Buscan por “homicidio simple” al conductor de la Ford Ranger
José Enrique Skwarek perdió la vida el viernes al mediodía en el Hospital Madariaga, momentos antes fue arrollado por una camioneta en el cruce de las avenidas Quaranta y Cocomarola de esta capital.
Esperaba sobre su motocicleta la luz verde del semáforo para seguir su camino, encontrarse con su yerno e ir a “changuear”, a completar una instalación de electricidad y mampostería.
“El Negro” Skwarek tenía 55 años y desde mediados de 2018 se “rebuscaba” para conseguir el dinero suficiente para alimentar a su familia, a sus cuatro hijos de dos matrimonios.
Para auxiliar su bolsillo contaba con los pocos billetes mensuales del fondo de desempleo, en el que cayó víctima de la crisis que provocó que la constructora para la que trabajaba, como destacado albañil, redujera su plantilla.
Perdió el trabajo formal y pocos meses después la vida, sus pulmones y cráneo no resistieron el impacto de una camioneta Ford Ranger roja, cuyo conductor no habría decidido respetar la señal de tránsito y cruzó el extramo de la ruta nacional 12 a alta velocidad, colisionando a Skwarek y huyendo sin el menor atisbo humanitario, sin percatarse siquiera del estado de la víctima.
El conductor de la camioneta está identificado y anoche continuaba como prófugo. En la vivienda de su actual pareja en el barrio Santa Helena de Garupá fue encontrado el vehículo durante la noche del sábado.
Un abogado se presentó ante los investigadores y demás autoridades de la Unidad Regional X y aseguró que el propietario se iba a entregar. Pero durante todo el domingo al juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo, subrogante durante noviembre del turno en el Juzgado 7, no le llegó ninguna comunicación sobre el arresto del sospechoso.
Continúa detenida e imputada provisoriamente por el delito de encubrimiento “homicidio simple con dolo eventual”, la concubina del buscado, se sabe que es propietario de un puesto en el paseo de compras “La Placita del Puente” sobre avenida Mitre frente al acceso al puente Posadas-Encarnación.
Durante las más de 48 horas prófugo que lleva el presunto conductor de la Ranger, los seis hermanos de “El Negro” Skwarek pidieron dinero prestado, averiguaron precios, juntaron hasta las monedas que ahorraban, para cubrir los nueve mil pesos para el servicio fúnebre, el más barato que se ofrece en Posadas, y lo velaron en una sala de la avenida San Martín casi Chacabuco hasta poder enterrarlo el sábado por la mañana.
La tragedia del tránsito para Skwarek se extendió impiadosa recordándole también el dolor profundo de la pobreza, del desempleado para quien la ANSeS no contempla su muerte o al menos cubrirle el gasto de un cajón de madera aglomerada, una vela y un hueco en la tierra.
A este dolor irreversible, sin antibiótico o analgésico, lo acompaña la ausencia de un sospechoso detenido. “No se va a escapar, va a caer”, coincidieron las fuentes judiciales y policiales consultadas, las que también aseguraron que hay testimonios de la gravedad de la maniobra del conductor, que atravesó el cruce de avenidas con el semáforo en rojo y a la temeridad de la maniobra sumó su escape, la huida mientras Skwarek aún consciente obedecía las órdenes de los paramédicos de la red de traslados que lo inmovilizaron y trasladaron hacia el Parque de la Salud.
La realidad trompea a la ficción, es irreversible. “El Negro” Skwarek murió antes de ser intervenido quirúrgicamente por las múltiples fisuras de costillas y lesiones cervicales. Falleció antes de ingresar al quirófano del Hospital Madariaga, el mismo centro de salud que fue construido con sus manos, como un obrero de la construcción más, oficio del que estaba orgulloso y con el que se las arreglaba para que a sus dos niños más chicos de 8 y 5 años pudieran ir a la escuela, comer y vestirse.
Su familia se enteró que fue arrollado como un obstáculo en la avenida Quaranta a las 8 del viernes 15 pasado. Lo supo pasado el mediodía, cuando una hermana atendió el llamado que ponía en conocimiento que había muerto.
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