Este jueves 8 de febrero de 2018 se conocerán los fundamentos del fallo que condenó a prisión perpetua a los tres acusados por la Masacre de Panambí: Marcial Alegre, Juan Ramón Godoy y Pablo Julio Paz. En la sede del Tribunal Penal de Oberá, los abogados de los acusados escucharán los argumentos y tendrán una copia.
Desde entonces empezarán a correr los diez días hábiles para apelar. El recurso de casación primero deben presentarlo ante el propio TP, que puede hacer dos cosas: aceptarlo y girar las actuaciones al Superior Tribunal de Justicia para la revisión del fallo, o rechazarlo. Aun así la casación es rechazada, las partes tiene otro camino para llegar al STJ, es a través de un recurso de queja por casación denegada.
Tal como lo publicó en su momento Misiones Online, en la deliberación de la sentencia, los camaristas Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y Jorge Erasmo Villalba analizaron tres cuestiones: la existencia del hecho, la autoría y la calificación legal.
Que sucedió la matanza lo corroboran las pericias, la autopsia y los testigos; la calificación legal también fue una cuestión sencilla de resolver: fue un robo a mano armada que derivó en un cuádruple homicidio calificado. Ahora bien, la determinación de los autores motivó una reflexión más profunda. Y a esta conclusión llegaron los magistrados:
– El ex prefecturiano Paz fue considerado coautor porque no pudo acreditar que la noche del hecho estuvo en su casa de San Javier; su huella digital apareció en una caja que estaba en la casa de la familia asesinada; y su ADN fue encontrado en una capucha rústica que la banda de criminales abandonó en el escenario de la masacre. Además tuvo contactos telefónicos con Marcial Alegre días después del episodio.
– Juan Ramón Godoy: su ADN apareció en la misma capucha que compromete a Paz. Su ex suegra lo vio en las afueras de San Javier la tarde-noche en que sucedió la matanza, cuando él juró no haber salido de su casa; otro familiar lo vio salir ese día y luego, ya de noche, lavar su VW Bora; un tercer pariente contó que Godoy le confesó días antes del cuádruple homicidio que iba a conseguir “una plata grande” y ese mismo familiar recordó que en una ocasión el sospechoso le había ofrecido hacer una “entradera”. Además, las pericias hechas en el Bora sugieren que estuvo en las afueras de Panambí horas antes del suceso, presuntamente cuando la banda buscaba una vía de escape. Y hay testigos que vieron un auto similar después del brutal asalto.
– Marcial Alegre: en este caso, no hay ADN ni huellas que lo vinculen. Si comunicaciones posteriores al día del hecho entre él y Paz; también testigos (uno de los cuales también complicó a Godoy) que afirman que el chapista siempre planeaba hechos delictivos: desde llevar droga hacia Virasoro o Santo Tomé, en Corrientes, hasta buscar alguna víctima para asaltar ya que, le adjudican, se jactaba de que tenía “gente” para cometer el golpe. Incluso un testimonio fue contundente, dijo que cuando escuchó que a Oscar Carlos Knack, a su mujer Graciela Mojsiuk y a dos hijos del matrimonio, Bianca y Cristian, los habían quemado vivos se acordó de un dicho de Alegre. “Inmediatamente relacioné eso con lo que me dijo Alegre. Si fuera posible hay que poner fuego a todo. Hay que quemar todo para que no quede ningún testigo. Que la mafia no jode”, declaró esta persona ante el Tribunal. Los jueces tampoco pasaron por alto de que Alegre huyó de San Javier cuando se enteró que lo estaban buscando por la masacre. Estimaron que por la velocidad que le imprimió a su camioneta, el circuito que hizo por distintas localidades (San Carlos, Liebig, Posadas y Garupá) era para escapar porque algo tenía que ver con el caso.
El primero en fundamentar su voto fue el camarista Aguirre, luego Avendaño y finalmente Villalba.
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