La división Búsqueda de Personas de la Policía de la Ciudad la encontró en las inmediaciones del Hospital Ramos Mejía gracias a gastos en su tarjeta de débito que la ubicaron en la zona
Nélida Sérpico, la mujer que encontró y llevó a la Justicia en 2013 a Facundo Caimo, el asesino de su hijo Octavio, muerto de un tiro por la espalda en el Barrio Rivadavia I del Bajo Flores, fue encontrada este mediodía por la división Búsqueda de Personas de la Policía de la Ciudad en las inmediaciones del Hospital Ramos Mejía tras una denuncia realizada el viernes pasado.
Los gastos de su tarjeta de débito realizados en puntos alrededor del hospital permitieron a la fuerza porteña ubicarla: comerciantes de la zona corroboraron su identidad y la señalaron. Fuentes de la investigación aseguraron a Infobae que Nélida está “lúcida, ubicada en tiempo y lugar«, tampoco aparentaba estar en situación de calle.
El hallazgo ya fue transmitido al fiscal a cargo de su búsqueda, Marcelo Ruilopez.
Sérpico, que buscó a Caimo durante seis años haciéndose pasar por una adicta al paco en el Bajo Flores hasta que encontró al asesino –que fue condenado en 2014 a 15 años por el Tribunal Nº 1– dejó su casa en el Bajo Flores el mediodía del 27 de octubre para ir a votar al colegio Instituto Medalla Milagrosa en la calle Curapaligüe al 1100. La causa, caratulada como “averiguación de ilícito”, está en manos del fiscal Marcelo Ruilopez y su equipo junto al Juzgado N° 43 de Pablo García de la Torre. Miguel Ángel recibió a un patrullero horas después de ingresada la denuncia y declaró en una comisaría. Los dichos de Nélida tras ser encontrada abonan la principal hipótesis detrás de su desaparición que duró un mes: tensiones en su casa.
“Estaba medio cansada en los últimos tiempos. Yo la veía desganada, no dormía mucho, fumaba, apenas comía un sanguchito y un mate cocido. ‘Pero comé algo’, le decía, pero no, no, un pan y nada más. Yo dormía y la escuchaba que andaba en la cocina, olía el humo del cigarrillo, se quedaba ahí y jugaba con el celular. La veía flaca, se lo decían todos, pesaba como 47 kilos, algo así″, aseguró esta mañana Miguel Ángel, padre de Octavio, marido de Nélida.
Quizás la situación la agobiaba. Miguel sufrió dos preinfartos en los últimos años: perdió su trabajo de vigilador nocturno tras el último, estuvo internado dos semanas. Su hijo mayor está en situación de calle, viene y va de la casa, duerme en parques, donde puede. Nélida perdió su trabajo hace un año, cuidaba una nena en una casa de Flores. “Creo que toda la situación acá la puso mal, puede ser. Nos cuesta pagar el alquiler, 12 mil pesos, tenemos nietos, yo tengo un corazón con arritmia y no me puedo poner nervioso. Nélida iba a ver a un médico, que supuestamente le daba pastillas para el apetito, no sé si las tomaba», dice.
Cualquier manual indica que Miguel Ángel debería ser considerado un sospechoso, pero fue el primero en recibir a la Policía de la Ciudad y sus datos y su teléfono fueron entregados como contactos con la denuncia.
Sin embargo, Nélida informó a los efectivos que la encontraron que no desea volver a su casa. No quiso aportar más información sobre su situación.