A una semana de la llegada al Hogar Norberto Haase del niño de 5 años que había sido abandonado por su madre en Garupá y rescatado por la Policía luego de la denuncia de una vecina, el pequeño está en perfecto estado de salud.
El niño concurre a un jardín de infantes y está asistido por profesionales del hospicio que desde hace más de 35 años contiene a menores en Leandro N. Alem.
Sin embargo, hasta ayer ningún familiar directo solicitó tener contacto con el niño ya que “cuando llegan así es la Justicia, la que se toma su tiempo para evaluar el contexto socioambiental y recién ahí disponen si el niño comienza un proceso de reinserción familiar gradual, por ejemplo con sus progenitores o familiares directos, o es puesto en guarda con posibilidades de adopción”, explicó a El Territorio Alicia Clarck de Veloná, directora del hogar convivencial.
Clarck de Veloná confirmó que el pasado miércoles 23 de octubre la Defensoría 8 de la ciudad de Garupá se comunicó con ella para saber si podía enviar en guarda a este niño y “a partir de ese momento se dispararon los protocolos habituales con los que trabajamos. Se lo recibe y se hacen todas las evaluaciones tanto físicas como psicológicas y se lo asigna a una de las casas que funcionan dentro de nuestro predio”, confirmó la encargada de esta obra de beneficencia social encarada y llevada adelante por la Iglesia Evangélica Bautista Zion.
Un pedido destapó el drama
El caso tomó estado público el pasado miércoles 23 cuando a través de un pedido de auxilio a la Policía por parte de los vecinos del barrio Gottschalk se detectó que un niño de 5 años que vivía con su madre estuvo solo en la vivienda durante dos días. El hecho colmó la paciencia de éstos, quienes estaban al tanto de la situación del menor y siempre lo veían en la calle y ayudaban con comida.
Todo empezó a desarrollarse el lunes 21 por la noche, cuando el pequeño se presentó en la casa de Jésica, de 22 años y con ocho meses de embarazo, a pedir comida. Además del hambre, la joven notó que estaba muy descuidado y sucio.
“¿Podés llamar a la Policía para que busque a mi mamá y me busque a mí porque ayer dormí solito?”, le dijo el pequeño, según contó la joven en diálogo con este medio. Agregó que el niño siempre anda deambulando con la madre a cualquier hora por el barrio.
Autoridades policiales buscaron dar con familiares del pequeño sin mucha suerte. Además se supo que su madre, de 35 años, padece una adicción al alcohol, sufre violencia de género y no estaría en condiciones de hacerse cargo. Y el progenitor del pequeño habría fallecido.
En Alem, el hogar Norberto Haase tiene en su historial a 500 chicos que fueron rescatados y reinsertados en la sociedad.
El predio está sobre la avenida Maipú y cuenta con poco más de nueve hectáreas donadas por el matrimonio de Ilda Nicolau y Bernardo Haase, quienes habían pasado el trance de perder a su único hijo Norberto antes de hacer esta obra de caridad.
En la actualidad son 35 los niños que derivados por la Justicia llegaron con historias de abusos, vejaciones y abandono. De ellos mas de la mitad tienen entre 1 y 9 años y por sus propias vivencias “el mayor desafío que tenemos cuando llegan es hacer que vuelvan a confiar en los humanos, que tanto daño les hicieron”, señaló Alicia Clarck de Veloná.
Los plazos legales
Cuando un niño, niña o adolescente se encuentra en riesgo material o moral por el abandono del progenitor único, o de ambos, en caso de haberlos, sin que persona alguna se haga cargo, transita una etapa de institucionalización que, si se prolonga, lo marca para siempre. Cuando existen progenitores o entorno familiar, los intentos de revinculación que no producen resultados alargan los tiempos y los niños no siempre son declarados en situación de adoptabilidad antes de que los daños sobre su psiquis se hayan producido. Es sabido de la mayoría de los pretensos adoptantes quieren niños recién nacidos o lo suficientemente pequeños como para pensar que superarán rápidamente las secuelas del abandono y la institucionalización. Es por ello por lo que, sin descuidar la búsqueda del interés supremo de cada niño, niña o adolescente en riesgo, los tiempos judiciales para determinar la posibilidad o no de su reinserción en la familia, no deben extenderse más allá de lo necesario. “La permanencia de un niño debe ser el menor tiempo posible, no sólo para los adolescentes sino para todos los niños y niñas. Los tiempos legales en el cual debe resolverse la situación de un niño son de 270 días, hasta llegar a la declaración del estado de adoptabilidad, a partir de allí hay un tiempo que no está establecido, que es la búsqueda de pretensos adoptantes”, había comentado a este medio Marcelo Sussini, abogado de la Defensoría de los Derechos del Niño.
FUENTE EL TERRITORIO
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