La inflación de marzo obligó al Central a tomar nuevas medidas. Su eficacia dependerá de diversos factores. Los vaivenes del billete verde y su impacto en las encuestas de cara a las elecciones. El temor a un shock cambiario. En Posadas se vende a 43,50 pesos en casas de cambio.
El dato inflación de marzo del 4,7% mensual, mucho peor al esperado por el consenso de los analistas alteró – una vez más – la dinámica de la política monetaria y cambiaria, junto con la expectativa de devaluación del peso, a partir de las medidas lanzadas el martes pasado por el Banco Central.
Frente a nuevo derrape del IPC, que marcó un alza anual del 54,7%, nuevo máximo desde enero de 1992, el Comité de Política Monetaria (COPOM) de la autoridad monetaria salió a “ajustar” la parada con el congelamiento del piso y del techo de la Zona de No Intervención (ZNI) en $ 39,75 y en $ 51,45, respectivamente, hasta fin de año. Además, dispuso que si el tipo de cambio perforara el límite inferior de la ZNI se abstendrá de comprar dólares hasta el 30 de junio (o sea que desaparece el “piso de la banda”).
En la rueda posterior al anuncio, el dólar reaccionó a la baja, perforando nuevamente los $ 43 en el segmento minorista, y los $ 42 en la plaza mayorista. Por el contrario, el riesgo país acentuó su tendencia alcista hasta tocar nuevos máximos en la era Macri (jueves pasado).
Es por esto que las nuevas medidas adoptadas por el BCRA, complementadas con un paquete de anuncios del Gobierno, entre los que se destaca el congelamiento de precios en artículos clave de la canasta alimentaria y en algunos servicios públicos, abrieron algunos interrogantes en el mercado respecto a la eficacia de la política monetaria para contener los precios y, la vez, ponerle un techo al tipo de cambio.
José Echagüe, Estratega de Consultatio, opina que “para que el nuevo techo de la zona de no intervención sea creíble es necesario que la inflación se modere en los próximos meses de manera tal de no presionar tanto al tipo de cambio y no forzarlo a cruzar demasiado pronto dicho nivel”.
En ese sentido, sostiene que si bien en abril tanto las subastas del Tesoro (de hasta u$s 60 millones diarios) como la liquidación de agro dólares, pueden sostener la calma cambiaria, la “inercia inflacionaria podría seguir pesando, frente a las paritarias, en un contexto en el que el Gobierno ya no tiene tanta capacidad para moderar expectativas, ni tampoco le conviene hacerlo desde un punto de vista político”.
Claro que la incertidumbre política también juega un papel clave, con encuestas y elecciones provinciales, de cara a la fecha que mira todo el mercado: mediados de junio cuando se definen los frentes y los candidatos.
Con la expectativa de una inflación en torno al 3,5% para abril, el analista ubica la proyección de alza de precios de todo 2019, “levemente por encima del 40%”. Teniendo en cuenta esa estimación, Echagüe cree que el techo de la nueva banda se cruzaría recién a mediados de octubre aproximadamente. “De esta manera, el BCRA fortalecería el sesgo contractivo de la política monetaria durante un mes y medio, previo a un potencial balotaje”.
Por su parte, Nery Persichini, gerente de inversiones de GMA Capital sostiene que “todas las medidas del BCRA endurecen aún más su postura monetaria. El objetivo oficial es abatir la inflación, aunque la meta tácita es ponerle un techo al tipo de cambio, el principal mecanismo de transmisión a precios en la economía argentina”.
Por un lado, resalta Persichini, la imposibilidad de comprar dólares hasta el fin del segundo trimestre “elimina cualquier posibilidad de emisión de pesos incluso cuando haya un aumento en la demanda”, mientras que el congelamiento de la banda superior “permite al BCRA anclar un poco mejor las expectativas de depreciación, especialmente después de agosto, cuando se espera que haya menor oferta de dólares desde el campo y una mayor demanda de dolarización de cara a las elecciones”.
En este marco, bien vale remarcar que el límite superior de la ZNI no es un valor a defender con todas las reservas por la autoridad monetaria, sino que representa un nivel que activa la regla de venta de hasta u$s 150 millones diarios que permite aspirar más pesos de la plaza y reducir la base monetaria.
En el medio, los especialistas subrayan que la velocidad con la que el tipo de cambio alcance el límite superior será crucial en vistas de que hoy existe una brecha de más de 20%. “Un ritmo lento y paulatino hasta junio es el escenario ideal para el Gobierno en tanto la estabilidad del dólar mejora la imagen del oficialismo de cara a las elecciones y la inflación se desacelera”, expresa el gerente de GMA Capital.
Sin embargo, advierte que “si la cotización de la divisa llegara rápidamente a $ 51,45, los resultados serían negativos tanto por el impacto inflacionario como por una mayor dolarización de carteras”.
En tanto, según expertos de Delphos Investment, “las medidas (del BCRA) son positivas para darle mayores chances de calma cambiaria a un Gobierno que viene sufriendo en las encuestas de la mano de la economía y la trepada del dólar. Abren la posibilidad a una ganancia de grados de libertad aún mayor pre-elecciones del oficialismo. Sin embargo, los bonistas podrían mirar con recelo ya que potencialmente puede implicar una mayor pérdida de reservas”, en caso de que el el tipo de cambio cruce antes de tiempo el techo de la ZNI.
Al mismo tiempo, en Delphos creen que las medidas “carecen de la potencia necesaria para contener un eventual shock cambiario y parecen haber sido pensadas para el contexto de corrida de semanas atrás”. “La demora se habría producido ante la necesidad de coordinar la acción con el FMI”, cuentan.
Fuente: Por Juan Pablo Marino de Ámbito Financiero