“Maxi es un buen chico. En San Martín todos lo quieren”. Así comenzó el relato Daniel S., padre de Maximiliano, el joven de 16 años que recibió una golpiza en el baño del Bachillerato con Orientación Polivalente (BOP) 2 del municipio de San Martín.
Hoy, el padre, que es policía, pasa sus días en los pasillos del hospital Madariaga rogando un milagro para que su hijo despierte.
Hasta el cierre de esta edición, el joven seguía en delicado estado de salud, con un traumatismo de cráneo grave y tres hematomas internos en el área cerebral, que lo perjudican fuertemente por el lugar en el que se hallan ubicados.
Además, su estado se complejizó aún más, ya que en las últimas horas se le detectó un cuadro de neumonía.
Al respecto, el papá de Maximiliano dialogó con El Territorio y resaltó que su hijo es un chico trabajador (ver El canillita…), responsable y muy querido en el municipio donde vive junto a su mamá y hermanas.
Además de señalar que es un joven muy querido, describió con detalles el violento episodio ocurrido el pasado miércoles en el baño del establecimiento escolar cuando fue golpeado por un compañero. “Aparentemente, por lo que me contaron, el chico que lo agredió lo golpeó por detrás en el baño de la escuela durante el primer recreo, alrededor de las 14.20. Como el piso estaba mojado, él (por su hijo) se golpea contra la pared en primera instancia y después cae al piso por consecuencia del golpe y del agua. Es ahí cuando el joven lo golpea varias veces más, una vez que mi hijo ya estaba en el suelo”.
Luego de un rato, el estudiante agredido le comentó a su preceptora que se sentía mal. Pero “según me dijo ella, nunca le contó lo que sucedió en el baño. Y como Maxi es una persona introvertida y reservada, creemos que puede ser que no se lo haya comentado a nadie. Es muy reservado y silencioso. Si necesitás que te cuente algo, tenés que sacárselo con una grúa, porque no cuenta nada de lo que le pasa”, añadió Daniel.
Entonces, desde el colegio le dieron permiso para retirase, dando aviso a su madre, que autorizó la medida, pero “desde la escuela nunca imaginaron la gravedad de la situación”, resaltó.
El joven en ningún momento dio señales de que estaba mal, por lo menos en la escuela. “Llegó a la casa y se acostó un rato, cosa que para nosotros es normal porque como trabaja a la mañana, cuando llega de la escuela suele descansar un poco. Más tarde se levantó, cenó y le cayó mal la cena y se acostó a dormir, pero en casa tampoco habló sobre lo sucedido”, siguió el relato.
Es que “si le pasa algo, no es de contarlo. Es muy reservado en ese sentido. Hay que andar atrás de él para que te cuente algún detalle de todo lo que le pasó. Por eso tampoco supimos lo que le habían hecho. Porque no se lo contó a nadie”, sostuvo su papá, y añadió: “Nosotros tenemos un vínculo muy unido, a pesar de que por razones de trabajo no solemos vernos siempre”, contó.
Indicó que se desempeña en una fuerza de seguridad en Buenos Aires y por ese motivo “vengo sólo cuatro veces al año. Pero la relación que tenemos es muy buena, es mi hijo y hoy estoy con él para acompañarlo en lo que necesite. Estoy a su lado”.
Recién al otro día
Por otra parte, precisó que recién al otro día del episodio de violencia notaron que algo no iba bien. “Sonó la alarma para ir a trabajar pero Maxi no se levantaba. Entonces la mamá fue a tratar de despertarlo y no hubo caso. Y ahí fue cuando nos enteramos de lo que pasó, cuando su hermana Daniela comentó: ‘Mami, me enteré que ayer en la escuela le pegaron a Maxi’”.
Continuando el relato de lo sucedido, expresó que “su mamá pensó que por ahí se sentía adolorido. Entonces lo dejó dormir. Más tarde llegó una de sus tías e intentó despertarlo, pero él no reaccionaba. Era como que intentaba abrir los ojos, pero volvía a dormirse. No se levantaba del todo”, precisó.
“También empezó a hacer gesticulaciones con la mano que no eran lógicas. Ella le agarró la mano, y Maxi hacía como que escribía en su celular y empezó a temblar. Ahí fue cuando notaron que no estaba nada bien. Entonces llaman a la ambulancia y lo llevaron de urgencia hasta el Samic de Oberá”, continuó.
La doctora que lo recibió en Oberá “lo mandó de urgencia a hacer una tomografía y ahí se percataron de que Maxi tenía tres hematomas internos. Se comunicaron instantáneamente con Posadas y lo trajeron de urgencia hasta Posadas. Una tía y la doctora lo acompañaron hasta el Madariaga”.
En ese trayecto, “me avisan a mí que pasó algo urgente y me vine en cuanto pude. Uno de mis sobrinos, que es muy amigo de Maxi, me comentó lo que le pasó. Junté en un bolso lo que pude y me vine desde Buenos Aires cuanto antes, pidiendo permiso en el trabajo”.
El padre agradeció toda la ayuda que recibieron estos días y ocultó su emoción por ver a su hijo internado en terapia intensiva. “Fue un poco chocante verlo. Porque uno lo conoce activo y lo ve siempre de otra forma. Y ahora verlo así, en ese estado, fue muy chocante. Aparte, uno no se imagina nunca ver en esa situación a un pariente. Y menos, a un hijo”, finalizó.
Los y las docentes-investigadores y extensionistas que integran el plantel del Departamento de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones manifestaron ayer su “preocupación sobre las coberturas periodísticas realizadas por el caso del femicidio de Antonela Rocío Bernhardt (27)”. En un extenso documento señalaron que “la ciudadanía en general – y los públicos en particular- accedieron a este hecho a partir de las noticias que produjeron nuestros medios de comunicación social local y de las publicaciones viralizadas en redes sociales. Se trató en general -siempre hay excepciones- de narrativas informativas que decidieron -y seleccionaron – imágenes cruentas seguidas luego por aspectos de la vida íntima de la víctima de boca de su femicida.” Consideran que esas decisiones no aportan a la “comprensión integral de problemáticas como la violencia de género, que son del orden de lo social-estructural y mucho menos si el único modo que proponemos para visibilizar es a través del orden de lo personal, lo anecdótico y de la casuística”. Los y las profesionales demandaron producciones periodísticas de información con perspectiva de género y que se “cumplan los estándares de derecho y calidad en materia de constatación de fuentes”. También reclamaron que los a los actores judiciales y policiales que brinden información “útil, transparentando sus acciones y fundamentalmente no promoviendo la difusión de contenido inapropiado”.
Tal cual anticipó El Territorio en su edición de ayer, las autoridades del Consejo General de Educación (CGE) avanzan en una “investigación sumaria para determinar responsabilidades”, sostuvo el presidente del CGE, Mauricio Maidana. Mientras en mismo padre del joven golpeado se apersonó en el Consejo. “Hoy -por ayer- me acerqué al Consejo y me dijeron que van a hacer las actas correspondientes. Van a abrir una investigación, para poder determinar que fue lo que pasó”, precisó el padre del alumno golpeado. “Llevará un tiempo determinar que fue lo que pasó. Nosotros dejamos todo en manos de la Justicia para que ellos trabajen”, cerró.
fuente: el territorio