La semana pasada se viralizaron varios videos en los que se observan serios incidentes entre vecinos y efectivos policiales que realizaban un operativo en el barrio San Miguel de la ciudad de Oberá, lo que derivó en la detención de tres personas.
El hecho se registró el domingo pasado, alrededor de las 18.30, frente a la cancha principal del barrio, ubicada sobre calles 2 y 3.
Al respecto, desde la Unidad Regional II informaron que el conflicto se suscitó cuando los uniformados interceptaron a un motociclista y le solicitaron la respectiva documentación, lo que desató la reacción de un grupo de jóvenes que increparon a los uniformados.
Tras varios minutos de forcejeos, finalmente los efectivos se vieron desbordados y no concretaron el secuestro, ya que un sujeto logró encender el rodado y huyó del lugar a toda velocidad.
El conductor que escapó de la escena sería cuñado del propietario de la moto. Asimismo, a las pocas horas apresaron al dueño, identificado como Carlos R. (22), y a una menor de 17 años que sería su novia. A mediados de semana detuvieron al conductor.
En tanto, desde la misma fuerza hicieron trascender las identidades de otros presuntos involucrados, como el caso de Marlí Emke (41), vecina y comerciante de San Miguel, quien se contactó con este matutino para aclarar su situación y denunciar persecución policial hacia su persona.
Incluso, aseguró que desde la Policía fraguaron los detalles del procedimiento, ya que “la moto estaba estacionada adentro de la cancha, no estaba circulando, como quieren hacer creer las autoridades”, señaló.
“La Policía disparó un tiro”
En diálogo con El Territorio, Emke precisó que el domingo se encontraba en su casa cuando le avisaron sobre un incidente con la Policía en la cancha, ante lo cual se dirigió al lugar para buscar a sus hijos que estaban jugando al fútbol.
En tal sentido, indicó que “cuando llegué me encontré con un montón de gente en la calle discutiendo porque decían que los policías sacaron la moto de la cancha y querían llevar. Todavía si estaba andando o tenía denuncia por robo, pero en este caso todo los testigos dicen lo contrario”.
La conocida comerciante de San Miguel aportó una serie de videos en los que se constata que los incidentes comenzaron antes de su arribo al lugar, como también quedó en evidencia que no enfrentó a los uniformados.
“Estacioné en la calle porque no se podía pasar, si estaban todos en la calle”, argumentó.
Además, exhibió un cartucho detonado de una munición de grueso calibre que habría sido disparada por un efectivo de la Unidad Regional II, según denunció.
“Cuando el muchacho se fue con la moto, un policía le tiró, pero gracias a Dios le erró el tiro, si no estaríamos llorando algo grave”, subrayó indignada.
Se trata de un cartucho azul, aunque no se determinó si el mismo contenía postas de goma o perdigones de plomo.
Consultados al respecto, ante la gravedad del caso desde la UR II anticiparon la instrucción de un sumario interno para deslindar las responsabilidades del personal interviniente.
Apremios y robo
Con relación a su presunta participación en los incidentes del último domingo, al punto que en algunos medios llegó a trascender su nombre completo, la señora Emke opinó que el trasfondo tendría relación con un hecho registrado el año pasado que tuvo la intervención del Ministerio de Derechos Humanos de la Provincia.
“La Policía de Oberá me tiene marcada y ahora me quieren hacer esta causa por un problema anterior, cuando rompieron todo mi auto para detenerle a mi hijo sin pedido de captura y después me robaron la rueda de auxilio, el matafuego, gato y 30.000 pesos que tenía adentro del auto”, afirmó en la víspera.
Según Emke, el problema se suscitó cuando se acercó hasta la Seccional Quinta a preguntar por la detención de un vecino con discapacidad y lo encontró muy golpeado y sangrado.
En ese contexto, siempre a partir de sus dichos, increpó a los policías de guardia y también fue agredida.
“Los padres del chico me pidieron que vaya a ver por él y lo encontré muy lastimado y sangrado. Entonces les dije a los policías que los iba a denunciar porque eso no se hace, y me pegaron a mí. En medio del forcejeo le pedí a mi hijo que le llame al abogado, pero ahí le buscaron a él y reventaron todo el auto para sacarle de adentro”, precisó.
Lo peor es que en el interior del coche se hallaba su hijo menor que también es discapacitado, quien quedó muy afectado por el hecho.
Luego, por intermedio de allegados, tomó contacto con funcionarios de Derechos Humanos que la asistieron, aunque “para no tener problemas no denuncié lo que me hicieron. Aparte, la Unidad Regional me pagó los gastos para que no haga público, pero ahora me arrepiento porque me persiguen”, lamentó Emke.
-elterritorio
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