La joven universitaria de 23 años, atacada el viernes por la noche en el barrio El Palomar de Posadas, cuando iba a estudiar a la casa de una amiga continúa en estado delicado, internada en el hospital Madariaga. Hasta el momento, no han podido practicársele estudios para determinar si fue víctima de abuso. Incluso los médicos desaconsejaron que la chica preste declaración, al menos por el momento.
No se sabe aún quiénes fueron los autores del ataque y qué fines tenían: asaltarla, violarla o ambas cosas.
En las horas siguientes al episodio, la Policía demoró a media docena de personas, pero ninguna está comprometida por indicios concretos. Sólo los detuvieron por el hecho de haber estado en la zona al momento de las pesquisas. Ya están libres.
La estudiante de Ciencias Económicas es de Buenos Aires, pero hace tres años reside en la capital misionera. Su domicilio actual es la chacra 46 y cursa el tercer año de la carrera de Contador Público en la Universidad Nacional de Misiones.
El viernes por la noche tenía previsto juntarse a estudiar con una compañera. A las 22.53, esa amiga le indicó, vía celular, dónde quedaba su casa. A las 23.30, luego de bajar del colectivo y cuando le faltaba una cuadra, dos o más violentos se cruzaron en su camino.
Según pudieron determinar los investigadores policiales en base a testimonios de vecinos del barrio, sobre todo de una señora de 70 años llamada María Elsa, los violentos arrinconaron a la chica, quien en su desesperación entró en el patio delantero de una residencia ubicada sobre la calle Líbano (a la altura del 2852), entre Rebollo y Pedro Méndez. Precisamente allí la golpearon de manera brutal: le fracturaron y hundieron el cráneo, por lo que debió ser operada. El reporte médico también habla de excoriaciones.
Los atacantes golpearon la cabeza de la chica contra el muro de la casa de María Elsa. La anciana oyó un gemido desde el exterior y pidió a una vecina que llamara al 911. Ese movimiento fue percibido por los violentos, que escaparon, dejando a la universitaria sentada en el patio.
María Elsa declaró ante la Policía que la estudiante no alcanzó a decirle casi nada, porque estaba muy dolorida, había perdido mucha sangre. La abuela sí mencionó la presencia de un hombre, que se acercó para pedirle a la chica que se quedara tranquila y luego desapareció.
Si la anciana no percibía lo que estaba ocurriendo en su patio delantero, la universitaria hubiera corrido una suerte trágica.
Por estas horas, los investigadores están revisando si cámaras de seguridad de la zona pueden aportar algo. La intención es reconstruir el trayecto entre la parada de colectivos en la que descendió la chica para ir a lo de su amiga y el punto exacto donde la abordaron. También saber desde qué lugar empezaron a seguir a la chica o si la interceptaron metros antes de la casa de la abuela.
Las sospechas del abuso tienen que ver con las roturas en la ropa de la muchacha. Con su testimonio y los exámenes que le practiquen cuando mejore su estado (hasta anoche reservado) se determinará si hubo o no una violación.
El ataque sucedió en momentos de extrema sensibilidad en la sociedad posadeña y sobre todo entre los vecinos de El Palomar, luego de que se conociera la noticia de que el ADN del asesino de la universitaria Lucía Maidana (23), a quien ultimaron en el inquilinato en el que residía el 6 de abril de 2013, coincide con el del autor de otras dos violaciones a estudiantes de la Facultad de Humanidades de la Unam. Ese violador y homicida sigue prófugo, igual que las personas que atacaron a la muchacha en la noche del viernes.
Misionesonline