Selene Aguirre tenía dos años y cuatro meses y sufría un retraso madurativo. El final de su calvario fue el 29 de enero de 2015 en su casa de Oberá. Ese día le fracturaron el cráneo a golpes, aunque no era la primera paliza que recibía. Ahora empezó el juicio y la estrategia tanto de la mamá como la de su pareja es acusarse mutuamente por el crimen de la beba.
Cuando conoció a Rolando Lovera, Victoria Aguirre tenía 21 años y ya era mamá de Selene. Estuvieron seis meses de novios y empezaron a convivir. “Mi vida era feliz hasta que él se transformó en un monstruo”, declaró más tarde la mujer. Es que según su declaración el hombre, que trabajaba de noche como sereno, culpaba a su bebé por su falta de dedicación y por quitarle horas de sueño.
Hasta el ruido del chupete lo enojaba. Siempre según el relato de Victoria, ella entonces quiso dejarlo y todo empeoró. Las mantenía encerradas y amenazaba con pegarle a la nenasi ella no accedía a tener relaciones sexuales con él. Un cuchillo que llevaba siempre en la cintura era la silenciosa amenaza que ella comprendía a la perfección.
Dos días antes de que la mataran, la mujer llevó a su hija a una guardia porque estaba con convulsiones. Los médicos al revisarla descubrieron los golpes en su cuerpo. Podría haber sido el signo de alarma que la salvara, pero volvieron a su casa. La noche del 29, Victoria dormía y él la despertó. Tenía a la nena envuelta en una frazada y le dijo: «No la destapes. No la mires». Pero miró, y vio las manchas de sangre.
Durante el camino al hospital Lovera le dijo que una computadora se le había caído encima de ella. Lo cierto es que Selene entró muerta a la guardia del Samic. Su mamá, en estado de shock, no pudo explicar ni el politraumatismo que tenía en la cabeza ni las marcas más antiguas de violencia en su cuerpo. Los médicos llamaron a la policía y quedó detenida ese mismo día. Su pareja se entregó un día después.
La versión de ella
Negó que haya sido violenta con su hija y aseguró que la última semana de enero de 2015, Lovera se transformó en un “monstruo”, que prácticamente la tomó de rehén junto con su hija y que empezó a maltratarlas a las dos.
Aseguró además que la amenazaba con un arma de fuego y con un cuchillo y que, de golpe, empezó a golpear a Selene, al tiempo que le decía a ella que por culpa de esa hija con problemas ella no lo atendía a él como correspondía.
La versión de él
Su abogado defensor resaltó que aunque no estaban todo el tiempo juntos, la mujer nunca pidió ayuda. Lovera fue más allá y aunque no dijo de manera directa que ella golpeaba a la beba, dio a entender que su trato hacia la menor estaba muy lejos de ser el de una madre con paciencia hacia una nena enferma.
Negó haberla secuestrado y haberle pegado a su hijastra y descartó también que hubiera estado armado.
El final
En el mejor de los casos, Victoria puede conseguir la absolución, si se demuestra que su pareja fue quien golpeó a la nena y que además la sometía a ella a la violencia de género. En el peor, podrían condenarla a prisión perpetua.
Mientras que la justicia le negó asistencia psicológica, tiene a su favor que el Consejo Nacional de la Mujer se presentó como amicus curiae y defendió su inocencia.
La mujer se niega a un juicio abreviado, por el que podría salir antes, porque no quiere admitir una culpabilidad que no tiene. “Que él pague por lo que nos hizo a las dos. Él me robó lo más importante de mi vida. A mi hija nunca más me la van a devolver», sostuvo.
Fuente: Noticias del 6