios, posee la atribución de detener a la persona que cause algún perjuicio y labrar un acta que luego queda a disposición de la fuerza pública.
Al asumir la intendencia, Carlos Fernández se encontró con una importante deuda con la prestataria del servicio de seguridad, por lo que había decidido, en su momento, dar de baja la relación y apostar a un sereno municipal para que cumpla la tarea. Sin embargo, ante la protesta generalizada de los trabajadores, se llegó a un acuerdo y la deuda se saldó en varias cuotas.
Fuente: Primera Edición