Difícil imaginar un delito más atroz al adjudicado a Juan Ademar Borges (48), quien ayer fue condenado a 18 años de prisión por arrojar a un nene de 5 años a un tacho con agua hervida, intento de homicidio en perjuicio de su ex concubina y amenazas de muerte.
A pesar de que hasta último momento el sujeto negó las acusaciones y hasta tuvo el aval de quien al momento del hecho era su pareja, el Tribunal Penal Uno de Oberá respaldó la acusación de la fiscal Estela Salguero que solicitó la pena finalmente impuesta.
Borges escuchó la sentencia con absoluta indiferencia y en total soledad, puesto que ningún familiar ni allegado asistió a la audiencia de la víspera. El condenado regresó a la Unidad Penal VII de Puerto Rico, donde se halla alojado desde el año pasado.
En su alegato, la fiscalía apoyó la acusación en el testimonio de Juliana Siñori (32), vecina del imputado y madre de la pequeña víctima, quien aseguró que el 14 de agosto del 2017 el acusado comenzó a discutir con su concubina, trató de apuñalarla y en un momento dado tomó al pequeño Michael y lo arrojó dentro de un tacho con agua hirviendo que estaba dispuesto para preparar morcilla de cerdo.
Salguero también se refirió a la declaración de la hermana de 11 años de la víctima, quien en Cámara Gesell contó que Borges quemó a la víctima. En tanto, si bien el hermano de 18 no presenció la escena, contó que luego el imputado amenazó de muerte a su familia.
Asimismo, la fiscal remarcó el testimonio del médico forense Luis Nicolás Ruiz Díaz, quien actuó como perito y confirmó que la criatura fue introducida en recipiente de manera intencional.
“Michael quedó marcado para el resto de su vida”, lamentó Salguero para graficar las gravísimas secuelas físicas y psicológicas que padece la víctima.
Secuencia de horror
Según se reconstruyó en el debate, el 13 de agosto del 2017 Borges y Liliana Bueno Da Silva (34), la que entonces era su concubina, se dirigieron a la casa de Siñori en el paraje 2 de Abril, localidad de El soberbio, donde al otro día tenían previsto faenar un cerdo de más de 100 kilos.
El 14 de agosto fue un lunes y la pareja comenzó a discutir desde temprano, según declaró la anfitriona. Carnearon el animal, almorzaron y comenzaron a cortar tocino para preparar morcilla, circunstancia en que la discusión cobró un cariz dramático.
“Borges la persiguió para apuñalarla y como no pudo hacerlo, tomó al chico y lo arrojó al tacho con agua hirviendo”, citó la fiscal, quien recordó el desgarrador relato de la madre en la primera jornada.
Mencionó la denuncia de José De Mattos, tío de la víctima, quien aseguró que sus sobrinos le contaron que Borges tomó al pequeño de la remera y lo empujó adentro del tacho.
Salguero recordó el relato de Luciana Dos Santos (11) en Cámara Gesell: “Borges le quería matar a Lili con un cuchillo, ella tropezó con mi mamá y cayeron. Ahí Borges le agarró a mi hermanito y le puso en el agua cabeza para abajo”.
También hizo referencia a los dichos Alberto Dos Santos (18), que al llegar a su casa después del hecho se encontró con el acusado.
“Dijo que si lo denunciaban y él iba preso, cuando salía nos iba a matar a todos. Que tenía como para pedir prestado 15 rifles para asesinar a toda la familia”, declaró el joven.
Pericia clave
En su alegato la fiscalía hizo hincapié en el testimonio del perito Ruiz Díaz, quien explicó que por el tipo de lesiones la criatura tuvo que ser introducida al tacho con agua hervida, al tiempo que descartó que se haya quemado en el charco que quedó al derramarse el agua.
Michael sufrió quemaduras en el 70 por ciento del cuerpo: tórax, espalda, abdomen, miembros inferiores y cabeza. Estuvo en serio riesgo de vida, permaneció varias semanas en cuidados intensivos y afrontará secuelas de por vida.
“El acusado tiene antecedentes de violencia, como reconoció su ex concubina, quien incluso en alguna oportunidad le solicitó ayuda a Siñori, como ésta declaró en la primera jornada. Y ese día no logró su cometido de asesinar a su pareja porque Siñori lo evitó”, agregó Salguero.
Borges fue sentenciado por “homicidio agravado por la relación de pareja en grado de tentativa y homicidio simple en grado de tentativa, y amenazas en concurso real”. La lectura de los fundamentos de la sentencia está prevista para el próximo 30 de mayo a las 12.
Contradicciones
Por su parte, Bueno Da Silva coincidió en la mayoría de los dichos del acusado, con quien convivió seis años y no tuvo hijos.
“Ese día lo que pasó fue un accidente”, sostuvo, aunque luego reconoció: “No puedo explicar cómo se cayó el tacho porque no vi”.
Si bien en la instrucción declaró que los tres adultos estaban en la mesa y en un momento el nene chocó y tumbó el tacho con agua, ayer dijo que estaba sentado de espalda al tacho y no vio cómo cayó. También indicó que los menores tomaron alcohol.
En tanto, reconoció que discutió con su pareja, pero negó que haya intentado apuñalarla, por lo que ni siquiera lo denunció.
“Como un año antes peleamos bastante feo y me dijo que me iba a matar, pero esa vez hice la denuncia”, mencionó.
En su alegato, el defensor oficial Rolando Godoy insistió con la pericia de Borges para faenar grandes animales, con lo que intentó graficar que de haber querido no hubiera tenido inconvenientes en asesinar a las mujeres y a las criaturas.
Sobre la versión de la hermana de la víctima en Cámara Gesell opinó que “seguro que fue instruida por la mamá para decir que Borges introdujo al menor en el tacho”.
Asimismo, puso en dudas que Siñori lo haya detenido pegándole en el ojo con una remera mojada, como declaró.
“La madre del menor armó una versión de acuerdo a sus necesidades, porque el marido le pegaba. Además del beneficio económico que derivó de la detención de Borges por los animales y otras pertenencias que quedaron en la chacra”, indicó Godoy antes de solicitar la absolución que no prosperó.
Ayer, Borges declaró ante el Tribunal y desestimó las acusaciones en su contra. Incluso, llegó a decir que ese día hasta el nene de 5 años y su hermana de 11 tomaron caipiriña. En tanto, argumentó que la madre de la víctima lo acusó para evitar la reprimenda de su marido, quien al momento del hecho no se hallaba en el lugar. “Cuando pasó eso yo estaba del otro lado de la mesa cortando tocino, los chicos estaban corriendo y tumbaron el tacho. Yo corrí para ayudar al nene, le agarré y le saqué la ropita de él”, mencionó. Sí reconoció que discutió con su pareja por la yerba que tenían para tomar mate, una versión que pareció poco verosímil, aunque negó que haya intentado matarla. En tal sentido, afirmó que en los meses posteriores la mujer lo visitó en su lugar de detención. Pero la coartada más sorprendente fue cuando manifestó que los chicos tomaron caipiriña. “La madre dijo que estaban acostumbrados. Al nenito no le podía decir nada porque se reía y después iba y agarraba el vaso. En la chacra es normal que los chicos tomen caipiriña”, indicó. Negó las amenazas y la posterior fuga. “Le fui ayudar a un señor a plantar tabaco porque hasta ese momento pensaba que fue un accidente. No sabía que me buscaban”, señaló. “Pienso que (Siñori) me acusó por miedo al marido. Y también para quedarse con algunos animales y cosas mías que quedaron allá”, agregó.
-ELTERRITORIO