Alumnos del Instituto Gutenberg aprovecharon el sistema de intercambio estudiantil internacional para conocer de primera mano las posibilidades de acceder a la formación superior en Alemania. Tras pasar varios meses e incluso un año en tierras germánicas, dos jóvenes misioneros regresarán al país pero esta vez para ingresar a una carrera universitaria.
“En mi caso regresó a Alemania aproximadamente en febrero para la capital de la región de Düsseldorf. Antes de ingresar a una Universidad, primero tengo que pasar por un año de preparatoria que se llama Studienkolleg y que sirve para nivelar al estudiante. Luego de terminar el año se hace una prueba de asesoramiento de nivel y de ahí en más ya podría acceder a la Universidad a la que yo quiera”, indicó Harry Yang.
Sobre este proceso, agregó que “todos los estudiantes que no sean europeos tienen que pasar por esta evaluación para comprobar a qué nivel está el alumno. Los jóvenes eligen el área a rendir y luego pueden aplicar las universidades específicas en ella. Ahora antes de ir, hay que elegir dónde te concentrarás como puede ser la parte técnica, medicina, arte, música”.
Por su parte, Erwin Frischeisen contó que “como participo del programa Studienbrücke, en el último año de secundaria te preparan para omitir ese año de nivelación previo”. Respecto al área de interés en formación, indicó que “estoy en el área de Química y la carrera que más me interesa es la Química Ambiental, que no es común ejercerla en el país”.
Harry precisó que en su caso “deseo enfocarme en el área de Tecnología donde primero estudiaría Informática y luego más en detalle Seguridad en Informática. Lo que me inspiró a estudiar esto fue que durante mi intercambio tenía un equivalente a una pasantía donde aplicas a una compañía y por una semana trabajas en las diferentes áreas de una empresa. Tuve dos pasantías, una como requisito de la escuela y otra fue de manera voluntaria porque quería ver cómo operaba un sistema. El primero lo hice en la compañía Porsche, donde conocí toda el área de ensamblaje y el proceso técnico. En la otra compañía creaban piezas para la creación de robots, donde recorrí varias áreas. Primero estuve en una parte donde fabricaban las tuercas y todas las piezas”.
Acerca de esta experiencia en compañías alemanas, añadió que “fue muy agotador porque tenías horarios de trabajador. En el caso de Porsche, tenía que ir muy temprano además de viajar en colectivo, luego tomar un tren y de ahí caminar de la estación a la fábrica; era cerca de una hora de viaje”.
En el caso de las carreras presentes dentro del sistema educativo de Alemania, “la mayoría son públicas y duran un promedio de tres años pero después necesitas una especialización de dos años. Luego pueden seguir con un PHD. La gran diferencia con las carreras de este país es que son mucho más específicas. En lugar de tener un área amplia de estudio en un campo, son muy detalladas por eso duran menos”, detalló Yang.
El intercambio estudiantil
Respecto al viaje realizado previamente como estudiantes del Instituto Gutenberg, Erwin Frischeisen comentó que “esta oportunidad de ir a estudiar a Alemania comenzó a principios del año pasado cuando pude realizar por primera vez el intercambio hacia ese país, conocerlo y luego pensar volver. Estuve dos meses en Alemania. Desde diciembre del 2017 hasta febrero del 2018 en la ciudad de Borken, la cual es bastante pequeña, serán 60 mil habitantes, pero el colegio era enorme”.Durante esa estadía, contó que “tuve que ir al colegio y era impresionante ver como trabajan tanto los profesores y alumnos, porque tienen que ir moviéndose entre los cursos. En esos días no encontraba los cursos y me costó como un mes adaptarme. Fueron un montón de cosas que nunca había visto y te impresiona. Al volver me di cuenta de todo lo que pude aprender con el idioma. Son algunas diferencias tontas pero llamativas, como por ejemplo como es la cocina, como ordenan las cosas, los instrumentos que utilizan en el hogar; es muy simple como trabajan en su vida”.
Harry Yang compartió que “mi experiencia fue similar pero en una ciudad del sur, Padeenwuttenperg. Fue algo diferente también porque en mi caso la duración del intercambio fue de un año. Fui desde septiembre del 2018 hasta principios de agosto del 2019. Durante mi estadía estuve en casas huéspedes en diferentes pueblos, donde cada uno tenía un colegio al que tenía que trasladarme. En mi caso tuve seis familias en total y en cada hogar hay como cultura diferente hasta una receta para las comidas. Eso me permitió experimentar de primera mano la cultura alemana; por ejemplo una de mis familias venía de otra región con un acento diferente y formas distintas de manejarse”.
En cuanto a las diferencias en la pedagogía, explicó que “lo primero es la barrera del lenguaje pero también por el abordaje de los temas. En el caso de religión, lo daban en conjunto con ética. Es también un requerimiento elegir una actividad extracurricular, que puede ser coro, orquesta, un idioma o deportes, con una participación en días específicos. Te dan una libreta que se divide en dos trimestre, primera etapa del año y luego la otra. El colegio en sí empezaba en septiembre y termina en julio, así que su sistema es muy diferente al nuestro en cuanto al tiempo”.
Sociedad alemana
Sobre el trato a los estudiantes de intercambio en Alemania, Erwin Frischeisen indicó que “hay que destacar que la mayoría es abierta y te reciben de la mejor manera, no sólo los chicos sino que la familia entera”.
En red
Las universidades de Alemania trabajan en red para asegurar la inserción de los estudiantes que egresan del nivel medio en las mejores condiciones educativas. Principalmente lo hacen a través del curso de nivel preparatorio.
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