Silvia Acosta tiene 41 años y aprendió a manejar desde muy joven, actualmente y desde hace un mes es la conductora de la ambulancia de traslados del municipio de Santa Ana.
La mujer hace traslados de personas que por distintas problemáticas deben atenderse en el Hospital Madariaga de Posadas u otros centros de salud privados de la capital.
En diálogo con El Territorio, relató: “Trabajo en el municipio y desde hace un mes acepté la propuesta del intendente, que era manejar la ambulancia que se adquirió hace muy poco”.
“La unidad cumple un rol muy importante en la comunidad, ya que está al servicio de la gente que tiene que viajar a atenderse en Posadas, a hacerse estudios, controles médicos, tratamientos, y cuando se cumple un servicio tan importante, uno debe redoblar la responsabilidad en la tarea que realiza”, afirmó.
Consultada sobre cómo vivencia estas primeras semanas al mando del móvil sanitario, sostuvo: “Manejar una ambulancia es complicado porque no hay respeto por parte de otros conductores en las rutas. Y mucho menos para ingresar al hospital o a algún centro de salud. Hay mucha falta de respeto por parte de otros conductores a las ambulancias, hacia los pacientes, mucha falta de consideración con la gente que va al hospital”.
“Ahora que estoy cumpliendo este rol veo cómo falta comprensión hacia el enfermo, la gente que va al hospital no va a jugar, va porque se siente enferma y en busca de ayuda. Se tiene una óptica distinta estando en este lugar, hay conductores que tocan bocina para apurarle a uno, ya sean colectiveros, motociclistas u otros”, lamentó
Silvia Acosta es la primera mujer que conduce una ambulancia en Misiones y la segunda en Argentina (la primera fue Paola Garbalena, chofer de una ambulancia del Same en Buenos Aires).
“Manejar es estresante, pero yo pongo todo de mí en favor a los pacientes que llevo, ya que de por sí uno debe ser prudente a la hora de conducir, pero mucho más aún cuando además de la propia vida llevamos a cargo vidas de nuestros semejantes. La responsabilidad se multiplica en esos casos”, indicó la mujer, quien aseguró que recibe todo el apoyo de su familia, principalmente de su pareja, Lorena Rosa, y de su compañero Pedro López, chofer de otros vehículos de la municipalidad, quien la ayuda en el día a día. “Hay mucha comprensión por parte de don Pedro y de todos los compañeros varones, eso lo destaco con mucha emoción”, valoró.
Antes de la ambulancia, Silvia manejó camiones comunales.
Además afirmó que se siente muy orgullosa de la confianza que le brindaron para que sea la conductora de un vehículo tan importante. Contó que la mayoría de las veces viaja sola con los pacientes y los ayuda a bajar de la unidad si tienen problemas motrices o son muy mayores. Sólo viaja con una enfermera cuando tienen algún caso complicado.
En otro tramo de la charla, aprovechó para pedir a los conductores que practiquen un poco la paciencia: “Vivimos en una época que es como que nadie tolera a nadie ni a nada. Es necesario que tengan consideración cuando hay un vehículo de emergencia más que nada, ya sean ambulancias, policías, bomberos, pero también al otro conductor de vehículos particulares, hay mucha intolerancia y eso no le hace bien a nadie”.
La chofer agregó que ayudar a los pacientes que lleva en el vehículo es algo nuevo para ella, pero lo hace con mucho amor y cariño porque es algo que le gusta y dijo que “la mujer debe animarse a hacer aquello que antes pareciera que sólo era tarea de hombres” y que a varias mujeres les está enseñando a conducir.
La ambulancia del municipio contribuye a descongestionar los traslados que realiza el hospital local y está al servicio de la comunidad como también del hospital si el caso lo requiere.
fuente: el territorio
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