El flagelo de la droga en Iguazú no para de expandirse y cada vez son más las personas que caen en el consumo, dañando familias y provocando que la inseguridad crezca cada día, ya que los hurtos menores se multiplican para que el adicto pueda acceder al crack o paco.
En ese marco, familias enteras quedan destruidas por la adicción de sus seres queridos, hartos de la situación buscan ayuda en todas partes y no logran respuestas, es por ello que se unieron y planifican una marcha para pedir que las fuerzas de seguridad actúen rápido y comiencen a cerrar los puntos de venta en los barrios teniendo como lema “Si no hay distribución no hay consumo”.
Las familias aún no decidieron el día y la hora de la marcha pero todo se desprende del pedido desesperado de un hombre que exige a la Justicia que emita la orden para internar en una clínica de rehabilitación a su hijo de 19 años, quien hace cinco años consume paco.
Nidio Capelari, vive una situación insostenible, en los últimos días su hijo ingresó a la comisaria por hurtos unas tres veces. “Todos los días mi hijo sale de noche y amanece en la comisaria. Yo no lo crié mal, pero cayó en el consumo y como ya no obtiene dinero de la familia sale a robar para alimentar el vicio. Lo peor es que todos saben donde se vende y nadie hace nada”, señaló en diálogo con El Territorio.
Sostuvo que hace días encadenó a su hijo para que no salga ni a robar ni a consumir. “A la noche, cuando sale, recorro las bocas de expendio donde se juntan los adictos. Anoche -por el miércoles- robó una garrafa para poder consumir. Tengo miedo de que lo maten”, sentenció.
Desesperado, siguió: “Ya no sé qué más hacer, queremos que las fuerzas de seguridad actúen, no vemos otra forma para solucionar la situación”.
Asimismo, según comentó el hombre, junto a otras familias que viven un infierno por las adicciones de sus seres queridos, se unieron para organizarse y enviar una carta a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Buscan que la funcionaria tome cartas en el asunto, no solo en los grandes cargamentos sino en el menudeo, que es el factor clave que provoca la inseguridad en el Norte misionero, ya que los adictos no miden consecuencias y pueden llegar a matar por robar un celular.
“Queremos que las fuerzas federales entren a las bocas de expendio y si la policía no puede que lo haga el Ejército, estamos desesperados, mi hijo casi murió tres veces y ahora todas las noches cae preso. Esta no es la vida que yo quería para él. Muchas madres enterraron y yo no quiero eso”, enfatizó Nidio, quien es padre de otros seis chicos, pero ninguno tiene problemas de adicciones.
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