Desesperada ante una situación que la desborda, Karina Grispín De Lima (28) exhibió una serie de documentos que certifican las denuncias y trámites que realizó ante diferentes organismos de la provincia en los últimos cuatro meses para lograr la restitución de su hija de 8 años.
La mujer aseguró que la menor “fue secuestrada por el propio padre, que en marzo la llevó por cuatro días, supuestamente, y hasta ahora no logré que la traiga de vuelta. Golpeé muchas puertas, pero no tengo respuestas y estoy desesperada”.
El sujeto fue identificado como Luciano Omar R. (46), suboficial de Gendarmería Nacional Argentina (GNA) con prestación de servicio en la sección de la localidad de Comandante Andresito.
Además de la niña de 8 años, hija del gendarme, Grispín De Lima tiene dos varones, de 4 y 2 años, fruto de una relación posterior.
En diálogo con El Territorio, la mujer, oriunda de Oberá, comentó que hace dos semanas su abogado presentó un pedido de restitución urgente ante el Juzgado de Familia obereño, aunque hasta el momento no obtuvieron respuestas.
“Hicimos un informe de 13 hojas, con 55 pruebas, pero sigo sin poder ver a mi nena. Las pocas veces que me dejaron hablar por teléfono con ella, me dijo que quiere volver conmigo, que me extraña y se puso llorar. Me parte el corazón lo que está pasando y tengo miedo por lo que le pueda pasar”, alertó la entrevistada.
En tanto, mencionó que hace seis años se separó del padre de la niña. Luego formalizó con otra pareja y tuvo a los dos varones, pero en diciembre se separó del sujeto.
Al respecto, comentó que el padre de la niña “después de llevarla alegó que lo hizo porque yo me separé y estoy viviendo sola, que la nena está grandecita y no es seguro que esté conmigo. Sin embargo, con él vive un sobrino de 15 o 16 años, por lo que yo sí tengo miedo de verdad”.
Mensajes inquietantes
Según consta en la denuncia radicada en la Comisaría de la Mujer, a principios de marzo el padre de la niña se contactó con la madre y pidió para llevarla por cuatro días a Andresito, aprovechando que estaba de franco.
“Después empezó a poner excusas para traerla y el 20 de marzo empezó la cuarentena. Lo que fue la excusa perfecta, porque decía que no quería arriesgar la salud de la nena. Desde entonces la tiene él y la pude ver sólo una vez, cuando vinieron a una audiencia en la defensoría. Luego lo citaron dos veces más, pero no vino. Parece que puede hacer lo que quiere porque es gendarme”, señaló.
El uniformado y su actual pareja no tienen hijos, pero vive con ellos un sobrino adolescente.
En tanto, la denunciante exhibió una serie de mensajes de la mujer del integrante de la fuerza, quien en reiteradas ocasiones le manifestó que no quiere a su hija. Dicho material fue incorporado al pedido de restitución presentando ante el Juzgado de Familia.
“No quiero a tu hija ni a la de nadie, entendé eso. Podés venir a buscarla cuando quieras”, se lee en un WhatsApp.
Incluso, en otro texto la actual concubina del gendarme puso en duda que la niña sea hija biológica del sujeto.
En tal sentido, Grispín De Lima señaló: “Ella dice que apareció otro padre, lo que es mentira. Pero si piensen eso y no la quieren, me pregunto por qué la tienen. Qué es lo que hacen con mi hija si no la quieren”.
También citó que el gendarme hace guardias de 24 horas, por lo que la menor pasa mucho tiempo con la mujer y el sobrino.
Contó que el miércoles pasado pudo hablar un par de minutos con la criatura, pero enseguida le cortaron el teléfono.
“Denuncié el impedimento de contacto y presenté pruebas, pero la Justicia no me escucha. Me da terror pensar lo que puede estar pasando mi nena, porque sé que ella no está bien”, subrayó preocupada.
Encuentro frustrado
En diálogo con este diario, la mujer lamentó el trato que habría tenido por parte de las autoridades de Gendarmería Nacional. Incluso trató de radicar una denuncia ante el Escuadrón 9 Oberá, pero no la recepcionaron. “Me dijeron que no me pueden tomar la denuncia porque según ellos no hay violencia, que es sólo es un conflicto familiar, siendo que el padre literalmente secuestró a mi hija. Aporté todas las pruebas, pero Gendarmería me cerró las puertas en la cara”, lamentó. En tanto, aseguró que su hija siempre vivió con ella, mientras que el progenitor la veía dos veces por año “porque decía que no podía verla más seguido por el trabajo. Y ahora, de golpe, se la llevó con él y no le deja hablar conmigo”. Desesperada por reencontrarse con su niña, el jueves Grispín De Lima viajó a la localidad de Andresito y se presentó en la comisaría local, donde citó al gendarme, que llegó con la menor. “Nos vimos un ratito en la comisaría, pero no pude estar sola con mi hija. Ella estaba con miedo, como forzada y contenida. Empezó a lagrimear y el padre me dijo que se pone nerviosa por culpa mía, siendo que él no la dejó que me hable tranquila. No le deseo a nadie lo que estoy pasando”, reflexionó abatida.
FUENTE _ EL TERRITORIO
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