Se trata del Overoraptor chimentoi, hallado en rocas de unos 90 millones de años, en la provincia de Río Negro. La expedición, liderada por el paleontólogo Obereño Matías Motta, también da luz sobre un nuevo grupo de dinosaurios carnívoros en el hemisferio sur.
Como se ve en la ilustración, se estima que el Overoraptor chimentoi portaba plumas en sus largos brazos tal cual como lo hacen las aves hoy en día y sus pies estaban armados con una garra afilada para capturar a sus presas como en otros dinosaurios raptores. Si bien se cree que sus brazos se plegaban automáticamente como las de un ala; no se habría tratado de un animal volador, sino de un corredor.
En el camino por intentar comprender cómo fue el mundo de los dinosaurios que se extinguieron hace más de 65 millones de años, los paleontólogos también tienen sus debates internos. Uno de ellos es sobre la relación de parentesco que pudo haber existido entre distintos grupos de raptores (que dejaron fósiles de unas 5 familias distintas) y las aves (grupo que sobrevivió y hoy se encuentra distribuido alrededor del globo).
El paleontólogo y explorador de National Geographic Matías Motta realizando la meticulosa extracción de fósiles en Río Negro, Argentina.
Ahora, un nuevo dinosaurio identificado en la Patagonia Argentina arroja más datos para comprender la radiación adaptativa de los paravianos en Sudamérica. Se trata del Overoraptor chimentoi, hallado en rocas del Cretácico Superior (unos 90 millones de años de antigüedad), en la provincia argentina de Río Negro, en el marco de una expedición liderada por el paleontólogo argentino y explorador de National Geographic Matías Motta, en febrero de 2018. El investigador también forma parte del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) del Museo Argentino de Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia» (MACN – CONICET).
“Los primeros restos de este dinosaurio habían sido encontrados en 2013 en una breve expedición que realizaron el Dr. Fernando Novas y el Técnico Marcelo Isasi (MACN – CONICET) junto con otros colegas a esta localidad que está al noroeste de la provincia, al sur del embalse Ezequiel Ramos Mexía. Ellos pudieron rescatar unas garras y huesos de la mano de este dinosaurio”, relata el explorador.
Luego, los descubrimientos en la expedición liderada por Motta cinco años más tarde, que recibieron el apoyo de National Geographic Society, permitieron identificar otras partes del esqueleto incluyendo vértebras, elementos de las cinturas escapular y pélvica, huesos del ala y de las patas. Con estas nuevas piezas, los investigadores pudieron revelar rasgos anatómicos únicos en comparación con otros raptores.
Elementos de la cintura escapular y pectoral, como así también restos del miembro anterior y posterior del Overoraptor chimentoi.
El Overoraptor chimentoi recibe su nombre del término “overo” (por la particularidad de sus huesos, que fueron conservados en un patrón de color blanco y negro) y “chimentoi” en honor al Dr. Nicolás Chimento, quién fuese el descubridor de los primeros fósiles de esta especie.
Reconstrucción artística del Overoraptor chimentoi.
Un raptor con rasgos de ave
Por el estudio anatómico, Motta puede indicar que se trataba de un animal pequeño (de 1,5 metros de largo, aproximadamente) con brazos y patas largas. “Presenta miembros súper alargados y gráciles, son muy frágiles los huesos de este dinosaurio. Y muestra características, en su miembro posterior, muy similares a las de animales corredores”, aclara el explorador, quien agrega que se trataría de uno muy veloz. Además, como sus parientes los unenlágidos, sus patas aportaban una gran garra curvada y filosa en el segundo dedo.
Sin embargo, estudiando la anatomía del brazo, el equipo de investigadores distinguió que sus huesos tenían características muy similares a las de las aves que no tienen otros dinosaurios raptores. “Este es un raptor, pero está muy emparentado con las aves”, afirma Motta.
Aunque el explorador estima que no haya sido un volador, reconoce que “es muy probable que sus brazos hayan sido capaces de realizar movimientos complejos y, como ocurre en las aves actuales, se hayan plegado automáticamente a los lados del cuerpo”.
Según la propuesta de los autores del trabajo, que se publicó en la revista científica The Science of Nature, esta capacidad de realizar el “plegado automático del ala” en un animal corredor indica que en primera instancia habría tenido otra función, como la de equilibrio durante la carrera, tal como lo hacen aves corredoras como el ñandú. Y se estima, que los brazos del Overoraptor chimentoi fueron capaces de moverse de manera acompasada para conseguir un mayor balance y precisión.
Restos de la pequeña pata del Overoraptor chimentoi comparado con huesos de avestruz.
¿Un nuevo grupo de paravianos?
Otros de los puntos del interés de este descubrimiento, radica en que los investigadores del equipo que trabaja con Motta han encontrado a este Overoraptor emparentado de manera cercana al Rahonavis, un raptor del Cretácico ubicado en Madagascar.
Una pequeña garra del Overoraptor chimentoi comparada con una moneda.
Ambos dinosaurios tienen en común un pie de tipo raptor y brazos similares a las alas de las aves, representando un avance evolutivo que no estaba presente ni en los unenlágidos ni en los velocirraptores del hemisferio norte.
Este resultado abre la posibilidad a la existencia de un nuevo grupo de dinosaurios paravianos (carnívoros) distribuidos en África y Sudamérica y que eran desconocidos hasta la fecha.
El descubrimiento del Overoraptor ayuda a los investigadores a conocer mejor la serie de cambios anatómicos que ocurrieron en el linaje de dinosaurios que condujo a las aves, mostrando que muchos rasgos que se creían presentes únicamente en aves voladoras ya habían evolucionado en dinosaurios corredores como el mencionado.
Los materiales fueron hallados en campos pertenecientes a la familia Violante y a la empresa SIMA Ingeniería. Los trabajos llevados a cabo contaron con la aprobación de la Secretaría de Cultura de Río Negro, y los fósiles descubiertos son patrimonio del Museo Provincial Carlos Ameghino de Cipolletti.